Desconocida (X) :
Huir.
No se si sea lo correcto, pero es necesario.
Salir del lugar que parecía ser nuestro hogar, la casa que tanto nos costó conseguir, donde hicimos de todo para que nuestros hijos estén seguros… ese lugar se volvió un infierno.
Más de tres intentos para asesinarnos, dos de secuestro hacia nuestros hijos… todos estos fueron frenados por el dinero.
Yo no quería seguir viviendo pagando otras personas para seguirme mientras iba a hacer algo tan simple como comprar en el súper mercado, nos estábamos cansando.
¿Qué pasaría si un día nos llegara a faltar el dinero?
¿Qué pasaría con nuestros hijos?
¿Viviríamos siempre huyendo?
Hemos recurrido a medidas extremas ya que ni con la protección de toda la policía, pues todos tienen sus puestos pagados y que al parecer les pusieron una venda en los ojos para ignorar todo lo que nos pasa, los guarda espaldas personales ya no son tan efectivos pues siempre encuentran la manera de dañar a mi pequeña família.
Con el dolor esparcido en el pecho adueñándose de mi corazón, mandé a mis hijos a un orfanato… no tienen mas de un año, era necesario hacerlo, por temor a que algo malo les suceda pues las cosas se estaban poniendo aún peor para ellos y la noticia que nos hizo tomar aquella drástica decisión; estaba embarazada nuevamente.
No piensen que fuimos unos inconscientes, mi esposo y yo siempre soñamos con una família grande, todo pasó tan rápido, entre cuidar a mis hijos, mudarnos a un departamento por temor a que entren nuevamente a la casa, nunca salir sola ni a la esquina porque en cualquier momento podía aparecer él.
Todo fue tan rápido que en una visita al hospital llevando a mi pequeña Ina por una pequeña fiebre, yo me empecé a sentir mal, tanto así que me desmaye afuera de la sala donde le estaban haciendo unos exámenes.
Desperté recostada en una habitación de hospital, las paredes no eran blancas, sino amarillas con dibujos de … ¿niños? En las paredes. Recuerdo tan bien el día en el que me dijeron que llevaba a mi pequeña en mi vientre, tres semanas para ser exactos.
Flaschback
—Veo que ya despertó— habla aquel hombre con una bata totalmente blanca.
No respondo, pues estoy aturdida buscando con la mirada a mi esposo y a mis hijos.
—Oh, no se preocupe, su esposo está
—Aquí—interrumpe el dueño de mis suspiros.
Al entrar su cabello se muestra desordenado es lo primero que llama mi atención, su rostro agotado y las enormes manchas oscuras que se forman debajo de sus ojos, aun así no le quitan nada de el gran atractivo que tiene.
—Bien, la família está reunida—dice al ver cómo mi marido entra y de su mano se encuentra agarrado un niño, mientras tiene cargada a la pequeña Ina.
Aquella mirada llena de preocupación que llevaba mi esposo se transforma en una tranquila a verme allí, sus hermosos ojos grises brillan a causa de las lágrimas que lleva en ellos, algo lo está atormentando y necesito saberlo, el pequeño mojin que hacen mis dos niños me hace querer abrazarlos y besarlos a los tres.
—Así es—espeta mi marido algo frustrado, su mano se mueve con nerviosismo el cual solo yo puedo notar.
—Señora Janer—dice mientras revisa unas hojas en su escritorio— debemos realizarle algunas pruebas, pero antes necesito saber si en estos días ha sentido algún malestar parecido.
Recuerdo los leves mareos que he tenido antes, un poco de dolor de cabeza y solo eso.
—Nada fuera de lo normal, estos días estuvimos algo tensos por algunos problemas, supongo que es por la fatiga del momento.
—Bien.
Acomoda nuevamente los lentes que tiene puestos y me observa.
—De igual manera tendrá que hacerse algunas pruebas antes de salir del hospital, puede ser que tenga alguna pequeña enfermedad y como tiene hijos pequeños puede que ellos también lleguen a contraerla, mejor prevenir antes, luego de ver los resultados de los exámenes veremos si se encuentra bien o solo esto fue causado por el estrés del momento, de ser así le recomendare algunas pastillas para ayudarla en eso.
Siento la mano cálida de mi esposo, el nerviosismo es aún más notorio en él.
—Ahora se pueden dirigir a laboratorio, es en la planta de arriba.
Nos da un pequeño papel, el cual estuvo rellenando mientras hablábamos, parece ser una orden.
—Muchas gracias, permiso.
Antoni, mi esposo, termina de hablar e inmediatamente nos levantamos con los niños tomados de la mano, no pierdo la oportunidad y los apretujo entre mis brazos. Los suelto mientras dos de los diez guarda espaldas que vinieron junto con nosotros los cargan y nos siguen.
Mientras caminamos y empezamos a subir las gradas decido de una ves por todas, aclarar las cosas, prefiero solucionar lo que le pasa ahora, a tener una discusión más tarde.
—Antoni.
Mi voz lo detiene y lo saca de transe, yo me quedé parada unos pasos más atrás de él.
—¿Pasa algo? —pregunta mientras se acerca a mí— ¿Te sientes mal? Ya vamos a llegar, solo falta encontrar la
—Solo dímelo, lo hablaremos y lo solucionaremos juntos.
Poso mis manos por sus mejillas y siento como se relaja, pero solo un poco.
—Dulio.
—¿Qué pasa con él?
—Hablé con él, entraron a su casa… fue él… dejaron una carta de amenaza, entraron buscándonos parece que pensaron que estaríamos con él ya que es muy cercano.
¿Dulio? Pero… ¿Por qué él?
—Antoni, hace mucho tiempo que no visitamos a Dulio, mas de un año para ser exactos, hablamos por teléfono pero nada más, si tanto dicen seguir nuestros pasos, porqué irían a la casa de él y no a la de… no se ¿David y Miranda?
—Yo tampoco lo se, no quiero desconfiar de él, es como un hermano para nosotros…el es importante.
—Está bien, quizás fue porque siguen nuestras llamadas. Ya no te estreses más, verás que todo tiene solución. Por cierto, David decidió llevarse a su esposa de viaje, Miranda me dijo que fue muy repentino, dijo que estaría bien y que nos cuidáramos.
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Editado: 13.06.2021