Siempre Fuiste Mía ... te lo aseguro

Capitulo 6

- ¡qué demonios haces acá! - me grita como si supiera de qué hablamos.

-qui quien eres tú- carraspeo mi garganta sin alejar mis manos de donde estaban. La tos es involuntaria no dejo de hacerlo hasta por un par de segundos.

-cómo, ¿no me recuerdas? - me mira esperando una respuesta.

No puedo verlo bien, achino mis ojos – ¿no … no me conoces? - más que una pregunta parece una afirmación, para sí mismo. Da unos pasos para atrás –debo irme- sigue su camino sin esperar nada de mí.

-espera … un minuto por favor- lo sigo con dificultad al caminar, la noche se hace presente y con él la oscuridad –ahhh- grito al tropezar con la raíz salida de un árbol, por reflejo cubro mi barriga con ambas manos.

Si no hubiera sido porque él me sujetó, estaría en el suelo –debes tener más cuidado- el tono que usa es neutral y … frio.

-espera, no te vayas- le agarro de la mano intentando mirar sus ojos –no me has dicho tu nombre.

-eso no importa, está oscureciendo, debes marcharte- hace una pausa –y mejor ni regreses, el bosque es un lugar privado- ¿me está echando? Que mal educado.

Me molesto –solo quería darte las gracias- lo suelto llevando mis manos al lugar donde está mi bebé –mi hijo y yo te lo agradecemos- me doy la vuelta –adiós- que tipo más amargado.

Lo escucho susurrar –hi ... ¿hijo?, ella está… - me sujeta del brazo sin hacer presión, más de necesaria, sin lastimarme –espera- su tono ha cambiado, ahora es uno calmado.

-suéltame- me suelto de su agarre, sigo molesta.

-estás... esperando un bebé- supongo que habrá querido preguntar porque siento que me mira, aunque sonó más como una afirmación, una llena de sorpresa y alegría.

Ignoro lo que acaba de decir haciéndole la misma pregunta de hace rato - ¿Quién eres tú?

Se demora en responder –eso no importa- sigue contento por alguna razón.

-no, claro que importa. ¿Acaso te conozco? O … ¿conoces a mi hermana? Porque tu voz se me hace conocida, yo …- no sé cómo explicarle. Extrañamente es otra persona en la que siento que puedo contarle algo –yo perdí la memoria y … me ayudarías mucho a recordar algo, solo algo, de verdad no me conoces, puedo prender la linterna quizás así me reconozcas, estoy desesperada enserio no quiero …

-tranquila, respira- se acerca a mi agarrándome de los brazos frotándolos –vamos respira- es en ese momento que me di cuenta que me estaba dando otro ataque de ansiedad.

Luego de calmarme lo escucho suspirar –puedes prender tu linterna- la melodía de su voz alegre es remplazada por una triste.

Confusa le hago caso, agarro mi celular que lo tenía debajo del vestido, en el bolsillo de mis shorts. Lo prendo y veo primero la bandeja de notificaciones, abro con sorpresa los ojos, don Julio me ha llamado incontables de veces al igual que Morgan. Ignoro aquello yendo a la linterna y lo activo. La luz molesta mis ojos hasta acostumbrarme luego de un par de segundos. Lentamente voy subiendo la mirada hasta llegar a su rostro.

-tuu… - tiene la mirada hacia el piso. No es capaz de verme a los ojos.

-soy Jayden Clarck- hace un movimiento de querer levantar la mirada, pero lo duda hasta que por fin nos atrapamos con la mirada.

Una energía recorre todo mi cuerpo en ese instante. No sabría cómo explicarlo, es difícil explicar lo que estoy sintiendo ahora.

-tu eres …- conecto recuerdos desde que desperté. No dice nada, sigo hablando –estabas en el hospital ese día- lo señalo –y y … y también eres el d-de la carta- una lagrima sale de mi ojo, inexplicablemente. Sigo sin saber lo que siento. –quien eres- vuelvo a preguntar sin poder parar de llorar.

-no, no llores- se me acerca lentamente para rodearme con sus brazos. Hace un sonido para que me calme. Estar abrazada de él me generan muchas emociones jamás antes encontradas. Puedo sentirme segura, por primera vez, en toda mi vida que recuerdo, puedo sentirme profundamente en compañía –hey, linda, no llores- intenta hablar sin que la voz se rompa.

-dime ya, quien eres- las lágrimas salen sin control. No entiendo por qué siento esto. ¿Puede ser verdad? ¿Él es la persona por la que tanto esperaba respuesta? –eres tú, eres tú- mi respiración cambia –todo este tiempo has estado acá- me escondo en su pecho con las manos en la cara. Es un hombre mucho más alto que yo. Por unos treinta centímetros más o menos. Hace que me sienta pequeña y segura entre sus brazos.

Me gusta.

-cuando fui a…- mi celular vuelve a interrumpir –contesta- dice en cuanto ve que no le hago caso.

-no es urgente- afirmo mintiendo.

-eso no lo sabes- hace una pausa mirándome a los ojos –vamos, contesta, no iré a ningún lado.

-eso no lo sé- recuerdo todo lo que he sufrido alejándome de él.

-ya no es igual, ahora estás acá y…- mira mi barriga –no iré a ningún lado si tú me lo pides- me regala una sonrisa antes de besar mi frente. Disfruto de ese pequeño momento.

Resignada contesto la llamada, es Morgan - ¿hola?

-DONDE ESTÁAAAS, te estamos buscando- escucho a don Julio de fondo –papá dice que, si te perdiste, VEN RAPIDO MUJER.

-ya voy, denme un par de minutos, ya estoy de camino.

-apura te estamos esperando y NO DEMORES- alejo un poco el celular por el grito que dio.

Sin esperar una respuesta colgó la llamada.

-debes irte- lo escucho volviendo a mirarlo.

-no no, espera no puedo irme, tienes que explicarme muchas cosas, no puedo simplemente irme y …

-ok, está bien- saca todo el aire que tiene dentro –mañana te espero aquí- niego con la cabeza –no iré a ningún lado Fernanda- sentencia –no volveré a perderte- un momento de silencio nos invade –a donde sea que vayas te seguiré- sus manos suben por mis brazos hasta llegar a mis mejillas chocando frente con frente, ambos cerramos los ojos –robaste mi vida, sin ti ya no tendría sentido nada- me alejo.

-como sé que puedo confiar en…




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