Al siguiente día tampoco asisto a la escuela, no me sentía bien durante la mañana, así que de nuevo le envié un mensaje a Sandra para que me pasara todos los pendientes del día. Para mi fortuna en este último semestre los profesores decidieron no contar las asistencias ya que entendieron que muchos estudiantes ya trabajaban o que tenían que empezar a hacer el servicio social, esto a excepción del profesor Alcázar, que dejó en claro al inicio del curso que sí contaban las asistencias, pero no me preocupo tanto porque estoy segura de que me irá bien.
Para el desayuno salgo a comprar un poco de fruta, jugo de naranja y pan, no tengo ganas de cocinar nada complejo. Le hablo a mi mamá como de costumbre para que baje a desayunar y así lo hace, su aspecto luce un poco mejor gracias a los medicamentos que rápidamente han hecho efecto.
—¿Cómo te sientes hoy? —le pregunto. Ella se sienta en una de las sillas que están en el pequeño comedor.
—Mi dolor de abdomen se ha ido y espero que pronto se me desinflame el vientre —dice.
—Que bueno ma’ —sirvo el jugo de naranja, enjuagó las frutas y empiezo a picarla velozmente, he comprado plátanos, papaya y melón.
—¿Por qué no fuiste a la escuela? Ya van dos días Alba —me recuerda.
—Lo sé, pero últimamente no me he sentido bien.
—Es por mi culpa, ¿verdad? —suspira cabizbaja—. Hija, no tienes que preocuparte por mí.
—No es por eso —miento porque en parte sé que sí es por su salud.
—¿Te pasa algo más? —inquiere frunciendo el ceño.
—No lo sé —sirvo la fruta en platos pequeños y le doy uno a ella—. ¿Puedo preguntarte algo?
—Claro —dice con serenidad y yo me siento en la silla que está al extremo del comedor.
—¿Por qué decidieron casarse tú y mi papá?
—Vaya —dice casi atragantándose con el jugo, es una pregunta que en serio no se esperaba—. Supongo que fue por amor.
—¿Supones? —repito enarcando una ceja.
—Sí, quiero decir, estábamos enamorados.
—Tiempo pasado —deduzco llevándome un trozo de fruta a la boca— ¿En serio lo estaban?
—Sí, por supuesto —deja su vaso de jugo en la mesa y ríe—. ¿A qué viene esa pregunta Alba?
Decido ignorar su pregunta e ir al grano.
—Si estaban enamorados, ¿qué fue lo que cambió dentro de su relación para que terminaran divorciándose?
—Bueno —dice reflexionando— no sé exactamente… nos distanciamos mucho, él dejó de contarme sus cosas personales y yo hice lo mismo, después pasamos a ignorarnos casi por completo y cuando intentábamos hablar terminabamos peleando por cualquier estupidez. Es algo en lo que no te pones a pensar diariamente ¿sabes? simplemente así van sucediendo las cosas y a veces no terminas de conocer a la persona que creías que era el amor de tu vida— ríe de nuevo y creo que está apenada porque salta a la vista el rubor de sus mejillas.
—¿Y por qué no se divorciaron desde hace mucho? —refunfuño.
—Porque creíamos que era normal en una relación, que lo íbamos a superar y que nos íbamos a reconciliar, y bueno, así fue hasta que... —hace una pausa— pasó aquello.
—Sí, aquello con el vecino ¿no?
—El matrimonio no es fácil hija, lo entenderás algún día, si es que te quieres casar —exclama pacientemente.
—Nadie dijo que fuera fácil, pero cuando existen de por medio hijos, creo que hay suficientes razones para no hacerlos sufrir y cortar de raíz la relación. Así evitan trau… —me callo.
—¿Qué me quieres decir con eso? —pregunta seriamente mirándome a los ojos—. ¿Me estás reprochando algo?
—No sé, tu dime, ¿te sientes bien por todo lo que pasé?, ¿por todo lo que pasamos? —Corrijo y me levanto de la silla.
—¡No! —Inquiere boquiabierta—. ¡Por supuesto que no Alba!
—Es que… no puedo con esto mamá, el divorcio en trámite, la mudanza, la universidad; simplemente no puedo— siento como se comienza a hacer un nudo en la garganta, pero intento no quebrarme nuevamente. Odio ser débil.
—Siéntate ¿quieres? —enuncia un poco molesta y obedezco—. No eres la única que está pasando esto y créeme que como madre ha sido mucho más difícil para mí que para ti porque he cargado con esto durante años. Debes de dejar de pensar que eres la única víctima porque no es así, sé que tu padre y yo te lastimamos, y que una disculpa no arreglará nada, pero necesito que seas fuerte por mi y principalmente por ti, porque realmente me preocupas. Eres alguien muy valiente, sé que lo eres Alba y lo mejor está por venir para ti. No quiero que te aferres al pasado, quiero que vivas hoy, que experimentes cosas nuevas y que seas más abierta con las personas. Solo quiero que tengas en mente que depende de ti y solo de ti tu felicidad, ten confianza, ¡vive!, enfrenta tus miedos y verás como todas las piezas del rompecabezas se irán acomodando poco a poco; pero si no creces, si no dejas el pasado a un lado, si dejas que el miedo te invada lentamente hasta que te consuma… me temo que te atormentaras el resto de tu vida.
Un gran bocado de silencio atraviesa por la cocina, sus palabras me han dejado atónita, nunca se había expresado así y menos en la forma tan sutil en la que dejó entrever mis mayores miedos e inseguridades.