Pov de Jayden:
He llegado hace como media hora, estuve acabando con cada hombre que se me cruzaba. En el camino también vi a la amiga de Fernanda que estaban a punto de violarla, agh que asquerosos pueden ser algunos hombres. No podía dejarla a su suerte, ella ni ninguna mujer se lo merecen, además no me gustaría que a mi Fernanda le hicieran… no, no, ella me tiene a mí para protegerla.
El punto es que la ayudé matando a ese tipo y dándole una navaja para que se libere mientras me decía dónde estaba Fernanda.
Cuando llegué escuché toda la conversación que tenían, me sorprendí al saber que Valeria era la madre de Fernanda al igual que la estuvo vigilando todo este maldito tiempo sin que yo lo pudiera notar. Por un momento me enojé conmigo mismo porque si me hubiera dado cuenta nada de esto estaría pasando, carajo ¡confié en ella! Fui un idiota, un completo idiota.
Cada corto tiempo seguía viendo la escena, pudiendo ver que logra soltarse del agarre del hombre dándole una cachetada a Valeria.
Sonrío divertido al ver la escena <esa es mi mujer. Mierda, como la amo> me siento tan orgulloso al saber que es mía.
Ah sí, olvidé mencionar que estaba acabando con los hombres que vigilaban la parte de atrás, solo quedan 12 adentro. Me adelanto a sujetar uno de ellos en un intento de ahorcarlo –BAJA EL ARMA O DISPARO- Valeria a punto de disparar a mi mujer me mira anonadada.
Veo de reojo a Fernanda derramando lagrimas conmocionada de verme. Quería decirle que ya estoy aquí, que ya no debe preocuparse por nada, no dejaré que la lastimaran, pero no podía hacerlo en este momento.
-ya no tienes escapatoria Valeria, ríndete y prometo tener piedad contigo.
-no tengo idea de cómo sigues vivo, pero es mejor que no te metas Jayden.
- ¿Qué no me meta? ¡es mi mujer a quien estás a punto de asesinar!... Eres una maldita traicionera Valeria.
- ¡nada de esto estaría pasando si no la hubieras conocido, Jayden! Jamás quise lastimarte, pero no me queda de otra- me apunto a mí disparando mientras Fernanda gritaba con toda su fuerza llena de dolor: “¡¡¡no!!!”
Dispara sin previo aviso; siendo más rápido que ella muevo al hombre que tenía para que recibiera la bala. De la nada todos sus hombres me rodean queriendo acabar uno por uno conmigo.
Vuelvo a ver rápidamente como se llevan a Fernanda luchando por liberarse al igual que su hermana. –suerte con ellos Jayden, no creo que sobrevivas a esto. Nos vemos en el infierno, querido amigo- burlándose se va tranquila con sus hijas por delante, ambas gritando de la desesperación.
-qué esperan ¡vamos! – aliento a que se me acerquen.
Uno de ellos se anima, dándole un par de golpes estratégicos botándolo a un lado –quien es el segundo- sigo en posición de ataque esperando a por ellos.
En seguida viene el cuarto, quinto; hasta el sexo hombre; intentando acabar conmigo. Ya estaba un poco cansado, y mi arma ya no tenía balas. El siguiente en desafiarme logra golpearme tan fuerte que caigo al piso dándoles ventaja a todos para que me patearan, no podía hacer más que cubrirme. Sentía que este ya iba a ser mi final. Iba a morir sabiendo que no pude hacer nada por salvar a mi Fernanda.
De repente se escuchan disparos haciendo caer hombre por hombre al suelo, dejando de sentir golpes. Era Santiago quien había disparado al mirarme frente a mi dándome la mano para levantarme.
-señor- recibo su mano mirándolo con agradecimiento por su ayuda.
-debemos ir por Fernanda, se la llevaron por esa puer…
- ¡señor cuidado! – Santiago me empuja a un lado haciéndome caer para que él recibiera el impacto de la bala. Por suerte esta solo le rosa, pero cuando quiso dispararle no salió nada por falta de recarga.
El otro hombre intenta disparar nuevamente, cayendo al suelo por un golpe que alguien le dio. Skayler, la amiga de Fernanda nos mira a ambos con cierto miedo, entendible por las circunstancias que está pasando. Bota la madera al suelo con la que le había golpeado al tipo mirándome fijamente sonriendo nerviosa -creí que eras tú al que golpeé- rompe el silencio que se formó haciendo que nosotros riamos.
Santiago vuelve ayudarme a levantar mientras Skayler se nos acerca entregándome con cuidado el arma que tenía el hombre que golpeó.
- ¡oh, casi lo olvido! Esto también- saca de su pantalón la navaja que le entregué.
Se lo niego diciéndole –quédatela tú, quizás lo necesites- dudosa sin protestar acepta, guardándolo nuevamente en su pantalón.
Seguimos caminando hasta llegar a mi auto –a donde vamos ahora- miro a Skayler confundido.
- ¿tú? Tú irás a tu casa o donde sea que te quedes, nosotros iremos por Fernanda.
- ¡yo voy con ustedes! Y eso no me lo vas a impedir. ¡Es mi mejor amiga!
Subo al auto con Santiago en el asiento del copiloto, con Skayler de colada subiendo por detrás. Se cruza de brazos a lo que me resigno luego de regañarla con la mirada.
-no me haré responsable de lo que ocurra allá- le advierto a lo que ella me contesta con un “tampoco quería que me cuidaras”
Ruedo los ojos conduciendo a toda prisa. No estamos lejos de Valeria, Santiago había colocado un rastreador a cada auto que había por lo que se nos facilita encontrarla.
Siguen en carretera con unos dos coches más por su delate y detrás. Acelero chocando al último de sus carros haciendo que estos empiecen a disparar. Skayler gritando del miedo se agacha por orden mía en el asiento cubriendo su cabeza. Santiago comienza a disparar acabando con cada uno de los que estaban dentro. Por mi parte me deshago del piloto al hacerlo estrellar contra un árbol.
Seguidamente el primer auto se nos acerca mientras que el segundo (donde iba Fernanda y la maldita de Valeria) se aleja a toda velocidad intentando escapar. Un enfrentamiento de autos nos hace perder de vista el auto donde estaba mi Fernanda. Esta vez, es más complicado acabar con ellos pues dos por detrás nos atacan haciendo que Santiago pueda encargarse de uno y yo maneje intentando borrarlos del mapa a todos y a la vez ayudando a Santiago para que tenga un mejor ángulo y dispare con facilidad. De pronto Skayler se levanta gritándole que siga como estaba, pero no me hizo caso a lo que me distraje y choqué con el auto que hizo que a Skayler le diera una oportunidad de atacarle con la navaja que le di a lo que hizo sin pensarlo dos veces. Santiago también pudo dispararle al chofer, en el mismo tiempo.