- ¿encontraste algo? – mientras que Fernanda está siendo examinada estoy en mi despacho con Uno que me está buscando el nombre de los doctores que la atendían en esa clínica donde la dejé por última vez. Los recuerdos cruzan por mi mente.
Sacudo la cabeza regresando a la normalidad <no es momento de perderse> -son todos señor- me da la lista que acaba de sacar.
Leo todos los nombres, cada uno con su previa descripción. Todas sus vidas resumidas en una hoja de papel.
Nada… no hay nada –JODER- grito rompiéndolo en dos.
-donde está el psiquiatra… la atendían también en el área de psiquiatría DONDE ESTÁ- mi desesperación por pensar que mis dudas están siendo evidentemente ciertas me descoloca.
-no hay ningún registro señor- teclea algo en su laptop –aunque…- se queda en medio de la oración.
- ¡aunque qué, idiota! - masajeo mi frente. Si no me tranquilizo esto podría acabar mal para él.
- si su teoría es cierta entonces- me mira por un momento como si fuera su luz de esperanza –puedo investigar desde las mismas oficinas- sigue tecleando dándole toda su atención –mire esto- me muestra su pantalla. Me acerco leyendo lo que me muestra, de brazos cruzados me acerco para entenderlo mejor. Me está interesando esto
– ¿puedes sacar su rastro?
-me tomará tiempo, pero lo haré- ok, muevo la cabeza estando de acuerdo. Si lo que me muestra es cierto uno de sus perros ha estado medicando a Fernanda todo este tiempo. La estuvieron matando lentamente…
Mis puños ansían por querer golpear algo. <malditos hijos de…> -AAAH- golpeo la pared uno tras otro golpe.
Esa persona a la que contrataron para que haga este sucio trabajo me las pagará… es inteligente por lo que noto. No ha dejado ninguna evidencia, todo está como si nunca hubiera pasado y en esa clínica de porquería tampoco se han dado cuenta que tienen a un maldito pordiosero.
Una vez acabado con esta reunión. Uno tiene una tarea que siendo sincero no sé cuándo me la traerá. Se ve complicado hallar su rastro. Y peor si es desde acá. No puedo mandarlo para allá porque levantaría sospechas, es mejor que trabaje desde las sombras.
Mientras tanto yo tengo que seguir arreglando el problema del niño. Fabrizio me está esperando en su despacho. En cuanto entro nos ponemos a discutir el siguiente paso que daremos.
Hemos conseguido que más de la mitad de toda Italia esté de nuestro lado. Con un pacto de alianza con las grandes familias importantes e influyentes será la base para intimidarlos.
El segundo paso era simple, tenía que investigar sus puntos fuertes y débiles. No confío plenamente en él. Podría saltarse algún tipo de informe porque “se aburrió”, así que de eso también me encargué yo. Al final casi coincidimos con la información, aunque claro él no sabe que también investigué.
Ahora el tercer punto es ejecutar el plan. Si ellos no aceptan la paz de ambas familias se verán obligadas a enfrentarse contra nosotros. Lo cual no les conviene porque ya sabemos hasta lo que no deberíamos saber.
-no lo haré, no si tú no estás ahí- sus nervios empiezan a tomar el control de su ser, si no se tranquiliza obviamente no podrá hacerlo solo. Y es necesario que lo haga. De lo contrario no mostraría seguridad ni mucho menos los intimidaría para convencerlos.
Aquí el siguiente paso <convencerlo> -querrán matarte- soy claro y conciso. Parpadea varias veces al mismo tiempo que traga saliva –en cuanto tú llegues serás un blanco fácil. Querrán dispararte al primer segundo, eso no lo dudes.
Pero nuestra ventaja es que no lo harán. Porque no son idiotas Fabrizio- se lo digo en doble sentido. No lo entiende, asintiendo con la cabeza se deja convencer fácilmente. Intento no poner los ojos en blanco –ellos te escucharán y al momento en el que les digas lo que sabes bajarán sus armas para llegar a un acuerdo- hago una pausa mostrándole una imagen, desde mi celular, que será de importancia –pero eso solo servirá para mantenerlos en duda.
Es predecible que encontraran la manera de librarse de ello. Entonces querrán atacar… pero no a ti, se sentirán amenazados, atacarán a todos aquí. Por eso les dirás que no solo sabes de eso y mencionarás a nuestros aliados… Fabrizio- cruzo mis manos en satisfacción.
- ¿sí? – me mira esperando una respuesta.
-si eso no funciona entonces entraremos en guerra.
-eso… eso no pasará verdad- el miedo que siente es evidente. Suspiro, al fin y al cabo, es solo un niño.
-no te lo puedo asegurar, pero tienes a todo un batallón.
-no debí haber hecho eso- baja la mirada lamentándose.
-no debiste hacer muchas cosas Fabrizio, sin embargo, las hiciste. La pregunta es ¿Qué harás ahora? Te quedarás sentado esperando tu fin o lucharás para que ese momento sea digno y no de un miedoso mediocre- el tono de voz que utilizo es duro y frio. Sé que le duele, pero dejó de ser el hijo de papi hace mucho tiempo. Que hará ahora que no tiene a su fiel protector.
Tiene que darse cuenta de eso antes que sea demasiado tarde para él.
-auch- hace un gesto exagerado tocándose el pecho –eso dolió- da unas carcajadas antes de continuar –hoy mismo lo haré entonces. Le avisaré a mis hombres, iremos 3 a esa maldita mansión espantosa. Sus diseños me sangran los ojos, deberías verlo, dan ganas de destruir todo eso.
Ignoro lo último que me dice –me avisas para darte las pautas.
Mi día al parecer está siendo ocupado por muchas reuniones. Apenas es medio día. Me dirijo ahora a la clínica. Me acaban de informar que Fernanda está desintoxicada. Le darán unas vitaminas que mejorarán sus defensas.
Con respecto al bebé, todo es muy delicado. Al menos, lo bueno es que está sedada por todo lo que le hicieron. Siento que en cuanto despierte la bomba caerá en mí.
Pov de Fernanda:
-agh- me siento débil, los rallos de luz que pegan a mis ojos no dejan de molestarme. Los froto con mis manos intentando abrirlos de poco a poco. <qué demonios está pasando> Veo una sombra no tan lejana –donde estoy- espero una respuesta por su parte.