Siempre fuiste tú

Capítulo IX

19 de septiembre

Alaia

- ¿Estas segura Amber? - Le pregunto de nuevo, estábamos ante un notario con su esposo

- Si, - mira a su esposo – ambos lo estamos, estamos seguros que si algo pasa tu cuidaras a nuestra hija. -Asegura.

- Alaia, tu en poco tiempo te has transformado en familia, te conocemos hace meses y parecen años. - Me dice su esposo. - Tu estas ahí siempre que tenemos dudas. Nosotros no tenemos más familia que Dios y la congregación, vamos a lugares de riesgo a enseñar su palabra y estamos seguros que tu cuidarías mejor que nadie a nuestra hija, ella estará protegida contigo, por eso tu te encargaras de todos los controles de Amber, confiamos en ti.

-Gracias, de verdad les digo. - Sincera, depositaban una gran confianza en mí. - Yo se que no les va a pasar nada, pero firmaré para que esten tranquilos – Lo hice, firme los documentos que en caso de muerte de ambos su pequeña quedaría a mi cargo, allí ellos pedían que hiciera una adopción completa, que la niña fuera mía legalmente. Si bien no esta en mis planes ser madre pronto, ellos son jóvenes, estoy segura que estarán bien. Una vez firme los miré - Perdón, pero sigo con una duda. - Me miran- Ustedes son religiosos, saben que probablemente hoy firme mi divorcio, que no tendré a un hombre a mi lado, un esposo. ¿ Por qué sabiendo eso no cambiaron de opinión?

Amber sonríe tomando mi mano.

- Si creemos en Dios e impartimos su palabra, pero eso no quiere decir que porque este sin pareja no te dejemos a nuestra hija, tú fuiste la que ni bien me viste por primera vez en la embajada, sospechaste que podía tener diabetes gestacional, nos diste tu horario en el hospital, fuimos y fue así, tu estás ahí siempre preocupada cuando ni siquiera te has planteado tener hijos, créeme que tienes un gran instinto maternal que no ves, no importa si estás sola, se que mi hija, tendrá una gran mamá si a mi me pasa algo y eso es lo único que importa.

No dije nada, simplemente los abrazo.

Unas horas después estaba frente a Marco, su abogado nos entrego los papeles para firmar el divorcio de común acuerdo, lo comencé a leer, lo miré.

- Marco, yo no quiero nada, no me tienes que dar nada. - Aseguro, la cantidad que figura es inmensa y yo no quiero nada, más que tener mi libertad y que él tenga la de él.

- No voy a ceder en eso Ali, quiero que tengas ese dinero, contigo está mejor que conmigo. - Segura

- Marco, a mi no me interesa tu dinero, te lo dije más de una vez, no quiero nada.

-Ali, después de lo que hizo es lo mínimo que te puede dar, si me hubieras dejado le hubiera sacado todo. - Suspira mi madre

- Mamá, me parece innecesario el comentario. -Le dije. - Y te aclare que no quería nada más que mi libertad y que él tuviera la suya.

- Si, pero él gozó su libertad antes y te rompió el corazón, eso sinceramente no tiene precio. - Asegura. - Si le agregamos que rompió tu confianza al no hablar de frente digamos que te debe por unas diez vidas por ahí.

Mamá, a veces era demasiado Mamá y me hacía arrepentirme de dejarla a cargo de mi divorcio, literalmente me esta exponiendo ante un abogado, Marco y un juez Suspiro, miré a Marco y él a mí, aún veía culpa en sus ojos y también determinación, si quería mi divorcio tendría que firmar, después vería que haría con eso dinero, quizás donarlo estaría bien. Total, tenía lo que necesitaba para comprarme la casa que siempre quise, así que no necesitaría ese dinero, para vivir tenía mi sueldo, cuando me fuera no lo gastaría dado que tenía todo pago allá.

Con un gran suspiro, tomo una lapicera y firmo, luego le paso los papeles a Marco, él me mira de nuevo, por un segundo dudo, siento ganas de decirle que no firme que rompa esos papeles y refugiarme en sus brazos, pero no, no puedo hacer eso. Por primera vez en mi vida tengo que ser egoísta y pensar en mí, pensar en que no merezco alguien que me ame a medias, yo quiero alguien que me ame y a quien yo ame por igual. Luego de mirarme firma, una vez firmados el juez toma los papeles y hace lo propio. Ya no había vuelta atrás, el divorcio es un hecho.

Marco me miro de nuevo, se despidió y se retiro con su abogado, después me fui yo con mamá, me repetía por vez mil que tenía que haber sacado más dinero, voy concentrada en no escucharla, sin querer tropiezo con una mujer y un hombre que se queda mirando a mamá y por primera vez veo a mamá sorprendida y nerviosa.

- Sergio – Susurra como si viera a un fantasma

- Cristal -parece igual que mamá, la mira y me mira a mí, la vuelve a mirar, no entiendo nada, la mujer que estaba con el tal Sergio esta igual que yo, ellos se apartan un momento, yo miró a la mujer

- Disculpas te choque sin querer, sinceramente estaba concentrada en no escuchar a mi madre – suspiro, ella me mira sin entender.- Es larga historia, simplemente no estaba de acuerdo conmigo y yo no tenía ganas de escucharla otra vez

Me sorprende al ver que sonríe

-Tranquila y tu también debes disculparme, también trataba de no escuchar a mi padre diciendo que estoy cometiendo un error en divorciarme. - Suspira y yo sonreí, ella me mira extrañada

- Perdón pero mi madre me estaba diciendo por centésima vez, creo, que tenía que haberle sacado todo al que fue mi marido, ella no entiende que lo único que quería era mi libertad y que él tuviera la suya, es raro lo sé, soy rara

- ¿Tan joven estabas casada? - Sorprendida

- No tanto, tengo casi 24. -Reí – Pero como diría mi hermana del alma, “Dios me dio un cutis de bebé”

- Eso suena a mi hermana menor – Ríe- Pero bueno, igual eres pequeña aún. ¿Sabes de donde se conocen tu madre y mi padre?

- Ni idea, pero por lo que vi no esperaban verse y no se ve que tengan una conversación muy amena. - Ambas los miramos, parecía que estaban discutiendo.

-Eso parece, por cierto me llamo Sabrina – Sonríe

-Alaia, un gusto creo – Ambos sonreímos

- Tienes un nombre raro, pero me gusta, nunca lo escuche




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