A N K E R
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No es raro que personas aparezcan de la nada en mi casa, siempre vienen sin que nadie los llame, en ocasiones son fantasmas que no encuentran el camino para el más allá o porque persiguen a mi tía Melione. Hubiera pensado que es un fantasma, pero el aspecto de la chica no es para nada el de un espectro, no se ve pálida, no tiene la mirada perdida y su ropa no se ve maltratada o manchada. Lleva un vestido plateado corto, con destellos brillantes, su cabello rubio caía en cascada por sus hombros y sus ojos eran de un celeste claro. Es una chica hermosa a simple vista, hubiera estado admirando su belleza de no ser porque ella comenzó a gritarme y señalarme con su dedo.
—LLORAS POR UNA CHICA COMO SI EL DOLOR QUE SIENTES TE FUERA A MATAR, ESO ES PATÉTICO. ERES EL NIETO DE HADES EL DIOS DE LOS MUERTOS, HIJO DE APOLIÓN EL PRÍNCIPE DEL INFRAMUNDO Y EL CUAL NO SE DEJÓ DERRUMBAR POR AMOR —vociferó acercándose a mí a paso rápido, yo apenas reaccionando camine hacia atrás chocando con la puerta de mi casa. Viéndola acercarse cada vez más a mí entré en pánico, abriendo la puerta veloz entró en la casa cerrándola en su cara. No sé quién sea, pero el hecho de que conozca datos de mí y yo nada de ella me hizo intuir que tenerla cerca no es algo muy seguro.
—¿Cómo conoces esas cosas de mi familia? ¿Quién rayos eres? ¿Por qué has venido a mi casa? —dejando el miedo en lo más profundo de mi mente observo desde el cristal como la chica, cambia su expresión a una más relajada y un aura de luz parecía comenzar a rodearla.
—Mi nombre es Azul, soy una de las estrellas que acompaña a Selene la diosa de la luna y desde hace mucho tiempo te he visto llorar por la hija de la diosa. Estoy cansada de oír tus lamentos y conociendo a tu familia sé que no eres el primero que pasa por un corazón roto, por Zeus, tampoco serás el último por lo que deja de llorar y levanta la cabeza. ¿Eres un Black o un bebito mortal? —reveló cruzándose de brazos la rubia alzando una de sus delgadas cejas y me miró de manera retadora. Es como si se divirtiera de verme siendo temeroso con ella que según me dijo es una estrella y al lado suyo soy mucho más poderoso, lo que me vuelve como un cobarde por estar hablando con ella a través de una puerta.
Ahora armado con el orgullo herido decidido abrirle a la extraña rubia que se alejó de mí un paso cuando la mire con enojo. Ella que sabía de mis sentimientos, es una estrella no puede comprender lo que es que te rompan el corazón o como se siente el amor. Sé que en mi familia muchos han sufrido de un corazón roto, ya sea por un engaño, tener que dejar ir al otro o como en mi caso, amor no correspondido. Cada quien lidia con un corazón roto como puede, a mí no me gusta tragarme mis sentimientos, supongo que es algo que heredé de mis abuelos. Ambos son muy expresivos en cuanto a lo que sienten y si tengo ganas de lamentarme de mi propia miseria, puedo hacerlo estoy en mi casa solo o al menos antes lo estaba.
—¿Qué más te da a ti si me lamento en mi miseria o no? —vocifere dando un paso hacia ella mirándola aún más enfadado que antes, dentro de mi cabeza pasaban un montón de cosas y entre ellas las palabras de que Bunnie era la novia de Tadeus se repetía como en bucle.
—Me cansé de escucharte, en el cielo todo es muy silencioso y nuestro único entretenimiento es ver a los humanos. Mis hermanas se han estado burlando de ti, es por eso que vine ya no quiero oírte a ti ni a ellas burlándose de lo patético que luces —agregó la rubia ya sin tener esa seguridad que venía mostrando cuando llegó, su brillo dejó de hacerse tan presente y una mueca extraña apareció en su rostro. Se puso más pálida de lo que es y pude ver en cámara lenta como comenzaba a perder el equilibrio, rápido me acerco hacia ella sosteniéndola de su cintura para que no se caiga. —Necesito... necesito irme —se quejó en voz baja, ya no demostraba la misma seguridad que cuando vino y se estaba viendo cada vez más pálida. Un líquido comenzó a correr en mis manos y sosteniéndose con un brazo miré mi otra mano con un líquido verde espeso. Girándola observó que en su espalda tiene una herida por donde sale aquel líquido verde que sospecho debe ser su sangre. Cargándola la llevo dentro de la casa subiéndose hasta una de las habitaciones de huéspedes donde la recuesto boca abajo apartando sus cabellos de la herida en su espalda.
—Voy a traer ayuda, solo quédate aquí y no hagas nada —vacilando con mis propias palabras me marcho en un viaje de nube hasta la casa de la única persona que podría ayudarme. La casa de mi tía Ylenia era algo ruidosa, en el piso de abajo se podían oír las voces de Bunnie, Tadeus y Bianca. Lo único que yo esperaba es que Mar se encontrara en su habitación y no abajo o con Colín necesito su ayuda ahora.
Corro a la puerta del cuarto de mi prima y tocó a su puerta esperando su respuesta, Mar contesta del otro lado permitiéndome pasar. Entró encontrándome a mi prima sentada frente a su escritorio mientras estaba trabajando con su computadora.
—Mar necesito tu ayuda y es urgente o eso creo —exclamó enseñándole mis manos que aún tienen ese espeso líquido verde, ella me mira sin entender mucho y algo más tranquilo le intento explicar todo —Una estrella está en mi casa, estaba gritándome cuando se puso pálida y antes de que se caiga la sostuve, pero en su espalda tiene una herida. Mis manos se mancharon con ese líquido y por eso he venido contigo la estrella se ve algo mal no sé cómo ayudarla, ella no es una mortal —mi prima no preguntó más y salió corriendo de su cuarto hacia no sé dónde y yo decidí seguirla.
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hijos de dioses hades y persefone, hechiceros y semidioses, estrellas y mitologia griega
Editado: 15.03.2024