capítulo #20 (encuentro mortal)

El veloz ataque de Lukard es detenido por Kensel, ambos pulsean midiendo sus fuerzas físicas que sobrepasan lo normal, parte del piso se comienza a agrietar debido a la descomunal presión causada por la fuerza de ambos adversarios; el piso, se rompe por partes. -No dejas de sorprenderme Kensel eres un humano difícil de matar. Haciendo un movimiento; Kensel logra soltarse, y toma por un brazo a Lukard y lo lanza fuertemente contra la pared.

Éste impacta estrellándose estrepitosamente, el impacto violento, hace que su cuello se quiebre; pero; Lukard se vuelve a levantar de inmediato y vuelve a enderezar su cuello. En ese momento Lukard, mira desconcertado fijamente de arriba abajo a Kensel, mientras pasa su mano derecha por su mejilla. No podía encontrar explicación a lo que estaba pasando. Miserable cómo te atreves a tratarme así de esta manera, porque eres tan fuerte, si no eres más que un humano miserable .-Vaya si que eres un ser difícil de vencer Lukard.

-Me doy de cuenta que voy a tener que ser más cuidadoso contigo kensel, acabas dedemostrame que eres aquel extraordinario Guerrero del pasado. Jamás pense que tendria que llegar a usar esta habilidad contigo pero no me dejas otra alternativa; ahora trata de escapar si puedes de mis ataques.

-Enfrenta el juego multisombras de la muerte... Exclama Lukard mientras se introduce por un espejo hasta desaparecer. Kensel permanece mirando hacia todos lados, de repente de los espejos salen muchas réplicas de Lukard; las cuales golpean velozmente a kensel y vuelven a desaparecer dentro de los espejos.

-Ves que soy superior a ti puedo estar en todos lados al mismo tiempo.-¡Rayos! Son muy veloces, y son muchos debo hacer algo o Lukard acabara conmigo; Piensa Kensel mientras es arrastrado por los golpes que, los dobles de lukard lograban darle.-jaja pensaste que podrías vencerme kensel; has cometido un gran error ahora comprenderás que no eres rival para mi ataque múltiple de muerte. -Ya deja de pelear Kensel y resignate a morir; asi podrás reunirte con tus hombres y tu hermana a los que dejaste morir en aquel campo de batalla.

Kensel entierra la espada en el piso, impulsado por su furia, crea una destructiva y poderosa onda expansiva que se esparce destruyendo los espejos, el piso, las paredes y parte de las estructuras del techo del castillo. Una gran masa de polvo, vidrios y materiales despedazados quedan suspendidos en el aire. Pronto todo se disipa dejando al descubierto a Lukard; el cual se comienza a sacar los múltiples pedazos de vidrios y fragmentos que se habían incrustado en su cuerpo los cuales lo hacían sangrar.- -

-Lukard, cómo es que puedes sangrar pero no puedes morir. -maldición qué es lo que está sucediendo en todos los años que llevo de vivir entre estos hombres mortales, muchos me ha desafiado, muchos han querido acabar conmigo pero hasta ahora nadie había podido herirme de esta manera, ni siquiera los considere como rivales dignos para mí; pero este hombre es distinto a todos los que he conocido. ¡Maldito! ¿Quién eres?-Piensa Lukard mirando fijamente a Kensel mientras sangraba y seguía sacando los fragmentos de su cuerpo.

-vaya, vaya si que eres una caja de sorpresa Kensel; ahora más que nunca estoy convencido de que debo acabar contigo. Exclama Lukarda estirando su mano del fondo del salón aparece una espada reluciente. -Te mandaré al mismísimo infierno Kensel muere. Un último y descomunal cruce de espadas, realizan ambos adversarios; en el movimiento nuevamente la hoja de la espada de Lukard, se vuelve a quebrar hasta partirse en dos; ambos quedan a una distancia espalda con espalda; e Instantáneamente giran mirándose fijamente. Una expresión de asombro y temor se reflejó en el rostro del conde Lukard.Sin detenerse, Kensel lanza su espada contra Lukard; el cual utiliza una de sus habilidades extraordinarias y re-entiliza el tiempo, para transformarse en una niebla oscura y vaporosa y antes de desaparecer por completo exclama: volveremos a vernos los rostros Kensel.-Si conde Lukard algo me dice que está no, será la última vez que nuestros caminos se crucen.