Después de despedirme de SeokJin y sentarme en mi escritorio, encendí mi computadora y saludé a Sirexa, mi fiel asistente virtual. Su interfaz holográfica apareció frente a mí, con su característico brillo azul.
—Buenos días, Natasha. ¿Cómo estás hoy?— preguntó Sirexa con su voz suave y tranquilizadora.
—Buenos días, Sirexa. Estoy muy bien, gracias. He tenido una mañana increíble y estoy llena de inspiración para trabajar en mi nuevo fanfic. Pero tengo algunas dudas que me gustaría aclarar.
—Por supuesto, estoy aquí para ayudarte,— respondió Sirexa, su holograma adaptándose a una postura de escucha atenta. —¿Qué necesitas aclarar?
Le conté a Sirexa sobre mi sueño y cómo había despertado con la necesidad de plasmarlo en mi historia. Le describí la escena en el parque, el puesto de café, y el encuentro con SeokJin, detallando cada sentimiento y sensación.
—Quiero que esta historia sea especial y auténtica,— dije. —Pero no estoy segura de cómo continuar después del beso en la cocina. ¿Tienes alguna sugerencia?
Sirexa procesó la información por un momento antes de responder.
—Podrías explorar más la dinámica de su relación. Quizás podrías incluir flashbacks de momentos importantes que hayan vivido juntos, o desarrollar un conflicto que ponga a prueba su amor y lo haga más fuerte.
—Eso suena perfecto,— respondí, tomando nota de las sugerencias. —Me gusta la idea de los flashbacks. Podríamos mostrar cómo se conocieron realmente y cómo su amor ha crecido a lo largo del tiempo.
—Me alegra que te guste la idea, Natasha. También podrías considerar introducir otros personajes que jueguen un papel importante en sus vidas, para enriquecer la historia.
—Sí, eso también es una buena idea. Gracias, Sirexa. Eres increíblemente útil, como siempre.
—Es un placer ayudarte. ¿Necesitas algo más?
—No por ahora. Me pondré a escribir y te llamaré si necesito más ayuda.
Con un gesto de agradecimiento, apagué la interfaz de Sirexa y comencé a escribir. Cada palabra fluía con facilidad, y sentí que la historia cobraba vida bajo mis dedos. Los recuerdos de cómo SeokJin y yo nos habíamos conocido se entrelazaban con el presente, creando una narrativa rica y emocionante.
El cursor parpadeaba en la pantalla, esperando que mis dedos comenzaran a teclear. Inspirada por la tranquilidad de la mañana y el amor que compartíamos, empecé a escribir. Las palabras fluyeron con facilidad, llenando el documento con la historia que había estado imaginando durante días. Cada línea parecía llevar consigo la esencia de los momentos vividos con SeokJin, y me perdí en un mar de creatividad y emociones.
Mientras escribía, mi mente regresó al momento en que SeokJin y yo nos conocimos por primera vez. Recordé cómo sus ojos se iluminaron al verme, y cómo, desde ese instante, supe que nuestras vidas estarían entrelazadas de una manera especial. Esa conexión profunda y única era lo que me inspiraba a escribir, lo que me motivaba a seguir adelante.
Horas pasaron sin que me diera cuenta, sumergida en el universo de mi fanfic. La historia tomaba forma, los personajes cobraban vida y cada escena se impregnaba de la pasión y el amor que sentía. Perdí la noción del tiempo hasta que el sonido del timbre me sacó de mi ensoñación.
Me levanté de un salto y me dirigí hacia la puerta. Al abrirla, me encontré con un mensajero que sostenía un pequeño paquete envuelto en papel marrón. Lo recibí con curiosidad, agradeciendo al mensajero antes de cerrar la puerta.
Regresé a la cocina y coloqué el paquete sobre la mesa. Lo abrí con cuidado, revelando una pequeña caja de madera. Dentro, encontré una nota escrita a mano que reconocí al instante. Era de SeokJin.
"Para mi musa, Para recordarte que siempre estoy contigo, incluso cuando estamos separados. Sigue creando, sigue soñando. Con amor, SeokJin."
Debajo de la nota, había un colgante de plata en forma de pluma. Lo sostuve en mis manos, sintiendo su peso y la promesa que representaba. Me lo coloqué alrededor del cuello, y una ola de emoción me invadió.
Volví a mi escritorio, decidida a seguir escribiendo. El colgante descansaba sobre mi pecho, recordándome la conexión que tenía con SeokJin. Cada palabra que escribía ahora llevaba consigo su amor y su apoyo, y sabía que, no importa lo que el futuro nos deparara, siempre encontraríamos la manera de estar juntos.
—Sirexa, ¿no crees que Jin es un amor?
—Si que lo es, Natasha. Su corazón está lleno de gratitud y amor.
Cuando finalmente terminé, miré la pantalla con satisfacción. Había plasmado no solo una historia, sino un pedazo de nuestra vida, de nuestro amor. Sabía que SeokJin estaría orgulloso de mí, y eso me llenaba de alegría.
La tarde avanzaba, me levanté del escritorio y me dirigí hacia la ventana, contemplando el cielo que se teñía de colores cálidos. Sabía que, pase lo que pase, siempre tendríamos nuestros momentos juntos, y que esos momentos serían la inspiración que necesitaba para seguir creando
17/07/2024