Siempre Veremos Las Estrellas

Capítulo Veintidós

Daniela

Me sentía mal porque había discutido con Coral, nunca nos había pasado eso, pero es que no puedo creer que no me hay contado lo de ella con Christopher, no era posible, después del evento pensé en irla a ver, pero mi madre dijo que íbamos a ir a cenar fuera para celebrar que nos había ido bien.

Tal vez le llame más tarde para poder arreglarlo, no soy de las personas que pide disculpas, pero yo necesito disculpa y que me cuente bien el motivo de que ella no hubiera querido decir lo que pasaba con Christopher, aparte hemos sido amigas durante diez años, nuestra amistad no se puede perder así porque sí, no sería justo.

—Dani, Lucas se veía muy guapo —dijo mi madre mientras se dirigía al restaurant.

No dije nada y solo asentí; en mi mente se repetía su imagen y se veía muy guapo realmente, cuando tomo mi mano sentí un revoloteo en estomago como cuando estaba con aquel chico.

—¿Estas bien?, hoy no vi a Coral y ella siempre te acompaña cuando de algo importante se trata.

—Claro, estoy bien y respecto a Coral, ella me dijo que tenía que ir a visitar a su abuela —no le podría decir a mi madre que habíamos discutido porque empezaría a preguntar. Yamil se había quedado dormida camino al restaurant como siempre hacía.

—Es bueno que vaya a visitar a su abuela, me alegro.

—Claro, ya tenía mucho tiempo que ella no iba a verla.

—Dani…

—Dime, mami.

—Lucas esta interesado en ti, ¿no es así?

—Si, así es.

—Lo sabía, él es muy obvio, en el cómo te mira e inclusive en cuanto te dio el abrazo él se puso rojo como un tomate, realmente te quiere. Si no te molesta te diré que juntos se ven muy bien y tú también te pones colorada como un tomatito. ¿Te gusta?

—Creo que sí, pero no lo sé realmente, porque cuando estoy a su lado me siento muy feliz, pero… me da miedo llegar a volver a tener tantos sentimientos por alguien.

—¿Tienes miedo por lo de aquel joven?

—Sí, pero eso solo es en parte… es que Lucas me dijo algo más y eso también me da miedo. —procedí a contarle lo que me dijo Lucas y mi madre solo tenía cara de preocupación en el rostro.

—Bueno, eso no debe de ser ningún impedimento para ser feliz, porque si alguien te gusta, te debes de arriesgar, no siempre hay que vivir con miedo porque de ello nunca lograras nada. El miedo siempre te va a impedir ser feliz, por favor, no dejes que ello te gane —dijo mi madre después de unos momentos.

—Lo sé, solo que tal vez no es el momento.

—Nunca digas que no es el momento, las cosas que no se planean, suelen ser las más maravillosas que las que se planean.

—Lo sé —dije y fije la vista en la carretera, tal vez debo decirle a Lucas que también me gusta, pero en el fondo tengo miedo de lo que pueda pasar; porque sé que nada dura para siempre. Y ¿si me rompe el corazón? Supongo que a veces necesitamos algo de dolor en la vida para poder renacer.

Tardamos una hora en llegar a la zona de restaurantes, fuimos al que siempre íbamos con papá, se llamaba “la farola” era un restaurant pequeño pero muy agradable, tenía una vista a un puente y a sus alrededores había una gran cantidad de árboles.

Entramos y nos recibió el dueño.

—Es un gusto verlos nuevamente por aquí —le dijo a mi madre.

—Gracias, igualmente es un gusto volver a verte, ya tenía tiempo que no veníamos.

Nos condujo a una mesa en una esquina junto a la ventana y nos dio el menú.

—¿Qué van a querer para comer? —pregunto mi madre.

La primera en hablar fue Yamil —Pizza, yo quiero pizza.

—Te parece bien comer pizza, ¿Dani?

—Claro, esta bien.

—Bien, que sean dos pizzas grandes, una de pepperoni y la otra de champiñones.

—Por supuesto, en un momento se las traen.

—Gracias —dijo mi madre y don Lorenzo se fue.

—Dani, hoy estuviste fabulosa, tu presentación fue increíble —dijo mi madre.

—Sí que lo fue, hermanita.

—Gracias —dije dando una sonrisa de boca cerrada y dirigí mi vista hacia el puente.

—¿Le pasa algo? —pregunto Yamil a mi madre.

—Le pasa alguien llamado Lucas —respondió mi madre y dio una pequeña risita.

—Aquí sigo —dije con la vista fija en las personas que iban y venían en el puente.

—Si, bien que te gusta, no te hagas hermanita, ¿verdad, mami?

—Yo pienso que sí.

—Aja —dije a lo que decían, no me sentía con ánimos para pensar en el revoltijo de sentimientos y emociones que estaban pasando por mi cabeza en ese instante.

A lo lejos vi una moto, idéntica a la mía solo que, en color negro, quien lo conducía se veía muy bien, iba con una chaqueta de cuero y unos vaqueros no logre ver su rostro porque llevaba puesto el casco.

Eso me hizo pensar en lo que había dicho su primo sobre las carreras, no soy de querer salir, pero no estaría mal algo de adrenalina de vez en cuando, sería fantástico poder correr algún día.

Tardo media hora en que nos trajeran las pizzas y las tres comenzamos a comerlas, estaban deliciosas y más la de champiñones, era mi favorita. Mamá pidió una jarra de agua de la fruta del día y así estuvimos cenando, nos pidió un trozo de pastel para cada una y lo comimos entero, la cena fue maravillosa.

Después de terminar de cenar y pagar la cuenta nos dirigimos nuevamente a la casa, durante el camino veía algunas tiendas y recordé en que se tenía que comprar el álbum, así que me la siguiente tienda le dije a mi madre que se detuviera.

Ella hizo caso y me bajé del auto y le dije:

—En un ratito vuelvo, no me tardo.

Entre en la tienda y me di cuenta de que vendían cosas de decoraciones y peluches y todas esas cositas para regalo, me dirigí al estante donde estaba un marco de fotografía y empecé a ver todo lo que había para fotografías.

Me fije en un álbum, era del tamaño de tres cuartos de hoja carta y tenía un listón azul marino para atarlo y la portada era de una constelación, este era perfecto, así que le hable a la señora que atendía la tienda y le dije:



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En el texto hay: destino, romance, rivalidad

Editado: 18.02.2022

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