— ¿Qué rayos fue eso? — habló atónito Azazyel ante lo que acababa de presenciar.
— Algo verdaderamente maligno anda por aquí, debemos estar muy alertas, vamos a hacer algunas investigaciones —. Habló Luzfel sin ninguna pizca de miedo.
Caminaron la mayor parte del día por la senda de muchas flores multicolores hasta llegar a una zona despejada cubierta de pasto, había algunos animales que deambulaban por esas zonas. Se habían adentrado al centro del jardín.
— Este lugar está muy tranquilo, ¿Dónde estarán los humanos? — preguntó Azazyel.
— Deben estar en el río… ¿Qué es eso?
— ¿Eh? ¿Qué pasa…? Luzfel, ¿estás bien? Parece que viste… — trató de decir Azazyel, pero Luzfel dio unos pasos sin contestar y se dirigió a un árbol que estaba casi escondido en medio de unos arbustos.
— Este árbol, nunca vi uno igual en el paraíso. Sus frutos y hojas son muy llamativos — dijo Luzfel — ¡Detente, Azazyel! — gritó cuando vio que su compañero estaba a punto de tomar un fruto del árbol.
— ¿Por qué? Se supone que este árbol es parte del jardín para poder tomar sus frutos y alimentarnos, los humanos hacen eso.
— Date cuenta Azazyel, un árbol llamativo en medio de este lugar en donde no hay frutos ni nada es algo extraño, ¿no lo crees? Además, este árbol es muy distinto del resto, es como si alguien lo puso aquí para…
— Atraer a alguien o algo — completó el arcángel por su compañero.
— Exacto, tenemos que… ¡Aaah! — el arcángel Luzfel dio un grito de dolor y tomó instintivamente su mano.
— ¿Qué te sucede? — preguntó el joven arcángel acercándose a Luzfel — ¿Qué te pasó en la mano? Estás sangrando, rápido te llevaré al palacio de nuestro padre.
— N–No pasa nada… solo es una pequeña cortada. Mejor volvamos para encontrarnos con el resto, no te preocupes, estaré bien — respondió Luzfel aguantando el dolor, pero ninguno sabía que estaban siento observados por un pequeño ser que se encontraba enrollado en la rama del árbol.
— Sssss… tu sangre es bastante fuerte, pequeño, algún día me apoderaré de tu ser — siseó una pequeña criatura que se encontraba enrollado en una de las ramas del árbol.
Luzfel le dio un último vistazo al árbol antes de irse, sin imaginar que las cosas estaban a punto de cambiar. Los años continuaron pasando en el reino de los ángeles, muchos eventos tuvieron lugar y uno de ellos fue la expulsión de los humanos del huerto del Edén hacia un mundo llamado tierra, también se dio un acontecimiento que marcó la historia de los 8 arcángeles para siempre.
Cinco años más tarde…
Un día de esos, Dios mandó a llamar a Luzfel.
— ¿Me mando a llamar padre? — habló un atractivo arcángel detrás de él.
— Luzfel… — susurró con pesar, estaba seguro de que después de aquella misión no volvería a ver nunca más a su hijo tan amado, no al menos como era ahora obediente y fiel.
— Padre, ¿está usted bien? — preguntó preocupado por ver la cara angustiada y la expresión perdida de su padre.
— Estoy bien… Luzfel, tengo una misión importante para ti, confío plenamente en que eres el indicado y sé que lo harás muy bien.
— Debe ser algo realmente muy importante para que mi padre me lo diga en persona, normalmente Mizasel es quien me informa de todas las misiones, no te preocupes padre, no te decepcionaré — sonrió Luzfel muy emocionado.
Acto seguido Dios procedió a explicarle toda la misión, habiendo ya acabado de explicar paso a paso todos los detalles, miró por última vez al joven ángel que sin imaginar estaba yendo a su propia destrucción.
— Lo haré bien, nunca lo dudes padre — dijo por último antes de irse.
— No lo dudo, hijo… — susurró Dios y unas lágrimas caían por sus mejillas.
Cuando Luzfel volvió de aquella misión ya no era el mismo arcángel al que le gustaba salir del paraíso e ir junto a las estrellas. Aquel joven alegre se había perdido para siempre y en su lugar solo quedaba el reflejo de un ser despiadado, egoísta, vengativo y desleal que lo único que deseaba era venganza.
En secreto, Luzfel convenció a un tercio de los ángeles para rebelarse contra Dios, iniciando así una gran batalla, su corazón fue corrompido por la maldad, el odio, queriendo ser incluso más que su creador, pero él y todos los otros fueron derrotados y enviados a la tierra donde se convirtieron en Diablos estableciendo su gobierno de maldad y mentiras.
Las siguientes palabras le fueron destinados al portador de la luz antes de su caída: “Nacerá un ser celestial destinado a librarte de la maldición, sin embargo, su presencia no será eterna. Cuando llegue el día, la encontrarás en el mundo mortal".
Pasaron miles de años desde aquel entonces; el odio y dolor seguían intactos en el corazón de cada de Diablo solo querían vengarse, y estaban a la espera de esa gran oportunidad.
"¿Qué pasará cuando la luz más brillante se pierda en las sombras más profundas? ¿Encontrará el camino de regreso a la luz o se sumergirá irremediablemente en la oscuridad?"
Nos vemos en el próximo capítulo ❤️❤️