-Joder me acabas de romper el corazón otra vez Lisa. Dice Álex mirándome a los ojos.
-De todos los hombres habidos en Venezuela te fijaste en el imbécil de Caín Baptista.
-Aun estoy aquí y no es por dañar su reencuentro pero debo hablar con mi esposa. Seguimos a un lado del edificio y veo como Caín esta vez si me mira.
-Debes colocarte esto. Dice entregándome la bolsa de papel.
-Te acompaño. Caín viene a mi lado y yo suelto el agarre de mi ex novio.
-Lisa. No te vayas sin antes hablar conmigo. Quiero saber de ti. Dice sin importarle la presencia de Caín.
-Si, está bien.
-Promételo.
-Te buscaré antes de irme.
-Promételo.
-Lo prometo. Digo y me alejo.
Sigo a Caín y los dos entramos al edificio, el me conduce al baño de damas que se encuentra en el primer piso. Entro y me coloco un conjunto deportivo de color negro, que me queda exactamente.
Hasta mi talla recuerda.
Después de colocármelo, salgo del baño y lo encuentro donde lo dejé al entrar.
-Necesitamos hablar. Dice y yo asiento.
-Acompáñame. Lo sigo y subimos las escaleras hasta el segundo piso.
Veo como abre una puerta y al entrar me doy cuenta que es una habitación igual o parecida a la estuve hace algún tiempo atrás.
-Siéntate. Dice y tímidamente ocupo la única silla que hay allí.
-Cre... Creo que deberíamos de hablar en otro lugar. Le hago saber mirándolo a los ojos y deseando que adivine lo nerviosa que me pone estar aquí.
-Aqui estamos bien.
-Yo no. Susurro y no sé si me escuchó.
-Cuéntame todo lo que pasó. Lo miro de pie a mi lado y comienzo a hablar desde que decidí salir de mi casa. En todo momento, veo que tiene una expresión seria y de vez en cuando asiente a lo que digo.
-¿Te dió algún número o dirección donde encontrarlo?. Pregunta y yo niego.
-¿Eres capaz de hacer un retrato hablado de este hombre?.
-Creo que si. Digo entrelazando las manos sobre la mesa.
-¿Nos podemos ir?. Digo suplicándole con la mirada que quiero salir de allí.
-Todavia no. Me hace saber mientras lo veo caminar y pararse frente al vidrio templado dándome la espalda.
-Que el dibujante venga. Dice y yo me quedo sorprendida por todo lo que está pasando.
-¿Qué?. Susurro.
-Harás un retrato hablado de la persona quién dijo ser mi familia. El especialista llegará en algunos minutos.
Me trajo a una sala de interrogación sin mí consentimiento.
Soy una idiota.
Lo miro y el sin ninguna expresión me hace saber que si colaboro saldré rápido de aquí.
-No me gusta este lugar. Digo con dificultad para respirar y me levanto tratando de tomar aire para calmarme.
-Solo serán algunos minutos.
-No quiero estar aquí. Digo mirándolo a los ojos con rabia, tristeza y decepción.
En este momento veo como se abre la puerta y Yenifer Colmenarez entra y notifica que un hombre llamado Ángel ya viene.
Yo no soporto estar un minuto más en este lugar cuando decido salir de aquí. Doy tres pasos rápido pero enseguida esa mujer me inmoviliza contra la pared. Yo la observo a los ojos y con todo el odio del mundo grito.
-¡NO ME TOQUES!.
-Aun no hemos terminado contigo.
-Suéltala. Dice Caín a nuestro lado y en ese momento ella me deja libre.
-Todavia no puede irse.
Yo salgo del lugar y los dejo a ambos discutiendo.
Al salir de la habitación a unos cuantos metros me encuentro a Álex. Lo veo y en ese momento siento un mareo. No da tiempo de nada más cuando el me sostiene.
-Tranquila. Dice y me carga en sus brazos. Aquí recuerdo que han pasado varias horas desde que desperté y al no encontrar nada para desayunar decidí salir de compras. Unas compras que no pude hacer por todo lo que sucedió.
-¿Estás bien? Dice Caín a nuestro lado.
-No. Digo sin mirarlo.
-No has comido. Asegura y yo evito mirarlo.
-Ya puedo caminar. Le digo a Álex.
-No. Dejame sostenerte.
-...Vamos debes comer algo.
-Ella aún no se puede ir. Escucho que dice Caín.
-¿De verdad es tu esposa?.
-Eso no es tu problema Meléndez.
-Ella es mi amiga y por supuesto que es mi problema.
-Déjala. Amenaza.
-No se mereces que la trates así.
-Cállate. Dice Caín con rabia.