Sobrenatural

Capítulo #14 (encuentros oscuros) parte #3

Instantáneamente Lukard apareció ante mí, vistiendo un traje, negro elegante, con una sonrisa siniestra, mirándome fijamente, su mirada era penetrante e inquisidora, el color de sus ojos era de un rojo intenso. Volvió a desaparecer instantáneamente, yo no podía entender lo que estaba pasando; estaba experimentando encuentros con seres extraños, salidos de una realidad infernal o maldita, estos eran unos encuentros oscuros aterradores. --Té, ordeno que arrojes la espada, exclamó Lukard sin mostrarse de nuevo. Traté de resistirme a la orden, pero me encontraba semi paralizado, la voluntad de mi cuerpo había dejado de pertenecer-me, mis sentidos se tornaron confusos, aturdidos Podía sentir una fuerza superior doblegando mi voluntad.

 

--Arroje la espada de tal manera que esta se incrustó en uno de los cuadros que, adornaban las paredes. --¿Qué me has hecho Lukard? ¿Por qué no puedo moverme a mí, voluntad? --Sal de mi mente. --Humano no dejas de sorprenderme, tienes una gran fuerza espiritual; en este momento, yo debería escuchar él, acelerado latir de tu corazón y el miedo reflejado en tu rostro, lo cual me dejaría saber el nivel de desesperación en el que te encuentras. Pero por alguna extraña razón no es así, lo cual lo hace más interesante y logra acrecentar más mi curiosidad, pero algo me dice que lo mejor es que ahora yo acabe contigo y la mejor manera en que puedes morir es decapitado.

 

--¡Muere!... movimientos fugaces e imperceptibles se dieron instantáneamente. --La espada Grial había vuelto a mi interponiéndose en el mortífero avance de la otra hoja de metal que pretendía cortar mi cabeza, una niebla oscura y vaporosa se desvanecía lentamente hasta dejar ver la figura transfigurada del conde Lukard, un hombre alto de contextura delgada, tez pálida y blanca, sin expresión en sus ojos, sostenía su espada con intenciones hostiles. Mal, maldición porque no puedo moverme, qué clase de truco es éste. --Asombroso, maravilloso el poder de la espada Grial es excepcional, ha regresado a ti al instante sólo para protegerte de mi ataque, un arma con voluntad propia, pero leal a su portador. --Sin detenerse Lukard siguió atacando varias veces, pero grial se interponía.--En ese instante la espada brilla intensamente, haciendo retroceder a Lukard.

 

Volviendo a liberar el poder oculto dentro de mí, volví a entrar en una especie de trance, recobre mi voluntad y los movimientos de mi cuerpo. --Lukard hombre sin alma, hijo de las sombras es hora de poner fin a tu existencia maligna

--Sabes, Kensel; a través de los tiempos; he escuchado ya, muchas veces esa palabra, pero yo he estado existiendo desde hace ya muchos siglos, soy inmortal, soy un Dios oscuro, voy a ver primero desaparecer la existencia decadente de la humanidad del mundo del hombre, antes de que mi ser sea extinguido, por un simple mortal como tú. No sé que, clase de ser seas tu Kensel, pero acabaré contigo en este momento antes de que en ti, pueda nacer una amenaza incontenible para mí, considera los recintos de este Castillo, como tú, tumba.

 

--Que curioso Lukard, acabas de decir mis líneas, veremos quién se queda aquí enterrado. --Lukard y Kensel se atacan utilizando una velocidad de desplazamiento sobrenatural, la fuerza de ambos es descomunal, el sonido de las hojas de las espadas se esparcía por todos los recintos del lugar, el constante choque de las espadas, producían chispas de fuego.

--Nunca había conocido a un humano como tú. Has logrado desconcertarme esa fuerza, tu gran energía espiritual y tus habilidades extraordinarias no parecen de este mundo. Dime ¿qué es lo que te hace ser fuerte Kensel? O tendré que, escudriñar en tus pensamientos y recuerdos de tu mente, para ver quien eres en realidad y que guarda tu pasado.

- Lukard no te atrevas a hacer eso. --Veamos quien eres realmente Kensel; muéstrame con tus recuerdos la esencia de tu verdadero ser. --¡Hahn! En ese momento repentinamente sentí un fuerte dolo, penetro profundamente mi cabeza, un intenso y desconcertante combate mental comenzó entre el conde Lukard y yo,; Él estaba dentro de mi mente y yo dentro de la de él, trate de bloquear los recuerdos de mi mente, pero el conde Lukard poseía una gran fuerza mental. Descubrí atreves de los recuerdos de Lukard que él era un hombre con un pasado triste, sangriento, sombrío y en su vida un pacto maldito que le había costado su alma, su humanidad, pacto que lo condenaba a vivir eternamente como un monstruo, confinado a la oscuridad del crepúsculo.




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