Yo era un niño de unos 9 ó 10 años (sé que hoy los niños de esa edad son mucho mas despiertos no como en el 2004-2005), siempre iba a casa de mis primos que vivían a lado de la mía a jugar caretas, trompos, canicas, fútbol, a dibujar, ver televisión, hacer nuestro periódico o tonteras varias; nos queríamos mucho, era genial pasar tiempo con ellos.
Uno de aquellos días nos pusimos a trepar las paredes de su casa de sillar y calaminas con formas y salientes desiguales, esto a un niño le facilitaba la hazaña de "escalar". Casi siempre estábamos solos, mis papás y los de ellos iban a trabajar, nos quedábamos baja la poca eficiente tutela de la abuela. Mario, el mayor de todos llegó primero al techo, él siempre nos ganaba en todo. - Encontré algo exclamó - bajando enseguida de un salto.
Al acercarnos los 5 primos que estábamos ahí expectantes nos mostró una cajetilla de cigarros, sacó 3 repartiéndolos a los mas cercanos, alguien fue a por cerillas y empezamos a fumar por turnos. Yo tenía miedo. Al llegar mi turno cogí el cigarrillo entre mi dedo medio e indice (cómo lo veía en la tele) lo acerqué a mis labios y aspiré. No sabía los efectos ni riesgos, sólo que era humo y que los "grandes" lo hacían, pero eramos solo niños. Tosí, al sentir el incendio en mi pecho , no aguanté esa sensación y empecé a toser. No volví a fumar en ese momento. Cuando ellos acabaron comenzamos a enjuagarnos la boca y tragar dentífrico. Luego de mucha agua y tener un sabor a menta en la boca regresé a casa.
Sentí que tenía un tatuaje en letras mayúsculas y rojas en la frente que decían "FUMADOR" así como cuando te colas a una universidad ajena y piensas que en tu frente dice "INTRUSO" ... Nadie lo notó en casa pero la culpa me mataba.
Todo hubiese estado bien si no hubiera sido por Erick (un vecino mio de unos 5 años mayor) él nos dijo que nos vio y que a cambio de dinero no le diría nada a nuestros padres.
Así fue. Muchos días al regresar del colegio cuando pasaba por casa de Erick (era inevitable, por ahí era el camino de ida y vuelta) y lo veía me acercaba temeroso para darle algunas monedas, lo que apenas podía juntar de las propinas que me daba papá. Vivía de miedo, angustiado cuando saludaba a mi mamá en la calle o cuando alguien llamaba a la puerta. Hasta que se aburrió de cobrarnos o tal vez ya habíamos saldado la "deuda". No sé mis primos, pero yo había estado traumado.
Detrás de nuestras casas (la mía y la de mis primos) hay una especie de morro que conecta con el otro lado de la calle, es decir es como una grada enorme. Nuestras casas abajo y había también casas arriba. Una de esas casas de la parte de arriba era de mi abuelo pero yacía abandonada, allí había cuartos a medio construir sin ventanas y algunas calaminas. Ese lugar era nuestro centro de reuniones, allí jugábamos a los zombies o a los soldados. A alguno de nosotros se le ocurrió la idea de ser escaladores de verdad. ¡Genial idea! . Conseguimos un par de cables y los atamos a modo de sogas a unos enormes sillares abandonados en uno de esos cuartos también abandonados y los lanzamos hacía abajo.
Todos estábamos en la parte de abajo, los cables reposaban con pereza en el patio trasero de la casa de mis primos, por turnos de dos empezamos a subir los 5 o 6 metros hacia arriba con una inclinación de unos 110° o 120°. Apoyábamos los pies en la dura pared de tierra y tirábamos del cable para impulsarnos y subir, claro no había ningún adulto en casa... lo más difícil era el último jalón para llegar arriba pero éramos niños ágiles. Pronto olvidamos ese arriesgado juego para continuar con los carritos o los soldados.
Tiempo después solo subimos uno de mis primos y yo. Había que hacer algo de fuerza pero no era demasiado complicado. Al llegar arriba me dijo que iba a mostrarme algo. Lo seguí hasta la habitación mas lejana, no había una puerta ni ventanas ni techo solo pobres paredes, se acercó a uno de tantos sillares en el suelo que el terremoto del 2003 había tirado al suelo desordenadamente y con mucho esfuerzo lo levanto un poco, lo suficiente para sacar algo, un papel o algo así. Era una revista que después de soltar el sillar me mostró. La portada estaba muy desgastada y casi no se distinguía la foto de una mujer y algunas letras. La abrió con presura. Lo que vi me asustó: en el centro había una foto grande de las piernas abiertas de una mujer y alrededor de esta otras fotos con mas mujeres en diferentes posturas ya sea de espaldas de frente recostadas agachadas o tocándose. Era una fiesta de piel rosada/naranja y caras con expresiones extrañas. No entendía que era eso, entendía que los bebes se hacían por sexo entre sus padres pero ¿Por qué aquellas mujeres hacían eso?, hojeamos algunas hojas con curiosidad y en un rato nos fuimos después de que él escondiera en el mismo lugar la revista. Al caer el pesado sillar sentí que mi infancia se acababa. Tenía muchas dudas y preguntas que solo compartí con mis primos, era como haber descubierto un secreto que solo podía conversarlo con ellos....