…
No he podido decir una sola palabra, Mila permanece callada, tiene mi mano en la suya, y es como si dijera un montón de cosas que me hacen sentir tranquila, como lo hacía mi madre, de la misma manera.
De pronto el auto se detiene, sinceramente no sé cuánto tiempo pasamos en el auto puesto que mi mente estaba perdida en cientos de teorías sobre quienes quieren dañarme y no he llegado a una conclusión clara sobre ello, solo sé que desde que volví todo esto comenzó aunque siendo honesta esto no me sirve de nada.
El chofer nos abre la puerta.
-Gracias- sonrío al hombre y caminamos hacia dentro de lo que parece ser una hermosa casa, no he prestado mucha atención al jardín más a que una fuentecita que está a mi izquierda. Al acercarnos a la puerta esta se abre.
Una mujer de edad adulta que usa ropa elegante y una más joven de quizás cuarenta años que parece trabajar aquí se quedan observando mi rostro por unos minutos, la mujer de cuarenta lleva ambas manos boca con expresión confusa, mientras que la de mayor edad se acerca abrazándome fuertemente.
-Lía, mi pequeña- su voz suena quebradiza, y de alguna manera su abrazo no me incomoda, su perfume me agrada, me ha hecho sentir más tranquila. –Sabía que estabas bien, lo sabía- sus ojos verdes son realmente hermosos a pesar de que están rojizos y acuosos, son como una preciosa fotografía que ha sido editada para que crean que son así, sin embargo los de ella no son editados ni mucho menos falsos. – ¿No me recuerdas?- no sé qué responder a esa dulce voz que espera que le dé sí, noto que en la mirada de Mila hay algo más que dolor, parece sorprendida.
-¿Has hablado?- pregunta con sorpresa y emoción a la vez.
De pronto llevo la mirada a la puerta y frente a ella están el esposo de Mila Edward y su hijo Caleb que le miran igual de sorprendidos.
-Mamá, has hablado- dice el señor Edward con lágrimas en los ojos.
-Por supuesto que sí, mi pequeña Lía está aquí- él baja la mirada y puedo ver como empuña sus manos con firmeza, no sé si está bien lo que estoy a punto de hacer o no, pero lo haré. –Anda dime algo, como solías hacerlo, dime “abuela te extrañe tanto, te recuerdo”-.
-Te recuerdo y por supuesto que te extrañe- añado en voz baja tomando sus manos con delicadeza, ella sonríe volviendo a abrazarme fuertemente.
-Lo sabía, vamos, quiero que estés conmigo, vamos, vamos a mi habitación, te contare los cuentos que tanto te gustaban ¿de acuerdo?- miro a Mila esperando una probación para adentrarme más allá de la entrada, una carga se quita de mí al ver que asiente con la cabeza y sonríe al igual que el señor Edward. Me dejo llevar por su mano que me guía, entramos a su habitación y al encender la luz me doy cuenta de que hay una enorme fotografía de una pequeña niña sentada sobre la nieve, sus ojos, en solo de su piel y cabello son exactamente como lo describieron, igual que yo, muy parecida, pero tan diferentes puesto que ella tiene una familia aunque haya muerto sigue en los corazones de los que la amaron y nunca fue olvidada. –Ven- nos sentamos a la orilla de la cama y sonríe otra vez.
-¿Estás bien?- pregunto.
-Ahora sí, mi nieta ha vuelto y eso es todo lo que quiero, mi deseo se ha cumplido-.
-¿Y cuál era tu deseo?-.
-Verte otra vez, antes de morir-.
-No digas eso, estaré siempre contigo porque vendré a visitarte por todos los días-.
…
La arropo con las mantas calientes que hay en el armario de al lado, recorro su cabello blanco hacia atrás y salgo de la habitación, ahora necesito saber que ha pasado con Tessa, necesito saber que está bien y obtener una razón de Sam.
Me detengo antes de bajar completamente los peldaños de la escalera al darme cuenta de que todos están parados mirándome fijamente, ciertamente no lo conozco así que no sé que significan esas expresiones en sus rostros.
-Lamento haberle mentido de esa manera pero no podía negarme, ante esa mirada, ante esa sonrisa ni mucho menos por ese abrazo…-.
-Gracias Venus, no tienes por qué disculparte, mi madre no hablaba desde que mi hija desapareció y ahora lo ha vuelto a hacer, ha vuelto sonreír, por ti, no tengo las palabras exactas para decirte cuan agradecido estoy-.
No tengo idea de cómo reaccionar, su hija murió, su madre cree que soy su nieta y Sam…
Me sujeto del barandal de la escalera en el momento en que un dolor atraviesa mi cabeza y entonces observo sus rostros, ¿por qué ellos me ven de esa manera?
…
Entro al auto y enseguida Alek también lo hace, antes de avanzar la miro y comienzo a dudar en si puedo dejarla, Venus no es el tipo de persona que tiende a sentirse cómoda en cualquier lugar, sin embargo es mejor a llevarla conmigo, no puedo saber si alguien está esperando que se presente a esa casa porque puede que ese haya sido el plan de esas personas desde un principio así que avanzo.
He analizado perfectamente la situación y puede que lo que quieren es que ella esté sola para amenazarla con asesinar a su amiga si no va a un lugar sola, así que he tomado prestado su teléfono. No pienso arriesgarme a perderla.
#1997 en Novela romántica
#709 en Chick lit
amor a primera vista, amor en la oficina, misterio romance terror y locura
Editado: 25.12.2019