En el espejo roto de mis sueños, busco las piezas perdidas de mi alma, sabiendo que, en algún rincón olvidado, yace la versión de mí que alguna vez conocí.
Rebuscó las astillas que terminan clavadas en mí para volver a armar aquello que ya se rompió, busco volver a ser lo de antes o quizá ser mejor.
En el fondo de mi cama yacen los restos que ya no tienen solución, aquellos que son guardados para un después.Pero en cada fragmento, en cada trozo olvidado, hay un susurro de lo que una vez fui, una promesa quebrada, una esperanza desvanecida.
Y aunque mis manos tiemblen al juntar los pedazos, sé que la reconstrucción es posible, incluso si nunca vuelvo a ser el mismo.