- ¿Qué dijiste? - a pasos apresurados, estoy en este momento frente a él con las manos en la silla inclinándola, apunto de botarla si se atreve a decir algo fuera de lugar. Mi mirada está llena de hambre por querer acabar con esta basura, estoy esperando el momento en el que él solo se orille a lo que tanto estoy anhelando.
-te lo puedo demostrar- traga saliva. Puedo sentir su miedo, es evidente. No digo nada para que continúe –dame tiempo y prometo que tú mismo la vas a encontrar. A ella no la conozco en persona, pero sí me contacta de vez en cuando, a-a veces es inmediato otras veces tarda más… ¡no pasa del mes! Te lo juro Jayd…- mueve su cabeza con intenciones de corregirse al mirarlo con advertencia –Clark, dame tiempo y serás el único que pueda darle la paz a Fernanda, podrás darle lo más quieres. Seguridad.
-no intentes jugar conmigo- advierto entre dientes. Aunque no me guste, el maldito puede ser útil.
- ¡no lo hago! – traga saliva con nerviosismo –no lo hago. Además, puedes tenerme en este lugar por el tiempo que sea necesario, verás que sí puedes contar conmigo. Clark, no solo la puedes salvar, sino que también puedes ser el héroe que ella tanto espera que seas.
-tú no sabes eso, ya deja de hablar de Mi Fernanda o te juro que voy …- estaba a punto de golpearlo cuando me sorprendió lo que dijo.
-era el doctor de Fernanda- cierra los ojos esperando el golpe que jamás llega. Por lastima. Abre sus ojos uno por uno expresando alivio –tuve que infiltrarme y así sacar su historial. Eso no le bastó a esa mujer, quería más. Tuve que hacerme pasar por su psiquiatra, cada cuanto me llamaba esa mujer y me pedía que le diera un nuevo informe- se queda callado por un momento luego de decir todo eso de manera muy rápida sin dejar de mirar el suelo. –Cla-Clark…- levanta su mirada con miedo –lo mismo me pidió contigo- no aguanté más.
Le di el golpe de su vida haciendo que diera un grito ahogado por su sangre que acaba de escupir. La silla donde se encontraba amarrado se cae junto con él. Se veía tan patético estando sangrando, amarrado y temiendo por lo que vaya a pasar. Sinceramente no conocía ese lado suyo, parecía una persona más valiente, pero resultó ser igual que todos.
-no pares de hablar- tenia no solo un aura de autoridad, sino que también estaba enojado lo que provocaba que me viera superior… inmensamente superior al perro que tengo en el suelo llorando sin zafarse de la silla.
-te juro que todo este tiempo les estuve ayudando- solloza –la razón por la que sigues vivo es que en todo el tiempo en el que estuviste en vulnerabilidad, mientras me decías que querías que te mataran de inmediato yo le decía que estabas más peligroso que nunca, aunque no lo pareciera porque era solo una fachada…- iba a por más golpes, quería acabar con su vida en este momento. No merece mi perdón ni el de Fernanda, él nos engañó ¡¡¡mierda!!!! NOS ENGAÑÓ A AMBOS -Clark sin mí no hubieras vivido para reencontrarte con tu querida Fernanda- mi puño se detiene de golpe al querer partirle nuevamente la cara logrando convencerme.
Tiene razón, si no hubiera sido por él ahora no estaría con mi Fernanda y ella estaría desprotegida pasando por el peor de los momentos que le pudo haber tocado, el accidente de su papá y su hermana.
Lo sujeto de su asquerosa camisa -no dudaré en matarte si veo algo sospechoso- lo vuelvo a tirar como un saco de papas.
-gracias… gracias, Jayden gra...- detengo mis pasos en dirección a la salida volteando a verlo.
-Clark, te he dicho que me vas a llamar Clark- lo miro con desprecio mientras mis hombres lo levantar –idiota- acomodo mi traje y me voy.
Vuelvo a la clínica donde se encuentra Fernanda – ¿estás bien? – llamo su atención haciendo que dé la vuelta. Me mira con sorpresa dándome un abrazo.
-te extrañé…- le correspondo con mayor intensidad ocultando mi rostro en su cuello.
-tu aroma es delicioso- gruño aguantando las ansias de querer tenerla solo para mí.
- ¡Jayden! – se ríe –aquí no, mi amor- escuchar esas dos últimas palabras hace que mi piel se erice.
-qué dijiste- le sonrío con ilusión.
-que aquí no, estamos en un lu…
-no, después de eso.
- ¿mi amor? – me mira intentando descifrar a lo que me refiero. Vuelve a sonreír descubriéndolo en cuanto nota mi expresión –mi amor- me da muchos besos en toda la cara haciéndome carcajear.
-… a qué se debe tu buen humor, mi hermosa mujer- la hago volver a sentar en una de las sillas de la sala de espera.
-acaban de decirme que Morgan está mucho mejor ¿puedes creerlo? – su emoción hace que esté de la misma manera.
-eso es fantástico, quiere decir que está mejorando muy rápido. Veras que en menos de un mes los tendrás en casa.
-Jayden…
- ¿sí?
-voy a tener que regresar a casa de Morgan, cuando le den de alta tengo que cuidarla y en la mansión…- mira hacia abajo con incomodidad –creo que con que me hayas llevado es suficiente, no puedo volver con toda mi familia.
-nena, la mansión prácticamente es mía- me mira sin entender –en primer lugar, la persona quien construyó todo y ha fallecido, es el padre de Fabrizio, quien me ha heredado un porcentaje de esas tierras. Claro que es bajo, pero se las vendí a su hijo...
-Fabrizio, el chico que me presentaste cuando casi mm… básicamente me había mudado.
-Así es. Le di una única condición, si llegaba a este lugar iba a tener ciertos derechos estando en la mansión. Bueno, ahora que soy su mano derecha y con esos dichosos derechos, soy como un dueño más y… porque Fabrizio, en estos momentos, está resolviendo un lío en el que se metió, me dejó a cargo de esta también…- sigo pensando las demás razones, no vale la pena mencionar una por una –en conclusión, Fernanda, no tienes por qué sentirte incomoda. Ni a tu familia ni a ti les faltará nada mientras yo esté vivo.
-sí, pero la casa de Morgan es acogedora… tiene muchos lugares donde podemos estar juntos… habitaciones muy cómodas y…