Nos volvimos dos extraños, que lo sabían todo el uno del otro. Nos volvimos dos extraños, con recuerdos que aún resuenan. Nos volvimos extraños, a todo aquello que un día nos unió.
A veces, hay días en que el pensamiento pesa más. La carga en nuestros hombros se vuelve densa y nos cuesta respirar. Algunos domingos, la soledad nos envuelve, aunque los amigos digan "conmigo estás", no entienden cuán solo uno puede estar. Hay lunes en que solo queremos llorar, pero las lágrimas no nos quieren soltar. Miércoles de pensamientos incesantes y jueves de insomnios persistentes.Hay días en que anhelamos sanar y otros en que le susurramos al alma que ya no podemos más.
Hay viernes en que la esperanza se disuelve, y sábados en que la risa se siente ajena. A veces, en medio de la noche, buscamos consuelo en estrellas distantes, pero el silencio es profundo y nos atrapa la melancolía.Así, navegamos entre días grises y claros, entre susurros de ánimo y gritos internos, esperando que, en algún amanecer, la carga se alivie y el alma encuentre nuevamente la paz perdida.