Creemos que el dolor ha tocado fondo, pero siempre hay algo, por más pequeño que sea, que lo profundiza aún más.
Cosas tan sencillas por las cuales terminamos con el alma en mil pedazos.
Nos ahogamos en el llanto que nadie ve y los pensamientos que nos arrancan las ganas de vivir,aquellos que nadie escucha.
Nos quebramos en el silencio,
donde las palabras son dagas invisibles,
y cada recuerdo se vuelve un abismo,
un eco que nos arrastra hacia lo profundo.Es en lo más simple,
en una mirada ausente,
en la brisa que ya no lleva su aroma,
donde el dolor se multiplica,
y el corazón, una vez entero,
queda hecho cenizas en el viento.