Abro los ojos y poco a poco mi visión se va aclarando, Sean está sentado en la orilla de la cama vestido de una manera bastante elegante, cielos, creo que irá a trabajar, pero, espera, eso es perfecto ya que así podré salir con mayor facilidad, sin embargo dejo de pensar en mi plan al ver como sonríe, como me observa.
-Oye, cuando me observas así me haces sentir vulnerable- explico.
-¿Dormiste bien?- inquiere acercando su mano a mi frente. No puedo decirle que no pude dormir muy bien debido a todo lo que pasaba por mi cabeza, aunque quería hacerlo mi mente o se callaba. -¿Venus?- vuelvo la mirada a él y ni siquiera sé en qué momento deje de mirarlo.
-Ah, sí, lo siento, por supuesto que dormí bien- frunce el ceño y me observa con seriedad. -¿Pasa algo?-.
-Eso me gustaría saber. Dime, ¿Acaso te sientes mal? ¿Te duele algo?- sonrío al ver que lo que cuestiona parece preocuparle demasiado.
-Estoy muy bien, gracias, pero, ¿Qué tal tú? No has dormido nada bien ¿Vas a salir?- muerde su labio inferior y se levanta de la cama.
-Tengo que ir a la empresa, al parecer tengo que firmar unos documentos realmente importantes, además, en cinco días vendrá un hombre realmente importante según mi padre y es de vital importancia que todo esté en orden en la empresa. En verdad lo siento, yo… de verdad tengo que ir y… no quiero que estés aquí sola, en el momento en que Lawson me vea esta vez me lanzara la jarra…- antes de hablar veo que comienza a desabrochar su corbata por lo que me levanto de inmediato.
-¿Qué haces?- me acerco y niego con la cabeza intentando evitar que la quite de su cuello pero toma mis manos y sonríe.
-Me quedaré, voy a ordenar que traigan todo aquí y…-.
-Tienes que ir, todos tienen que ver que el presidente sigue estando para ellos, necesitan a alguien de ejemplo y…- me detengo al ver esa mirada.
-Amor- muerdo mi mejilla por dentro intentando no dejar a la vista la enorme sonrisa que reprimo con todas mis fuerzas, cielos, ¡Eso ha sido bastante lindo! –Nunca he sido un buen líder, solamente tiendo a entrar con una expresión de pocos amigos, cuando me ven se apartan de mi camino y bajan la mirada como si fuese a comérmelos si me miraran fijamente así que creo que están bastante bien sin mí-.
-¿De qué hablas? ¿Quieres decir que sigues comportándote de la misma manera en que te vi cuando choque tu auto?- asiente con la cabeza con total tranquilidad.
-Pero, Alek dijo que habías cambiado cuando me fui en tu fiesta de compromiso, así que supuse que ahora ya eras…-.
-¿Una excelente persona? Bueno, eso creo que va a costar demasiado trabajo, me gusta así, me agrada que a las únicas personas con las que puedo ser diferente sea solo con mis padres, hermanos y con mi hermosa novia Venus Helliwell- si lo pone de esa manera no puedo discutir con ello, es demasiado coherente y… cielos, mejor me callare.
-Aun así debes ir, tu padre y hermanos te necesitan, además yo estoy bastante bien así que por favor no te preocupes- vuelvo a colocar su corbata con mucho cuidado, veo una sonrisa así que alzo la mirada para averiguar de qué se trata, de pronto toma mis manos llevándolas hasta su pecho. -¿Qué haces?- cuestiono con curiosidad ante esa mirada, sin embargo no dice nada y besa mis labios.
-Creí que eso del amor era una falsedad, jamás creí amar con la intensidad con que te amo, que jamás alguien acomodaría mi corbata justamente como lo has hecho. Supuse que eran todas mentiras pero ahora… frente a mí esta la persona por la que sería capaz de hacer cualquier cosa por verla sonreír-.
-Oye si lo que quieres es que termine llorando como una niña pequeña…- le miro y me observa de una manera tan dulce. –Ya lo has logrado, te amo más que a nadie en el mundo- lo rodeo con mis brazos de inmediato, mis ojos comienzan a ver entre una cortina de lágrimas y tengo miedo, como él lo dijo antes cuando estábamos en el bar y Elliot apareció, mencionó que me había convertido en su debilidad, y eso es justo lo que es ahora para mí.
Mi debilidad.
Lo amo tanto que temo que ese imbécil que se hace llamar su tío haya dicho que lo dañare si hablo.
Sin embargo no pienso quedarme callada, creo que mi plan bastara lo suficiente para obtener pruebas y no dejar que me controle, seré valiente, por él.
Sean se ha ido, sin embargo en su lugar ha aparecido Samanta quien no ha parado de hablar ni de quedarse de todo lo que tiene por hacer en el trabajo, cree que Sean ha ordenado que le dejen todo eso por hacer.
-¡Renunciare!- dice por fin y creo que es lo único a lo que verdaderamente presto atención.
-Pero tengo una duda- me mira esperando a que diga mi dudad. –Ahora que lo recuerdo al principio cuando me recogieron en el aeropuerto dijiste que el presidente de la compañía en que trabajabas era un hombre realmente apuesto- su boca se abre pero no dice nada así que sonrío. -¡Sí! ¡Los sabía! Dijiste algo así como “No importa todo lo que tenga que hacer, vale la pena hacerlo porque es muy guapo”-.
-Es que yo…- debería aprovechar esto, quizás así pueda terminar su guerra con él.
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Editado: 25.12.2019