Despierto acostada en el asiento trasero de un auto, tapada con una chaqueta. Huele a alcohol y a Jason. Él está conduciendo.
—¿Me odias? —le pregunto para saber si debería saltar del auto.
Él sigue en silencio y las lágrimas regresan. Al menos tuvo la amabilidad de sacarme de ese lugar cuando me desmayé y cubrirme con su chaqueta. Escondo mi cara bajo ella. Se siente como el caparazón de una tortuga. Bajo ella vuelvo a estar segura.
El auto se detiene en un semáforo, sólo entonces él contesta.
—No... Isabel... No te odio, sólo estoy muy ebrio y... y concentro todos mis poderes en no estrellarnos, así que... no me hables...
El auto vuelve a arrancar y noto lo extremadamente lento que vamos. Tras varios minutos de andar, se detiene nuevamente.
—Baja, Isabel.
Por la ventana veo que estamos en un callejón, solitario y oscuro. El terror vuelve a invadirme y más aún cuando él se baja y abre mi puerta, jalándome fuera.
—¡Jason, no!... Por favor... No me hagas esto —forcejeo, intentando quedarme dentro del auto.
Yo no quiero estar en un lugar así. Tengo tanto miedo y no veo a nadie cerca.
—¡Dijiste que no me odiabas! ¿Por qué haces esto?...
Tal vez si grito a alguien le importe y venga a ayudarme. Eso hago, grito con todas mis fuerzas pidiendo ayuda, mientras sigo forcejeando con Jason. Él atrapa mis brazos y sube sobre mí, ahogando mis gritos con su mano.
Tiemblo bajo su cuerpo, que es más fuerte que el mío y contra el que no puedo hacer nada.
—¡Cállate, Isabel!... O nos meterás en problemas...
Dejo de forcejear, viéndolo con confusión. No parece estar molesto como cuando me dijo esas cosas horribles.
—Este auto... Me lo robé y tenemos que deshacernos de él.
Como ya estoy tranquila, me suelta y bajo del auto con él.
—¿Por qué te robaste un auto?
Me cuesta creer que habla en serio.
—Porque desmayada no podía llevarte en la motocicleta y ebrio como estoy... tampoco podía llevarme en la motocicleta... Voy a quemar el auto.
Lo detengo del brazo para evitar que siga haciendo locuras y caminamos por el oscuro lugar hacia una iluminada calle que está delante.
Supongo que pedir un auto no fue una opción para él, pero no voy a juzgarlo en mi actual situación.
—Sabrán que fuiste tú si encuentran tu moto en casa de Brenda.
—Wally... se la llevará... Fuimos juntos.
Seguimos caminando en silencio, aunque por fortuna no dura mucho.
—¿Tengo que matar a Grayson?... ¿Qué te hizo el hijo de puta?... Lo vi salir corriendo de la casa, por eso entré.
Todo lo ocurrido empieza a repetirse en mi cabeza, rebobinándose como si se tratara de una película.
—Dick no hizo nada, pero no quiero hablar de eso ahora, por favor.
Él asiente, aunque oigo sus dientes rechinar. Llegamos a la transitada avenida y agradezco llevar su chaqueta encima para que nadie me vea usando el vestido de Karen.
—Jason... yo también quiero estar ebria.
Él empieza a reír.
—Perfecto, vamos a beber. Yo también quiero estar más ebrio.
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Editado: 27.10.2020