Viernes 26 de abril, 2019. Liverpool, Inglaterra.
Llegaba el fin de semana y el inicio de las vacaciones. Por fin era viernes, el día que más deseaba en mi etapa de estudiante, además, esa última semana estuve muy estresada por actividades de la Universidad. Yo amaba la naturaleza, pero no sabía que la carrera de medio ambiente era tan demandante. Pero bueno, por fin era el día de relajarse, ir a la cama y olvidarse del mundo exterior, o al menos ese era mi plan. Mientras caminaba por el pasillo principal de la escuela, iba pensando en todo el tiempo de descanso que iba a tener, cuando de pronto...
- ¡Ayla! – escuché que alguien me gritó. Al voltear vi que era mi amiga Brianne. Una de mis mejores amigas de toda la vida.
-Hola Brianne- le contesté mientras me acercaba para darle un abrazo y saludarla.
-¿Qué tal te fue en la última clase? – me preguntó un poco sarcástica. Íbamos en el mismo salón, pero no tenía ganas de hablar con nadie, solo quería enfocarme en termina las actividades del día.
-Perdón Brianne, es que no tenía cabeza, solo quería terminar lo que estaba haciendo, tú entiendes, es estresante- le contesté muy amable.
-No te preocupes, no pasa nada. Te quería preguntar si ibas a ir a la fiesta que están haciendo Audrey y Janet- Audrey y Janet eran nuestras otras 2 mejores amigas.
- ¿Qué no se supone que están enfermas? – le pregunté sorprendida -Según por eso no vinieron-.
-Como si no las conocieras. Lo hicieron para hacer una fiesta y “mejorarse”- me dijo con una sonrisa.
-Bueno, de todas formas, no pienso ir, me siento muy cansada y solo quiero descansar- le respondí apenada.
-Ayla por favor, es el último día. Sabes que a mí tampoco me gustan las fiestas y menos si hay alcohol, pero es el inicio de las vacaciones y hay que festejar- me dijo casi rogando que fuéramos.
-Está bien Brianne, pero solo iré un momento y me regreso, porque tengo mucho sueño- contesté. -Y, sobre todo, no tomaré nada de alcohol-.
-Obviamente linda- me dijo mientras se despedía y me mandaba un beso – Adiós-.
Llegué a mi casa muy cansada y ahí estaba mi mamá junto con mi hermano. Mi papá llegaría en 10 minutos, y cuando él estuviera le pediría permiso para ir a la fiesta. Él siempre decía que era su pequeña y que me cuidaría, aunque a veces lo hacía muy exagerado, yo lo amaba con mi corazón entero.
-Ya llegué- gritó mi papá abriendo la puerta principal. - ¿Ya llegó Ayla? - preguntó.
-Acá estoy papá, ¿cómo te fue? – le pregunté.
-Muy bien hija, un poco pesado, pero muy bien- me contestó mientras besaba a mi mamá.
Ellos siempre se habían querido mucho. Mi hermano Andrew de 8 años y yo, éramos los más felices del mundo. Recuerdo una anécdota muy linda, fue el día en que mi papá quiso enseñar a nadar a mi hermano, pero jamás lo logró. Mi familia era extraordinaria.
-Oigan- les dije mientras comíamos.
Audrey y Janet organizaron una fiesta en el Junkyard, así que les quería pedir permiso para ir. En realidad, no tengo ganas, pero siento que tengo que distraerme- les termine de decir.
-Yo no veo ningún problema en que vayas, has estudiado mucho y te mereces un descanso. Además, estás segura porque es con tus amigas. Por mi parte tienes permiso, ¿qué opinas Harold? – contestó mi mamá.
-Si por mi fuera, no crecerías más, y por lo tanto no saldrías, pero tienes 21 años y debes empezar a cuidarte un poco más, solo un poco. – me contestó mi papá. -Solo, recuerda que debes de pensar todo lo que hagas, con quién hablas y lo que digas- agregó.
-Claro que sí papá, los amo- les contesté muy feliz. -Bueno, me voy a cambiar, ahorita nos vemos en el carro papá-.
Me fui feliz a mi cuarto. Quizá Brianne tenía razón, necesitaba distraerme. Busqué mi mejor ropa, mis mejores zapatos y accesorios. Me bañé, me puse mi blusa, mi pantalón y mis zapatos, me perfumé, agarre una de mis bolsas y me fui al carro con mi papá.
Íbamos en el carro escuchando una canción que nos gustaba mucho. Mientras la íbamos escuchando, pensaba en lo afortunada que fui al tener un papá así.Empecé a reflexionar y me hice la promesa de que, pasará lo que pasará, yo sería una madre ejemplar con mis hijos, así como mis padres fueron conmigo. Mis pensamientos dulces se fueron cuando llegamos al lugar.
-Ya llegamos pequeña- me dijo mi papá – Sólo recuerda cuidarte y no beber. Pasaré por ti a la 1, te quiero en buen estado heee. Cuídate y recuerda que te amo- terminó mi papá.
-Claro que sí papá, te amo más- le di un beso y me bajé del carro.
Siendo sincera, el lugar era muy hermoso. Luces por todos lados y muy buena música. Aunque no me gustaba mucho salir a fiestas, cuando lo hacía, me divertía mucho.
Estaba contemplando el lugar hasta que vi a mis amigas Audrey, Janet y Brianne. Ellas habían sido mis amigas desde que tenía 13 años, las conocí en secundaria y desde ahí nos volvimos inseparables.Audrey, era una chica muy guapa, lista pero muy mala en el amor, en todo el tiempo que la había conocido, solo había tenido un novio. Ella era mi mejor amiga por encima de Janet y Brianne. La popular del grupo era Janet, una joven muy guapa y fiestera, le encantaba beber y saltarse clases. Le gustaban mucho los chicos mayores y muy guapos, eso sí, tenía buen gusto.Y, por último, estaba Brianne, una chica muy tímida, muy tranquila y pacífica, era un ángel. Le decíamos que ella debía de ser monja, era muy confiable hablar con ella, era muy inteligente y linda, aunque no lo creía. Ese grupo de amigas me había acompañado todos esos años.
-Ya llegó la más hermosa- dijo Janet riéndose.
- ¿Qué harían sin mí? – les contesté. Empezamos a reír y me invitaron a pasar adentro.
-Vamos- dijo Audrey -Que hoy se festeja hasta quedarnos inconscientes-.
Pasamos al lugar y de primera impresión se veía extraordinario que un par de niñas como Audrey y Janet pudieran organizar una fiesta así. Muy pocas veces lo había dicho, pero esa vez, se lucieron.