Nos aferramos a la idea de que todo sea eterno, cuando en realidad, todo se acaba rápidamente.
Deseosos de vivir un cuento de hadas, nos encontramos en pozos oscuros dónde las ilusiones nos susurran mentiras.
Deseamos estar en la cima, sin haber pasado la cuesta, sin haber hecho el esfuerzo de llegar hasta arriba.
Deseamos la felicidad, pero nos enfocamos en lo que nos entristece.
Solo sabemos hacer eso, tal parece. Solo deseamos...
Solo deseamos sin medir el peso de esos sueños sin darnos cuenta de que en la búsqueda perdemos lo que ya teníamos, olvidando que la felicidad no está en la cima, sino en cada paso que damos hacia ella, en cada suspiro, en cada instante que, sin saberlo, también es eterno.