Simplemente Nina

Cápitulo 13

 -No sonrías tanto, ya sé que me estás odiando –susurró Nico en cuanto Tommy fue a corroborar que la carne no se le pasaba, dejándonos solos en el comedor.

-¡Cerrá la boca! –espeté por lo bajo sin perder la sonrisa.

-Arruiné tu cena solos con mi natural amabilidad –retrucó con una vanidad fingida –

   Después del episodio en la cocina aquella tarde que Karem hizo la idiota y el pobre Tommy rompió a llorar, mi cena de pago, se había vuelto cena para tres. La relación de mis dos compañeros había mejorado al cien por cien. Y por más que Nico me fastidiara noche y día con aquello, estaba contenta de que ambos se llevasen tan bien.

-No pierdas las esperanzas –Volvió a la carga –Si logro convencerlo de salir, los dejo solos con la excusa del trabajo de mañana y listo.

-¡Si haces eso te reviento! –dije tomándolo de la camisa.

-Madura Nina –dijo riendo mientras Tommy volvía de la cocina y me miraba con sorpresa. Aún tenía aferrada la camisa de mi amigo y lo miraba de un modo amenazante.

-Ya casi esta ¿Ponemos la mesa? –preguntó, pero era un pedido. Era un chico tímido y estaba segura de que no estaba en total confianza aún con Nico, por lo que no acotó nada.

-Decime donde están los platos y me encargo –respondí tratando de parecer natural. Ya sentía hervir mis mejillas. Maldito Nico.

-Y yo termino de preparar la ensalada que traje –secundó Nico –van a chuparse los dedos.

-¿Cocinaste para nosotros? –me volví a él sorprendida. Fuera de lo que preparaba en el bar no tocaba una cuchara.

-No podía permitir que Tomás se llevara todo el crédito. –Dijo riendo –Sos la única mujer que queda en mi vida, soy tonto si dejo que te lleve un novato.

  Tommy rió y sus mejillas se alboraron. ¡Ups!. Nico lo contempló unas milésimas de segundo y se volvió a mí que ya buscaba los platos en un aparador con una mirada por demás significativa. “Te lo dije” leí en sus labios, antes de que desapareciera en la cocina. No iba a desistir jamás.

-Espero que te guste la carne asada a la rusa –dijo Tommy mientras ponía la mesa y el acarreaba la bebida.

-Yo creo que sí. No tengo dramas para la comida –dije sonriendo -¿Creo que se nota no?

-Estas muy bien así –dijo con timidez.

-Si vos lo decís –respondí ¡Que Nico volviera! Tommy me miraba con una expresión indescifrable en sus ojos finos.

-¡Lista la ensalada! –canturreó Nico volviendo. Al instante notó que algo sucedía y casi pierde los estribos por averiguar qué con solo mirarnos. Por mi parte sentí alivio, era la primera vez que Nico me aliviaba en algo, y era solo porque no sabía que lo estaba haciendo. De lo contrario me hubiese dejado a solas con él diez horas. -¿Voy por la carne Tommy? –preguntó fingiendo una inocencia que no tenía.

-Dale –dijo el otro –ya le puse la salsa asique esta para servir.

-Perfecto –respondió perdiéndose en la cocina de nuevo para volver casi al instante. El aroma de la carne y la salsa llenó mis fosas nasales y el estómago me gruño.

-¡Que hombres tenés en tu vida Nina! –exclamó mientras colocaba la fuente en la mesa. Se veía espectacular -¿Tus amigas te tratan así?

-Una vez que actúas como un caballero y ya estás pasando la cuenta –retruqué.

  Me sonrió con malicia, mientras me disponía a servir. La cena se veía increíble. Era verdad que en cierto punto era una privilegiada. Particularmente no había sido buena en nada, excepto para granjearme buenas amistades. Amistades de verdad. No solo en el trabajo, sino en todos los lugares por los que mi vida había transcurrido.

-Bueno –dijo Nico mientras le alcanzaba su plato -¿Qué hacemos más tarde?

Ahí iba de nuevo. 

¡Gracias por leer!

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