Silencios que matan

Capítulo 14

Pasó una semana en la cual Érika intentó volver su vida a la normalidad, donde solo estuvo haciendo trabajos encargados, donde llegaba a su casa a dibujar y donde no se reunió con Rafael más que de camino a la escuela, pero por más que intentó sus sentimientos siguieron igual, su cuerpo seguía reaccionando de la misma manera al estar cerca de él y no podía evitar pensar en esa chica que le gustaba. Se estaba volviendo loca con eso. 

-Vas muy distraída hoy ¿Qué pasa? - iban hacia la escuela como cada mañana.  

-No tiene importancia- dijo regalándole una sonrisa.  

Sí, hasta eso ya le salía natural con él.  

Rafael dudó un poco, pero lo dejó pasar.  

-¿Qué vas a hacer el domingo en la tarde?

-Pintar tal vez o hacer tarea si es que dejan algo- se encogió de hombros. -¿por?

-Me preguntaba si te gustaría salir- habló mirándola a los ojos. Observando cada una de las reacciones que causaban sus palabras.  

-¿Sa… lir? ¿Contigo?

-Si, para pasar un buen rato juntos ¿Qué dices?

Más que gustarle la aterraba porque ¿Qué significaría esa salida? ¿Qué le estaba dando la oportunidad a Rafael de acercarse a ella? ¿Qué iba a aceptar ante él (y no solo para sí misma) que le interesaba? ¿Qué él podía pensar que en un futuro ellos podrían tener algo? Pero es que ella ni siquiera tenía futuro, en una semana volvería el demonio a adueñarse de su vida y sabía muy bien donde acabaría aquello. No quería ilusionarse e ilusionarlo, además ¿no se supone que le gustaba alguien?, ¿Por qué le pedía que salieran entonces?... 

-Tranquila- dijo sacándola de sus pensamientos -No tienes que responder de una vez  

-Gracias- dijo pensativa aún.  

Él sonrió.  

-Así que te gusta pintar.

-Me encanta pintar- sonrió.  

Es lo que me ha mantenido viva. Pensó  

-¿Hay alguna razón para ello?

-…Pues pintar siempre me ayuda a distraerme de la realidad y desahogarme con el lienzo. Se podría decir que es mi forma de escapar del mundo. 

-Wow, eso es profundo. ¿Qué puede hacerte querer escapar del mundo?

-Muchas cosas -dijo encogiendo los hombros para restarle importancia y camuflar el escalofrío que la recorrió por completo. -Pero nada que no tenga solución -agregó fijando su vista en el puente que en unos minutos iban a cruzar, él no pareció darse cuenta del significado de sus palabras porque le sonrió y dijo.  

-Me alegro de saber eso.

Quedaron el silencio mientras empezaba la parte más difícil de su viaje juntos.  

Érika empezó a contar los pasos uno por uno para tratar de distraer su mente pero eso no lograba sacar la incomodidad que sentía, él escondió sus manos en los bolsillos y fijó su vista hacia adelante. Siempre era lo mismo, aunque quisieran dejar atrás ese comienzo cada vez que iban en esa parte todo se volvía más difícil.  

Solo al bajar de esa gran construcción que unía dos mundo respiraban tranquilos. 

Érika volvió a mirar a Rafael preguntándose si seguía pensando que ella había ido a la orilla de ese abismo por su culpa, preguntándose si en un futuro le afectaría aunque fuera un poco saber que el haberla salvado no sirvió de nada y, sobre todo, preguntándose qué pasaría si se enteraba de que ella aún pensaba en saltar.  

Él también la miró un momento y sus ojos grises aplastaron cada pregunta que llovía en su mente dejándola en blanco, no había en ella más que una sensación de paz que le indicaba que no importaba lo que pasara después, que lo único importante era atesorar ese instante a su lado porque esas miradas intensas, esos latidos acelerados y esas sonrisa tierna que Rafael le regalaba serían el tesoro invaluable que se llevaría de ese lugar.  

-Me gusta verte sonreír. Se te ilumina el rostro.  

Las mejillas le ardieron, (algo que se había hecho demasiado común desde que lo conoció), bajó la vista hacia el suelo.  

Él le tomó la barbilla y la hizo mirarlo nuevamente.  

-No tienes de que avergonzarte. Eres una belleza .

-Gra...gracias- dijo y ambos retomaron el paso que Érika no recordaba cuando habían detenido. 

Pasó poco tiempo antes de que iniciarán una conversación trivial que duró el resto del viaje,  al llegar a la escuela se despidieron y emprendieron un camino en direcciones opuestas. 

Érika no había dado bien diez pasos cuando escuchó una voz demasiado familiar.  

-¡Ajá!. Te vi con Rafael hace un momento- se llevó la mano al pecho recuperándose del sobresalto -¿Ya se decidieron a amarse?



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En el texto hay: tristeza, amigos y amor, seretos

Editado: 23.06.2023

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