Ambas regresamos al salón, todos parecen felices mientras hablan y chocan sus copas como si festejaran algo, de repente miro al frente y Sean se acerca junto con Ezra.
-Te estaba buscando, me tenías preocupado-.
-Tranquilo Sean, estaba conmigo- ella toma mi mano y sonríe, noto que la mirada de Ezra está en nuestras manos y después en su abuela. –Ezra, ¿me acompañas un momento?- ella extiende su mano y Ezra la toma. –Con permiso, nos vemos en un rato- asiento con la cabeza fingiendo una sonrisa.
Ambos se alejan adentrándose en una de las tantas puertas que hay aquí.
-Ey, ¿estás bien?-.
¿Cómo responder a esa pregunta?
¿Debería decirle la verdad ahora mismo o esperar?
-Por supuesto, estoy contigo- sonríe y se acerca dejando un cálido beso en mi cabeza.
-Es momento de cenar, y…- de repente deja de hablar, mantiene la mirada hacia un lugar más lejano que yo, giro hacia atrás y ese cabello es imposible de olvidar, es Drizella. –No puedo creer que haya venido aquí, Venus, escucha, ella no es una buena persona así que no te acerques a ella, y no voy a permitirlo- sus palabras ahora me suenan vacías, no me importa quién sea ella ni que tan peligrosa sea, lo único que sé es que si se acerca a Sean no voy a quedarme mirando porque es demasiado obvio que no está aquí para simplemente saludarlo.
Ella se acerca y la acompaña una mujer.
-Buenas noches querido- se acerca con una sonrisa pero de inmediato Sean me sujeta por la cintura pegándome a él.
-Solo Sean por favor, o si prefieres solo Truswel estaría mejor. Buenas noches señora Steel, quiero presentarles a Venus Helliwell, la mujer de mi vida- ni siquiera quiero saludarlas así que me limito a lanzarles una simple mirada y una sonrisa tan falsa como la de ambas.
-¿Así que vas a dejarme por esta simple chica?- dice mientras me mira de arriba abajo.
-No te permito que…-.
-No Sean, está bien, ella tiene razón. Aunque no está mal señalar que esta simple chica ahora está a tu lado y no la chica que lo tiene todo ¿Verdad?- creo que acabo de terminar en la lista de las personas que quiere asesinar, pero no me importa porque se siente tan bien que no puedo evitar mirarle triunfante.
-Helena- Drizella se acerca de inmediato hacia la abuela de Sean en cuanto la ve acercarse, toma su mano y sonríe, de inmediato su sonrisa desaparece cuando ella aparta su mano de la suya.
-Hola Drizella, veo que has conocido a Venus- ella no responde nada, solamente continua mirando su mano como si no creyera que la han rechazado por segunda vez en una sola noche –Creo que ha quedado claro que su compromiso se ha cancelado, así que no hace falta que vuelvan con esa esperanza, y también espero entiendan que será mejor que acabemos con todo contacto, porque será incómodo-.
-Helena, ¿de qué estás hablando?- la madre de Drizella se acerca, parece estar molesta. -¿Enserio vas a aceptar en tu familia a esta chica que no tiene nada? Es una miserable chica que…-.
-¡No le permito que hable así de la persona que amo! Así que le agradecería que se vayan ahora mismo- exige Sean en voz alta, nunca lo había visto tan molesto como ahora.
-Helena-.
-Ya escuchaste a mi nieto, Ella- su boca cae entreabierta ante sus palabras, palabras que deben ser como un montón de dagas entrando por su piel.
-Vámonos Drizella, no debimos venir aquí, pero estoy segura de que tarde o temprano vendrá a rogarte que vuelvas-.
-No se preocupe, que eso no va a pasar- aclara Sean con seriedad.
-Ay no, ¿Ustedes otra vez? ¿Qué parte no te quedo clara cuando te dije que no vinieras?- la madre de Sean a aparecido, está molesta aunque también parece emocionada al decir todas esas cosas. –No vuelvan a venir aquí, y espero que tengan dignidad esta vez-.
Siento como si no mereciera en que todos me defiendan de esta manera, pero ahora no puedo decir nada más.
Ambas se van de inmediato, sus zapatillas se escuchan resonar en el salón ante el silencio que se ha formado, todos se quedan mirando esperando a que crucen la puerta de salida.
-¿Qué está sucediendo aquí?- una voz femenina llama la atención de todos aquí.
Todo el mundo sonríe, la mujer se acerca, parece tener la edad de la madre de Sean, quizás un poco menor pero no tanto, sus ojos son grises, piel blanca y cabello claro, un chico de quizás la edad de Sean de ojos verdes y uno más mayor de cabello oscuro y ojos del mismo color que del chico la acompañan.
-Buenas noches a todos- ella sonríe y una vez que fijan su mirada en mí pierden esa sonrisa y ahora me miran igual que como lo hizo Helena hace un rato. Noto que el hombre que la acompaña sujeta su mano, mientras que el chico parece no entender nada.
-¿No se parece tanto a ella, Mila?- pregunta en voz baja la abuela de Sean, los ojos de la mujer se han vuelto acuosos, sin embargo el hombre baja la mirada.
-Así es, es como si tuviese a mi hija frente a mí-.
-Es Venus, la novia de Sean-.
-Es un placer conocerte- extiende su mano y la tomo, es cálida, sin embargo sus ojos se han vuelto rojizos. Aunque es extraño todo esto me siento bien, es como si ahora de nuevo perteneciera a una familia, me hubiese gustado que ellos fuesen mi familia, que la mujer que sostiene ni mano con tanta dulzura y dolor al recordar a su hija fuese mi madre, que fuesen buenos como ellos y que nunca hubiesen dejado e amarme.
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Editado: 25.12.2019