Sobreviviendo a la tentación [2.3]

Capítulo 6| Cuentos para dormir

A Z U L⭐⭐⭐

A Z U L
⭐⭐⭐

Las historias que las estrellas mayores les contaban a las menores para que durmieran durante el día es que los humanos o una raza superior de ellos nos cazan al bajar a la tierra. Aun recuerdo el que me contaban, era sobre Polar una de las estrellas más brillantes del cielo que bajo una noche para sentirse como una humana. En aquellos tiempos los humanos vivían en pequeñas aldeas, con bailes alegres en sus comunidades alrededor de una fogata. Polar danzo como una humana más, sus elegantes movimientos junto a un leve brillo sobre su cuerpo llamaron la atención de la persona equivocada. Y en plena luz del alba, en el instante en que Polar iba a regresar al cielo un humano apareció. La estrella conversó con el humano, resultó ser un gran charlatán y entre su palabrería dijo algo que Polar identificó como peligroso.

"Nacen en el manto nocturno y mueren por el filo de una espada"

El humano era un cazador de estrellas, le cortó la garganta a Polar y la dejó morir desangrada, siendo acariciada por los primeros rayos de Helios. Cuando el manto nocturno volvió a surcar los cielos, mis hermanas vieron a Polar con el pecho abierto y sin su corazón. Todo el brillo que ella poseía se esfumó y la misma diosa Nyx bajó a la tierra para levantar a su hija. Y con un grito desgarrador, aquella noche ninguna estrella brilló, una de sus hermanas fue arrancada del cielo y eso no se lo pueden perdonar a la humanidad.

—Azul, Azul, AZUL —el grito de Calíope me hizo saltar en mi asiento, mire a mi alrededor y ya solo quedaba el profesor por marcharse me había quedado perdida en el mar de historias que mis hermanas me contaron sobre los cazadores. —Vamos es hora del almuerzo —comentó la platinada comenzando a caminar a la salida, estando abrumada junté mis cosas y la sigo deteniéndola en el pasillo.

—No puedo entrar a ese lugar —balbuceo en un hilo de voz —Un... un cazador de... de... de estrellas está... aquí —pronunció con miedo, no quería estar aquí, no es un lugar seguro para mí, debo volver a la mansión de los reyes del inframundo y permanecer allí hasta que pueda regresar al cielo.

—Escucha soy una excelente guerrera con espadas, combatiendo cuerpo a cuerpo y siempre apuntó al blanco cuando uso arco y flecha. Tengo poderes excepcionales, soy una diosa hija de dos grandes titanes puedo protegerte de un simple cazador de estrellas, ellos podrán ser hijos de los humanos de la época de plata, pero siguen siendo humanos y conozco sus puntos débiles —contesta segura Calíope tomándome de la mano y caminando conmigo siendo llevada por ella.

—Pero qué tal sí... —la platinada me callo posando su dedo sobre mis labios, su rostro me enseñó una sonrisa de lado y tomando mi mano un brillo apareció en la unión de estas. Cuando apartó su mano vi un collar, con la forma de una estrella de metal, la platinada me lo puso en el cuello y volvió a tomar mi mano para emprender el camino.

—Con este collar vas a poder llamarme si tienes problemas, piensa en mí con muchas fuerzas y vendré en tu ayuda —comenta sin voltear a verme —Ahora deja de hablar y vamos de una vez a la cafetería tengo hambre —doblando el pasillo nos encontramos con pocos estudiantes que se dirigen al mismo ruidoso lugar, atravesando dos puertas. Siguiendo a la diosa nos adentramos a una gran habitación con muchas mesas y personas hablando mientras se alimentan.

La platinada compró el alimento para ambas y fuimos a la mesa en donde estaban reunidos sus amigos. Melione y Anker me dejaron un lugar entre ellos, Calíope se sentó junto a su hermano y las miradas fueron en mi dirección. Era extraño estar en la tierra como una mortal más y aunado al miedo del cazador sentía muchas emociones nuevas. Intenté hablar, pero perdí la voz cuando vi al cazador venir en mi dirección, las piernas me temblaban y sentía la garganta seca.

—No quiero interrumpir su almuerzo, pero olvidaste esto en clase —apoyando su mano sobre la mesa arrastro un objeto hasta la princesa Melione. Al levantar la mano reveló un aro de oro que le faltaba a Melione en la oreja izquierda, la princesa se tocó ambas orejas y se percató de la falta de su joya.

—Gracias —contestó con simpleza la princesa volviendo a colocarse el aro en la oreja, el cazador sonrió de lado y paseó su mirada sobre mí. En ese momento quise que un rayo de Zeus lo fulmine, que de repente se quede ciego o que alguien lo atacara. Lo que sea con tal de no sentir su mirada sobre mí, comenzaba a ponerme nerviosa y estaba muerta de miedo no podía moverme por más que mi cerebro le dijera a mis piernas que salieran corriendo. El cazador me guiño el ojo marchándose con su bandeja a una mesa aislada, nadie quería acercarse a él. Si supieran de su naturaleza nunca dudo mucho que quieran hablarle o siquiera soportar su estancia en tan pequeño espacio como lo es la cafetería.

—Al tártaro con ese cazador —gruñí en cuanto pude recuperar mi voz, maldiciendo por primera vez en mi existencia y eso que había oído miles de insultos salir de la boca de mortales. Jamás me vi en la necesidad tan grande de utilizar uno como hasta ahora. Pero el arrepentimiento llegó rápido y cubrí mi boca con ambas manos, agache la cabeza sintiendo algo nuevo dentro de mi pecho.

—Sé que no es buen momento —quebrando el silencio Red habla —Pero jamás pensé que una cosa tan tierna como Azul dijera una grosería. Es adorable —comentó la pelirroja, codeando a su novio que tan solo sonrió y continuó almorzando tranquilo.

—El cazador parece estar más interesado en Melione que en capturarte Azul, tranquilízate no dejaremos que te lastime. Ya hemos lidiado con una sociópata homicida que quería matarnos a todos con su grupo de niños asesinos —interrumpe Becca aligerando el ambiente pesado a uno mucho más relajado.




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