-No creo que lo hayas escrito todo. Dice Lorenzo mientras observa cada una de las páginas escritas a mano.
-Tengo mucho tiempo libre. Digo mientras sostengo una pila de hojas escritas a grafito y se las muestro a mi tutor de doctorado.
Confieso no ser muy diestra con las computadoras, por ese motivo, comencé a hacer mis anotaciones en hojas blancas y es hoy por hoy, que tengo al mínimo 50 con el tema de mi tesis de grado. Lorenzo las vió por primera vez y se rió de mi, pero no vió ningún problema hasta que me dijo que tenia que transcribir poco a poco para la hora de imprimir los tres tomos que corresponden.
-Déjame leer entonces. Agrega mientras lo veo colocarse sus gafas y comenzar a leer.
Lorenzo además de ser mi amigo, es quien se encarga de dictar clases de Psicología en la Universidad Central. Al saberlo, no dudé en pedirle que fuese mi tutor para la tesis de grado. Y al hacerle saber mi deseo de especializarme en psicología educativa el aceptó gustosamente, así que una vez por semana el viene a casa a asesorar los avances de mi trabajo.
El estudio siempre ha sido mi vía de escape, cuando mi hermano y mi madre murieron, decidí mantenerme ocupada, por lo cual eran días y días de estudio, esto me ayudaba a no pensar en lo ocurrido. En tiempos actuales, y al haber transcurrido al menos dos meses de mi boda y de todo por lo que pasé, sin pensarlo me dediqué de lleno día y noche a terminar mi tesis doctoral. El trabajo en el colegio lo dejé y creo que mi suplente lo celebró más que yo, por una parte me alegró saber que los niños están encantados. Menos uno.
Rodrigo.
Después de notificarlo en dirección y arreglar todo el papeleo correspondiente, al salir de la oficina, lo vi en el pasillo y le hice saber mi decisión, por su cara deduje que no le gustó mi medida pero se que al pasar el tiempo se adaptará. A sus padres no los he vuelto a ver, y es mejor así. Vanessa es quien llama de vez en cuando y charlamos solo unos minutos.
-Este tercer capitulo tiene que estar sustentado por algunas entrevistas mas. Dice Lorenzo.
-De hecho pensé lo mismo.
-Así es. Estas dos entrevistas están bien, pero me parece que deberías buscar dos mas y con esto lo terminamos y podemos comenzar el capitulo 4. Te colocaré las correcciones aquí.
-Bien. Digo mientras lo veo teclear en su computador.
Esa mañana en el parque fué la última vez que vi a Caín. El no volvió a llamar y en el fondo lo agradezco, al igual, que no les haya dicho nada a mi padre y familia sobre lo nuestro. Soy consciente que debo arreglar todo, pero el pensar en un divorcio hace que me den nauseas.
-¿Eli?
-Si. Perdón. Esta semana me dispongo a terminar este capitulo y cuando vaya el jueves a la universidad podrás revisarlo.
-Me parece bien. Pero no es eso lo que te pregunté.
-Disculpa.
-¿Te encuentras bien? Dice mirándome a los ojos.
-Si. Miento.
-No lo parece. Sé que no me incumbe pero. No he visto a tu esposo en meses y déjame decirte, que eso es extraño, porque no se separaba de ti y menos cuando yo me acercaba.
-Esta trabajando. El me mira pensativo y medio sonríe.
-Haré que te creo, pero quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que necesites y si es de golpear a ese hombre, o a cualquiera por ti, lo haría.
-Gracias. Y Gracias por tu amistad. Digo mientras sonrío.
-Gracias a ti por la tuya. Deberíamos de darnos prisa para que pueda irme y descanses. Es así como continuamos algunos minutos más revisando los últimos detalles.
Lorenzo es un gran hombre y un buen amigo, hace mucho tiempo atrás me dijo que tenía sentimientos hacia mí, pero en esa época ya sentía algo mucho más fuerte por Caín, así que se lo hice saber y el muy respetuosamente lo aceptó.
Cuando Lorenzo se retira, voy a la cocina y sirvo en un cuenco la comida de Angus, lo veo mover la cola y sonrío mientras el me rodea una y otra vez. De repente se incorpora y sale corriendo a la sala.
-¡Angus! ¡Comida!. Digo y no me oye. Me dirijo a la puerta y me sorprende ver a Caín en la sala jugando con el perro. Al verlo me detengo mientras Angus está que no cabe de la felicidad saltando para que juegue con el.
-¿Qué haces aquí? Pregunto y recuerdo que aún tiene un juego de llaves de esta casa.
-Necesitamos hablar. Dice y es allí donde por su expresión me doy cuenta que esta un poco tomado.
-Ya hemos hablado. Le hago saber.
-Por fav...
-...Estas borracho. Interrumpo.
-¿Desde cuando tu amigo el médico sale tan tarde de aquí?. Agrega.
-Eso no te incumbe. Respondo mientras camino a la cocina.
-Claro que si. Es mas, sé que te visita al menos dos veces por semana. Dice y por su voz se que viene tras de mi.
-¿¡Me estás siguiendo!? Lanzo cuando está a unos metros de distancia.
-Soy tu esposo. Así que puedo hacerlo. Dice muy tranquilo.
-Hasta dentro de poco.