-DOCTOOOOR AHHHH- el grito agudo de Skayler casi me deja sin tímpanos y parece que él también por el gesto que acaba de hacer mientras entramos entusiasmadas, corrección Skayler entra entusiasmada -a los tiempos doctorcito- se sienta con una sonrisa coqueta, yo hago lo mismo, el hecho de sentarme, a su costado.
Sonríe divertido negando con la cabeza -si acaba de llegar mi paciente favorita- me mira con su sonrisa característica de él. ¿Que acaso no es inmoral coquetear con sus pacientes? intento no poner mis ojos en blanco y solo le respondo con una mueca fingiendo una sonrisa sin mostrar los dientes -y su acompañante, por supuesto- esta vez mira a Skayler- no sé si odio venir aquí o el odio es contra él -a que debo su visita, chicas- mira de reojo a Skay deteniendo su mirada en mí. Incomodidad. Eso es lo que siento en este momento.
-vinimos a que nos oriente- comienza a hablar sin que él quite la mirada de mí, por mi parte, intento desviar la vista hacia otro lado jugando con los dedos de mis manos -mi amiga- me pasa el brazo por encima del hombro, un poco brusco –se tomará unas vacaciones en Italia- se emociona. Sin embargo, supongo que será bueno cambiar el aire, despejar los problemas y sobre todo dejar, al menos, por un rato el tema de Jayden Clark. El viaje me alejará de todo. Eso espero.
...
-Fernanda, ¿ya estás lista?- ya es momento. Termino de arreglar mi cabello en una cola para agarrar mi maleta y salir de la habitación.
-sí, estoy lista- los veo esperándome en el sofá. Skayler está concentrada en su celular mientras don Julio está pensativo. -!estoy lista¡ - grito para que me escuchen.
Me miran con asombro hasta que reaccionan volviendo a su estado normal -te vez hermosa- Skay es la primera en hablar con la picardía característica en ella -aunque si pudieras ponerte...- no la dejo terminar poniendo los ojos en blanco.
-estoy bien, gracias- volteó a ver a don Julio -¿nos vamos ya?- sueno tranquila.
-por supuesto, hijita- me sonríe amable antes de pararse. Los tres nos dirigimos hacia la primera planta. Estamos esperando el taxi, una vez que llega nos despedimos de Skayler.
-CUIDENSE MUCHO Y DIVIENTANSE POR MIIIII- grita mientras el taxista conduce alejándonos de ella. Sonrió divertida, a veces puede ser pesada, sin embargo, cuando quiero apoyo no se molesta en dármelo.
La voy a extrañar. Es una buena amiga.
-llegamos- me avisa don Julio en cuanto el auto se detiene.
Bajamos de este y luego de pagarle entramos al aereopuerto. Volvemos a esperar por el vuelo que nos va a llevar. Hasta que después de una hora muy lenta de espera por fin puedo decir que ya estamos llendo al avión.
-tranquila, no pasará nada- Julio se da cuenta de mis nervios. No sé si antes había viajado por un medio de transporte aéreo, pero me aterra pensar que lo haré ahora.
-no es que se vaya a estrellar en ¿no?- bromeó nerviosa.
-exacto- me reconforta -a no ser que se hayan saltado el protocolo de revisar la seguridad del avión- se encoge de hombros haciéndome borrar la so risa nerviosa de mi cara por una expresión seria y pánico -a veces lo más tonto podría ponernos en peligro como el descuido de la gasolina- seguimos caminando mientras lo veo atento a su caminar con la vista perdida -imaginate que el avión de estrelle en un volcán, !oh! No eso sería una terrible desgracias- me mira - ¿no crees?- espera entusiasmado por mi respuesta. Sin embargo, estoy lo suficientemente anonadada como para responder, me quedo parada de pie. Y si no me equivoco estoy con la boca abierta intentando decir algo. Pero no sale nada.
Se ríe, no perdón, se burla de mi expresión -cariño perdoname- me agarra del hombro con una mano -no pasará nada, todo es seguro, por algo es prestigiosa está aerolínea- no, ya no puede tranquilizarme. La ansiedad se apodera de mi mente.
-y que pasaría si en tierra ya no pueden comunicarse con los pilotos, !podríamos chocar¡ o o quizás un motor...
-calma, Fer, no pasará nada, no debí decir eso- se rasca la cabeza dudando. Volvemos a caminar por donde nos indican hasta que llegamos dentro del avión. Buscamos nuestros asientos y al momento de sentarnos continúa hablando -no puedo asegurarte que todo estará bien- pronuncia haciéndo romper mis pensamientos -pero si de algo sirve, las probabilidades de que algo malo pase don bajas, la aerolínea, como ya te dije, es segura- me mira con seguridad, como si pudiera contar con él por si llegara a pasar algo, es .... es como si pudiera conseguir protección a su lado. Le sonrió en forma de respuesta.
Antes que el avión pueda despegar unas aeromozas nos dan las instrucciones y explicaciones por si algo llegara a pasar.
El avión despega, con nervios y como si de ello dependiera mi vida me aferro a los brazos del asiento apretando fuerte el agarre.
Don Julio logra tranquilizarme, el viaje es largo así que me quedo dormida.
-Fernanda … Fernanda- abro mis ojos de poco a poco, la luz empaña mi vista, don Julio deja de moverme de lado a lado cuidadosamente –hemos llegado- sonríe emocionado.
Ya es de noche, puedo notarlo por la ventana, todos están bajando ordenadamente. Estamos saliendo y entre la multitud veo como personas se acercan con una inmensa alegría abrazándose con una cálida bienvenida.
-tu hermana dijo que estaría por acá, no la veo- don Julio se pone a buscarla por todas partes. Hago lo mismo como si pudiera servir de algo.
Nos quedamos esperando por buen tiempo hasta que decidimos salir. Teníamos hambre, decidimos llamarla para encontrarnos en el restaurante porque ahora no contestaba ninguna llamada que don Julio le hacía.
Vamos a la salida y veo como una mujer discute con un oficial. No puedo entender lo que dicen pues no entiendo su idioma. Al final la mujer desvía la mirada que le daba al oficial y al verme con sorpresa se le forma una gran sonrisa. Antes de acercarse le dice algo al oficial y viene corriendo –NO PUEDE SEEEER, ERES TÚUUUU- me abraza desprevenidamente, don Julio se queda viendo la escena conmovido y divertido por mi reacción, pues me quedo helada. Me suelta y ahora a quien va a abrazar es a él –PAPÁAAA- corresponde a su abrazo –cuanto tiempo … se ven tan- busca la palabra –viejos- se ríe de su propio chiste. El oficial le grita desde una distancia no tan lejana y ella con sorpresa nos guía a su auto rápidamente. Vuelven a hablar, ella hace un gesto de súplica, resignado el oficial suspira antes de darse por vencido. Ella le sonríe como una niña feliz. Entra al auto para conducir –ahora sí vámonos- su entusiasmo es muy evidente, podría decir que hasta me transmite sus buenas vibras.