Me estiro lo más que puedo para poder alcanzar una caja de esferas rojas que está en el estante de arriba, Sean se acerca y lo toma dándomelo con una sonrisa, después pone una mano sobre mi cabeza alborotando mi cabello. Mi pregunta aquí es ¿Por qué luce tan feliz? Desde que salimos de casa estaba con una expresión normal, además muy cariñoso, pero ahora sonríe más de lo normal.
-¿Conseguiste la estrella?- pregunto buscando entre el montón de cajas que están en el carrito de compras el cual ahora parece haber llegado a su límite.
-Bueno yo… En realidad no la encontré-.
-Bueno, entonces llevemos esto al mostrador y preguntamos por ella- se acerca tirando de mi mano suavemente hasta él, esa mirada que tiene hacia mí ahora mismo me es terriblemente sublime. -¿Pasa algo?- pregunto con curiosidad a lo que inspira con profundidad y niega con la cabeza sin dejar de mirarme. -Espera aquí, iré a buscar la estrella- añado al ver a una mujer que viene del pasillo cinco tiene una en sus manos, Sean asiente con la cabeza acercándose al carrito.
Por fin la he encontrado, tomo las más grande y hermosa que hay y…
-Venus- el hombre que apareció dándome un montón de información sobre mi madre aparece a mi lado, trae puesto un traje oscuro y a como lo veo ha subido unos cuentos kilos demás. Su expresión al verme no me agrada en lo absoluto e imagino que es lo que querrá tratar, aquella conversación la cual no quise proseguir aquel día. –Tenemos cosas de que hablar, es hora de que tomes el mando de los hoteles-.
-Creo que ya quedo claro ese tema-.
-No es así, y en verdad lo siento pero es tu deber como heredera, sabes sobre esto Venus, sabes que no es algo de lo cual puedas negarte porque tu madre así lo decidió, escucha, ella siguió manejando eso hasta el final por ti, para que tuvieses una vida llena de comodidades y que con ella continuaras con el control de los orfanatos dándole a esos niños una vida mejor, hazlo por esos niños si no quieres hacerlo por ti misma-.
-¿Acaso está siguiéndome?-.
-Bueno… yo no lo llamaría así pero era necesario hablar contigo- evade mi mirada y eso me hace saber de inmediato que por supuesto que estaba siguiéndome, amenazaría con demandarlo por invasión a la privacidad pero sería una estupidez de mi parte teniendo en cuenta de que él es quien se hace cargo de todo.
-Bien- añado al ver que Sean comienza a observarme desde el fondo. –Solo hablémoslo después en otro lugar-.
-Me parece perfecto, de verdad Venus, no vas a arrepentirte. Te llamaré pronto- hay una expresión de satisfacción total en su rostro, tanta es su felicidad que parece como si le hubiesen ofrecido un montón de dinero por venir a convencerme, pero lo haré por mi madre y esos pequeños que como yo vivieron cosas desagradables de las cuales quizás tomaron lo más horrible para vivir con temor e inseguridad. Se ha ido desapareciendo por uno de los pasillos de la izquierda.
-Venus- me giro de inmediato sonriendo mientras estiro mis manos en su dirección con la estrella.
-La encontré- veo que lleva la mirada hacia el pasillo por el que se fue el abogado, pero no tomo importancia a eso sino a unas astas de reno que están en el estante de enfrente, me acerco tomándolas e inmediatamente Sean niega con la cabeza como si ya hubiese leído mi mente. –Oh vamos, por favor- le pido juntando ambas manos como niña pequeña. –Resaltan con tus hermosos ojos, además creo que se adherirán perfectamente con tu perfecto cabello- se cruza de brazos mirándome con seriedad.
-El que digas cosas lindas sobre mí no quiere decir que aceptaré- dejo salir un resoplido y las dejo en su lugar.
-Bueno, tenía que intentarlo- me adelanto hacia el carrito de compras para dejar la estrella e ir a pagar todo esto.
…
Cinco trabajadores del lugar nos han ayudado a dejar todo esto en el auto de Sean, temo por la vida de todo esto teniendo en cuenta que un auto deportivo no tiene mucho espacio, además el asiento del copiloto también está lleno de compras. Sean ni siquiera ha notado ese detalle porque él acomodó todo en la parte de atrás mientras que los trabajadores se encargaron de ocupar mi lugar, se acerca con una bolsa de compras en la mano, toma mis manos y hace un mueca mientras mira hacia el cielo el cual está nublado.
-Hace frío- empieza a quitarse su bufanda pero lo detengo de inmediato. –Vamos, no quiero que te enfermes-.
-Estoy bien, gracias- niega con la cabeza y mete una mano dentro de la bolsa sacando un gorro rojo con un enorme pompón en la parte de arriba, unos guantes del mismo color y una hermosa bufanda, así que de inmediato comienza a ponerlos en mí como si fuese un niña pequeña, pero saben una cosa, me encanta.
-Listo- dice mientras termina de acomodar la bufanda en mi cuello, ha dejado cubriendo completamente hasta mi nariz.
-Casi me cubres los ojos- ríe y niega con la cabeza.
-Vamos, tenemos que ir a casa- abre la puerta y entonces se queda mirando detenidamente como casi se caen las cajas así que cierro de inmediato antes de que sea tarde y las esferas caigan sobre la acera. -¿Por qué ellos?...-.
-Está bien, puedo tomar un taxi- añado observando si alrededor hay uno, pero solo veo autos pasar y pasar con las luces encendidas.
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Editado: 25.12.2019