Sin Escape

Capitulo 33- Rehén.

Dolor. 

En este instante eso es lo que siento en mi cabeza. 

Abro los y al hacerlo duele más. Escucho voces pero no entiendo lo que hablan y es allí donde vuelvo a caer en cuenta de donde estoy. Sopeso la idea de quedarme más tiempo allí, fingiendo estar inconsiente pero no lo hago. Mi vista es borrosa por lo que cierro y abro los ojos para enfocar mejor. Cuando lo hago veo que hay personas a mi alrededor.

-Hasta que por fin despiertas. Dice el hombre llamado Morris.

-Pensé que no despertarias nunca. Hasta imaginé que se nos había pasado la mano contigo. 4 horas de siesta nos inquietó bastante.

¿4? ¿Qué hora és?.

-Quiero irme de aquí. Balbuceo y trato de moverme pero no lo puedo hacer. 

Bajo la mirada y veo que estoy atada de pies y manos en una silla. Trato de moverme y es en vano.

-Si. Antes trataste de escapar, así que no puedo arriesgarme contigo. Además aún no te puedes ir hasta que colabores con nosotros.

-Ya les dije que no sé nada.

-No te creemos. Y si no es por las buenas, será por las malas. No tengo tiempo para estar un día más contigo así que yo que tú empiezo a cantar como pajarito.

-Vendrán por mi. Lo sé.

-¿Quién? ¿Tu familia?.  Si piensas que ellos vendrán estás muy equivocada. Los Liévanov no tienen nada que ver aquí, asi que estás sola Elisa.

-Te arrepentirás de esto. Amenazo.

-Nadie vendrá porque si lo hacen. Juro que  te mataré. Agrega muy cerca de mi.

-Dan. Escucho que lo llaman.

-Habla. Dice este sin quitarme la vista de encima.

-Se complicó un poco la ayuda. Escucho que alguien le dice al rubio y no sé a lo que se refiere pero, pienso en mi familia. Horas atrás dijo que tenía hombres en Apure vigilando la finca.

 Evito llorar para no mostrarme débil y evalúo seriamente la posibilidad de entregar o no la droga que está en mi casa. Eso es lo que el quiere y en este momento estoy segura que si la entrego, ellos me dejarán en paz, aunque puede que también acaben con mi vida.

Tranquila.

Mientras ellos hablan, Caín viene a mi mente ¿Sabrá de mi? ¿Se dió cuenta de mi desaparición?. 

-¿Entonces?. ¡¿Dónde malditasea está?!. Veo que grita este hombre.

-No pudimos encontrarlos, las personas en ese lugar hicieron correr el rumor de que habían extraños preguntando por la familia y a la hora, teníamos la policía detrás de nosotros.

-Son unos imbéciles. 

-Lo siento.

-No me interesa que lo sientan. ¡Necesito soluciones!.

-Con respecto a eso. Encontramos a alguien merodeando por el lugar.

-No me importa. Dice y se lleva la mano a la cabeza.

-Yo creo que sí. Veo como este hombre se acerca a Morris y le susurra algo al oído.

Mientras está allí el me observa y puedo distinguir como su mirada me traspasa.

-¡Milagro! Haz que venga. Dice y se ríe de forma desquiciada.

-¡Traigan al rehén!. Grita el otro hombre.

Veo como algunas personas salen del lugar y no entiendo nada. Morris acerca una silla y se sienta frente a mi. En este momento observo que saca una navaja de su saco y corta la cinta de mis piernas.

-No encontramos a tu padre. Agrega esta vez más calmado y su tono asusta.

Gracias a Dios.

-Déjalos en paz. No tenemos nada que te pertenezca. 

-Sigo sin creerte. Te confieso que tu padre era mi carta segura. Pero no contaba con un plan B. Algo así como caido del cielo. Argumenta mientras se sienta erguido y me mira a los ojos.

No entiendo a qué se refiere y suspiro de alivio al saber que mi papá está alejado de esto. El se levanta y veo como se dirige a a mi espalda, para ese entonces siento mis manos sueltas y adoloridas. Una vez libre, masajeo mis muñecas para devolverles poco a poco el flujo de sangre.

-Háblame de tu esposo. Pregunta mientras vuelve a tomar su sitio frente a mi.

-No tengo nada que hablar contigo. Suelto mirándolo fijamente.

-Es un funcionario policial. Lo sé. 

-Eso no te incumbe.

-Claro que si. De hecho tengo una fuente cercana a el, quien me hizo saber el estado de su matrimonio. ¿Separados?.

-No es tu problema.

-Me extraña que estén separados tan pronto.

-No es tu problema. Repito.

-Claro que lo es. Además no te sientas mal. El te ama.

 El sigue hablando y yo desvío la mirada.

En el lugar se encuentran 8 personas armadas. Cada uno está ubicado en un sitio diferente y allí es donde me doy cuenta que están ocupando posiciones de ataque. Lo sé por la forma en cómo están ubicados, la mayoría está mirando fijamente por las ventanas.




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