Siempre Cerca Nunca Juntos

Un día nublado.

-Espero que el ensayo del día de mañana esté a primera hora sobre mi escritorio -Gruñó la señorita Lola, mientras retiraba sus libros de la mesa y salía dignamente de la clase.

Suspiré un poco frustrada y volví a recoger mi cabello por tercera vez. Estaba haciendo un frío tétrico y había dejado mi abrigo en casa, así que debía soportar que mis huesos se estuvieran congelando.

Salí lentamente del salón de clases con el resto del grupo y me dirigí a las escaleras para subir al otro piso, seguía la clase de filosofía.

Ayer, cuando le había enviado el mensaje a Iker, había esperado su respuesta inmediatamente pero esta jamás había llegado. Supuse que no había visto el mensaje pero era una idiotez tratar de convencerme, no había querido contestarme y punto. Eso era todo.

Por otra parte, Gaia tampoco había aparecido hoy en el instituto y me había topado con Glenn en la entrada. El rubio parecía haber perdido peso en dos días y sus ojeras eran horrorosas. Traté de acercarme a él y hablarle pero, antes de que pudiese llegar a donde estaba, su estúpida y falsa novia lo tomó del brazo y se lo llevó hacia el salón de artes.

-¿Crees que no va volver? -Escuché a un par de chicas junto a la puerta de redacción hablar rápidamente -Creo que él la dejó por que la vio con otro.

Fruncí el ceño y seguí caminando. No entendía porqué a las personas les gustaba estar hablando mal de otras a sus espaldas. Era algo denigrante.

¿Por qué no decirlo de frente y listo?

Recuerdo que cuando tenía nueve años un chico de un grado mayor me había llamado enana y me acusaba de ser la copia barata de Lisyn -Una muñequita que daban en la televisión-. Se reían de mi a escondidas, siempre poniéndome apodos.

Mi hermano llevaba días escuchándolos hablar de mí y después un día se había puesto tan furioso que había tomada al chico de la camisa y le había gritado.

¿Te crees mucho hombre por hablar de mi hermana a sus espaldas?

Después le había propinado un fuerte golpe en su ojo derecho... Y el chico obviamente lo había acusado.

Mis padres los habían castigado por dos semanas pero Cam siempre me dijo que no le importó, que le volvería a pegar si lo volvía a ver hablando de mí.

El hecho era que seguía sin entender porqué simplemente no decirle a las personas todo de frente. No había necesidad de ir por ahí haciendo que su persona quedara por el piso...

Mi hombro chocó bruscamente contra una gran columna de yeso haciéndome retroceder algunos pasos. Eso dolió.

Me había vuelto a pasar. Normalmente, cuando estaba muy concentrada en mis propios pensamientos me olvidaba de mi alrededor, me sucedida muy seguido.

Un par de risas me sacaron de mi añoranza. Alcé la mirada y me quedé totalmente en blanco.

Claudia estaba sentada en un pequeño muro junto a Iker, Gordon y otro chico que acababa de olvidar su nombre. Los cuatro me miraban fijamente y supuse que mis mejillas estaban en llamas.

-Oye, Kayy -Dijo Claudia alargando la "Y" -¿Estás bien? -La burla de sus ojos me hizo querer desaparecer, traté de moverme pero no podía.

-Sí -Dije lentamente y traté de seguir pero era obvio que ella no me dejaría hacerlo hasta que me humillara.

-¿Cómo no viste esa columna? -Me miro fingiendo preocupación. Por la esquina del ojo pude ver a Iker y Gordon mirarse y después comenzaron acercarse -¿No usas gafas o algo así? Porque creo que las necesitas -El otro chico que no recordaba su nombre se rió por lo bajo.

-Quítate de mi camino que no estoy para tu estupidez -Gruñí y ella me miró realmente sorprendida. Yo normalmente siempre me quedaba en silencio cuando ella me decía algo, pero hoy no estaba de humor.

-Tranquila rarita -Rió ella y alzó las manos.

-No muestres una preocupación que no sientes -La voz ronca de Iker me hizo temblar -Es fastidioso.

Levanté la mirada y me encontré con sus ojos, había algo en ellos que no pude descifrar.

-Solo bromeaba -Se quejó Claudia que ahora parecía muy molesta.

-Bueno -Dijo Iker, su voz era suave -Tus bromas no son ni la mitad de graciosas de lo que crees.

Gordon tosió tratando de esconder una carcajada y yo realmente estaba sorprendida.

¿Me estaba defendiendo?

-No sabía que ahora eras su protector -Claudia se giró hacia él y lo miró con los brazos cruzados -Si sigues así me temo que tendremos que dejar esto hasta aquí.

-Venga, Claudia -Una pequeña sonrisa jugó en los labios de él -No quiero...

Me giré y comencé a caminar rápido por el pasillo.

¿Ellos dos tenían algo? ¿Y después de todo lo que me había contado?

Tenía que ser una broma.

Mi teléfono sonó en mi mochila y lo tomé rápidamente.

"¿Podrías venir a mi casa?" -G.

Mi corazón se aceleró, estaba en medio de clases, pero si ella realmente me necesitaba... Sabía que Gaia jamás me llamaría si no era para algo importante.



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Editado: 10.06.2018

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