Sentía la mirada de un hombre sobre mi. Sus cartas eran más a menudo, esas fotos que ponía en mi escritorio. ¿Amor?
Pero después de unos días o tal vez un mes, me llegué a sentir rara.
Llámenme como quieran, pero las mariposas están al tope.
—• DÍAS ATRÁS •—
— NARRA JENNY —
Íbamos comiendo una fresa con chocolate.
— ¿Dónde las compraste Anny? —
— un chico me las regaló —
La volteamos a ver.
— Anny, nunca comas lo que te dan los hombres —
Se encogió de hombros.
— pero es el rarito de la preparatoria —
— peor tantito —
Mi amiga Aranza le dio tremendo golpe en la cabeza.
— oigan, miren —
Dijo Anny después del golpe.
Vimos a dónde apunto.
Pero aprovecho para irse corriendo.
— Anny comparte esas fresas —
Salió Aranza corriendo detrás de ella.
— hay niñas —
Me adentre a mi salón, ellas son un año menor, por lo cual vamos a diferente salón.
— ¿Qué es esto? —
Vi una tarjeta con un chocolate.
— para Jenny —
Es normal que recibamos cartas, pero solo el catorce de febrero.
— ¿Okey? —
Guarde confundida la carta en mi mochila.
[<>]
Salí del salón.
Mis amigas aún no salen.
— tengo hambre —
Froté mi estómago.
Caminé por el pasillo.
— huy perdón —
Había chocado con el “popular“ de la preparatoria.
— fíjate por dónde caminas —
Asentí.
— vale, hay nos vemos luego —
Me fui.
Llegué al comedor y me puse a comer mi desayuno.
— que buen desayuno —
Vi para la venta y me encontré con un hombre fumando, me estaba viendo fijamente, traía un suéter negro.
Lo admito, es atractivo ya que sus ojos que apenas se alcanzan a distinguir son color miel, y su cabello es ondulado y color castaño claro.
Sonreí amable ya que no despegaba la mirada de mi.
Tiro su cigarro, me sonrió y se fue.
— que raro —
Vi a mis amigas.
— hola chicas —
— hola —
Me sonrió Anny.
— detesto venir a la preparatoria —
Reprochó Aranza.
— yo también —
[<>]
Salimos de clases.
Mis amigas se fueron a su casa.
Iba caminando mientras escuchaba música.
Pero una mirada me alertaba.
Vi para atrás y venía un tipo, al momento de verme sonrió, pero de un forma que da miedo, sacó un cigarro y lo prendió.
Que miedo.
Es el tipo del comedor.
— ¿Se te ofrece algo? —
Pregunté ya que no decía nada.
Vi que se acercó a mi.
Di un paso para atrás.
Pero el seguía mis pasos.
— m-me tengo que ir —
Corri de esa situación.
Después de alejarme unas cuadras, vi para atrás y no venía el.
— que miedo —
Susurré.
[<>]
Llegué a mi casa y aún no procesaba que ese hombre me siguiera.
— hija, hija —
Imagínate que me hubiera echo algo.
— ¿Hija? —
Fui a mi habitación y me encerré.
[<>]
El sol daba en mi rostro.
— carajo —
Tengo que ir a clases.
[<>]
Estaba anotando cada apunte.
Desvié mi mirada a la ventana y lo volví a ver, estaba viéndome tan fijamente que me hace dudar hasta de mi existencia.
Tenía las manos en su bolsillos, con una sonrisa que me atrapa y me deja viendo su sonrisa.
— ¿Señorita? —
El profesor llamo mi atención.
— ah si —
Vieron a dónde yo veía, y el hombre se fue después de la mirada de todos.
— ¿Es su novio?, y si es así dígale que no venga en horarios de clases —
Asentí.
[<>]
Esta vez no traje mi desayuno y fui a comprar uno.
— buenos días, me da un sándwich —
Llegó un hombre a mi lado.
Vi y es ese hombre, ¡Es ese tipo!
— si —
Se adentro a hacer el sándwich.
Saque mi dinero pero se cayeron unas monedas.
Me agache por ellas.
Pero sentí una mano en la mía.
El hombre se había agachado a recogerlas.
— perdón —
Sonreí levemente.
El solo sonrió.
¿Por qué no habla?
— aquí tienes —
Salió la señora, me levanté y le pagué.
Me fui de hay.
— que raro —
Una sonrisa tonta salió.
Sentí una mano sobre mi brazo, eso hizo que volteara.
— NARRA SERGIO —
Esa niña llamo mi atención.
Desde aquel día me obsesione con ella.
Ahora voy a su preparatoria y la veo escribir en ese escritorio.
Me niego a creer que esa niña es mi ex amiga de la primaria, pero tan solo tenía ella seis años y yo once años, iba en quinto grado.
[<>]
Fui tras ella ya que se olvidó su tarjeta del metro.
— si eres, Jenny —
Susurré.
Me acerque a ella y la tomé del brazo.
— ¿Ah? —
La vi, sus ojos son tan hermosos, y sus labios, que ganas de volver a besarla.
[FLASH BACK]
Ella lloraba y yo la consolaba.
— déjalo, ese tipo siempre a sido un malo, mira ten, yo te comparto de mi paleta —
Aún era una niña como para saber que me gustaba.
— pero la mía es de las que pican —
Sonreí.
— entonces, ya cálmate, ¿Si? —
Lo bueno que nadie veía que lloraba, estábamos atrás del salón.
— no quiero —
Lloró más fuerte.
— shh, la profesora nos regañara —
Seguía llorando.
¡Que hago!
— ¡Quiero mi paleta! —
Puse mis labios sobre los pequeños labios de ella.