Cristi Borisov cumplió dieciocho años. De repente se sintió como una chica adulta e independiente, a la que nadie podía decir qué y cómo hacer, porque lo sabía todo a la perfección e ingenuamente pensó, que ya no necesitaba consejos de nadie. Se convirtió en estudiante de primer año en la Facultad de Periodismo de la Universidad de la capital, y luego de tener una seria charla con sus padres, los convenció de que vivir en una residencia no estaba nada mal, sino que, al contrario, le daría la oportunidad de sentirse independiente y responsable.
Anna y Vitali Borisov estuvieron de acuerdo con ella, no tanto por el convincente discurso de su hija, que sonaba como el discurso electoral de Barack Obama, sino porque pronto su padre sería trasladado a la capital a trabajar en la sucursal de su revista y estaban considerando seriamente instalarse allí para siempre, lo que significaba que la libertad de su única hija no duraría mucho.
Estaba claro por qué Cristi eligió la Facultad de Periodismo. Su padre, editor adjunto en jefe de la revista “La vida de hoy”, inculcó en su hija desde la primera infancia lo que se llama un "interés periodístico", que era llegar a la verdad y contarla a todo el mundo, a pesar de que esa verdad no fuera del gusto de todos y de vez en cuando solía poner en peligro al propio periodista. Pero, ¿alguien a los dieciocho años piensa en el peligro y las consecuencias?
Cristi se imaginaba a sí misma al menos Oprah Gail Winfrey. Ya había soñado con recibir un premio Emmy por su canal en YouTube “Cristina Borisov desvela los secretos”. Básicamente, está bien soñar con un futuro brillante a los dieciocho años. La chica no fue una excepción, solo que no se quedaba de brazos cruzados, sino que actuaba, tratando de acercar su sueño lo antes posible. Por todos lados ella estaba buscando noticias, que pudieran hacer estallar el Internet.
Ya en los primeros meses de sus estudios, Cristi se hizo enemiga de las primeras bellezas de la Facultad de Arte y Diseño, es decir, las hijas de padres adinerados. Estas sinvergüenzas decidieron, que humillar a su pobre compañera de clase era divertido.
La primera vez, que vio cómo tres autos caros rociaban velozmente a una chica pelirroja, vestida con una chaqueta barata que, esperaba el autobús en la parada, Cristi no entendió qué era. Ella solo trató de ayudar a la pobrecita, que estaba tratando de limpiar su ropa, ofreciéndole su pañuelo, pero en la noche se topó con un video publicado en Instagram con este incidente, el cual fue acompañado de comentarios ofensivos de manera humillante, llamándola mosquita muerta, que lo único que podía hacer era diseñar chaquetas acolchadas para presos.
La segunda vez Cristi se encontró con esa compañía una semana después. Ellas habían decidido burlarse de la niña pelirroja, después de clase, cuando ella hacía cola en el comedor. Estas arpías la empujaron contra la pared, le vertieron cola-cao en la cabeza, le pusieron el vaso de plástico en la cabeza y lo grabaron todo en un teléfono.
Al ver el miedo indescriptible en los ojos de la víctima, Cristi entendió que era “Bullying”, desgraciadamente, esta palabra estaba 'de moda' debido a los innumerables casos de acoso, y decidió actuar. Encontró a la víctima en el baño, la chica estaba tratando de lavarse el cabello de la bebida pegajosa debajo el lavabo, tragando lágrimas en silencio.
- Bueno, me pregunto: ¿cuánto vas a aguantar? - preguntó Cristi, entrando tras ella.
- No voy a dejar la universidad, - dijo desafiante la chica.
- ¿Y quién está hablando de esto? Te pregunté, ¿cuánto tiempo vas a tolerar el acoso y dejarlo todo impune?
- ¿Qué puedo hacer? Son las chicas más populares de la facultad, tienen admiradores, dinero y posición.
- ¿Cómo te llamas, pobrecita?
- ¿Y por qué lo necesitas saber? - preguntó la niña con miedo.
- Bueno, al menos por el hecho de que estamos hablando, - respondió Cristi amablemente. - Créeme, no soy tu enemiga.
- Misi. ¿Y tú?
- ¿Misi? ¿Estás bromeando? No es un nombre, ¿verdad? ¡Ese es el nombre de una gata! - se rio, pero al ver el cambio del rostro de la niña, se dio cuenta de que había ido demasiado lejos con la broma. - Lo siento, soy Cristi. Por cierto, ¿Misi es diminutivo de Melissa o, Melisenda, como una reina judía?
- No importa, - Misi se ofendió.
- No te ofendas, simplemente no entendí a la primera, cuando estas imbéciles te rociaron con barro, - dijo Cristi, entregándole una pila de servilletas.
- No les gusta, que yo sea la mejor de la clase, así que se enojan conmigo, - respondió la niña.
- Ocurre, pero hay que contraatacar, porque a ese ritmo no vas a poder soportar cuatro años de estudio. -Dijo Cristi. – Te propongo tomar medidas activas, porque a los acosadores les encanta obtener una reacción débil y pasiva por parte de sus víctimas.
- ¿Y cómo se hace? - preguntó Misi con cautela.
- Bueno, primero te voy a seguir a todas partes, y si se les ocurre algo, grabaré todo y lo publicaré en Internet en mi blog “Cristina Borisov desvela los secretos” con comentarios completamente diferentes, es decir, las mostraré en todo su “esplendor”.
- Eres la famosa Cristi Borisov?
- Si. ¿Qué te parece mi plan?
- No lo sé, no quiero problemas con ellas. - suspiró la niña, - No me dejan vivir tranquila de todos modos, y si descubren que te estoy ayudando, no lo sé qué pasará.
- Entiendo, que les tienes miedo, pero si no haces nada, entonces no te ayudarás a ti misma y es posible que arruines la vida de otra persona, a quien ellas también harán lo mismo. Y esto ya estará en tu conciencia. – pronunció Cristi la patética frase de su padre.
- Para ti es fácil decir, eres la hija de un periodista famoso, y yo estoy sola en esto, no tengo a nadie de quien esperar ayuda.
- ¿Eres huérfana?
- Ahora sí. Mi abuela murió hace dos semanas.