Era 27 de Febrero del 2004, mi familia acababa de mudarse a una nueva ciudad,y por ende, yo a una nueva escuela.
Apenas había acabado la secundaria, era la primera vez que me separaba de mi escuela, mi ciudad, mi vida pacifica. Mi escuela era pequeña, colorida, con profesores que eran como mi familia y amigos de toda la vida. Odiaba el hecho mudarme a un lugar desconocido.
Aquí era todo muy diferente. La escuela parecía aun edificio corporativo, gris y aburrido,; el uniforme igual, blusa blanca, falda negra y corbatín gris.
Por favor jóvenes, formen filas sin hacer bullicio.
Al ir acercándome entre la multitud puede distinguir mejor el aspecto del lugar; las ventanas eran semejantes a las de las iglesias, aseguradas con barrotes de fierro, tenia un portón gigante color negro algo desgastado por el paso de los años y a su lado, un pergamino gigante de loza, empotrado en la pared que resumía la fundación de la escuela.
Será que algo bueno habrá en todo esto...
Todos entrabamos de manera ordenada, apenas se escuchaban algunos murmullos por parte de los mas pequeños.
Su identificación, por favor.
En la entrada nos recibían una mujer y dos varones bien vestidos, la mujer fue quien me pidió la identificación; era alta, pálida y delgada, con el cabello atado a un mono, un vestido largo casi fúnebre y mirada seria.
Pase a la tercera fila, detrás de la señorita.
Cerca a ella pude distinguir mejor sus rasgos, era una mujer de aproximadamente 50 años, tenia pequeñas orejas cubiertas con maquillaje, y arrugas poco visibles en su frente y cercanas a sus labios.
Gracias, señora Verdier.
Ella sonrió leve, al parecer había sido la única que le saludaba.
Cuando todos estuvieron formados, y posteriormente, ubicados en los asientos del auditorio; subió un hombre al estrado. Era bajito y regordete, con canas ya visibles en su cabello y bigote, la voz algo baja y carrasposa.
Sean todos bienvenidos al nuevo año escolar, les habla su director Amaro Benito Spencer, como ya sabrán los antiguos estudiantes, esta es una escuela prestigiosa y de una alta reputación, solo los mejores estudiantes pueden ser admitidos aquí, así que les pido a todos los nuevos estudiantes que den lo mejor de sí si desean permanecer en este lugar.
Unos cuantos murmullos se escucharon.
La primera semana sera la de prueba, algunos alumnos se ofrecieron a colaborar con ustedes los nuevos. Ellos les darán un tour por toda la escuela, explicando las reglas, funciones y cronogramas que cada asignación tendrán, espero disfruten de este nuevo año.
Luego de una hora de aburrida historia por fin nos dejaron entrar en nuestras aulas, ya tenia memorizada la mira, así que decidí ir sola.
¿Y usted señorita, a donde cree que va?
¿A donde cree usted? Esta es una prisión, no me queda de otra que a mi aula ¿No?
Unas risas se escucharon tras el muchacho, parecían ser sus amigos.
Disfruta tu castigo, Goran. Uno de ellos le dio unas palmaditas en la espalda y se retiraron.
Otra vez me miro, esta vez mas decidido, agravó la voz.
Perdón, debí presentarme primero; mi nombre es Goran Walker, seré su guía, acompáñeme por favor.
Sé donde queda mi aula, gracias.
Dí media vuelta y salí del lugar.
Señorita, por favor, no puede ir así por la escuela.
¿Porque no? Me detuve.
Usted...Usted debe tener un guía. Se colocó frente a mi y señaló al grupo que estaba esperándolo. Por favor, señorita, debe venir con nosotros.
Mire... Suspiré. Joven Walker, yo no soy responsable del castigo que a usted se le puso. Y aunque quisiera ir con ustedes...Sonreí irónica. La verdad que seria muy aburrido y no quisiera causar molestias, así que iré a mi aula y dormiré un rato.
Otra vez volví a retomar mi camino, pero inmediatamente fui detenida por el mismo muchacho.
Por favor señorita...Junto las manos, casi como un ruego. Esta es mi ultima amonestación, si tengo una mas me sacaran de aquí, se lo pido...se lo ruego por favor, me acompañe.
¿Será cierto? Pero...¿Que clase de fechorías habrá cometido para que esta sea su ultima advertencia?
Por favor señorita...
Lo pensé unos segundos más, quería estar segura de sus palabras.
Okey. Sonreí. Les acompañó.
Oh muchas gracias...
Pero eso no significa que me voy a portar bien. Acomodé mi mochila y me uní al grupo. Comience cuando usted quiera, querido guía.