Sola en el Mundo

UNO: el club.

Mi casa es la más grande de mi vecindario. Es lo más lógico, ya que mi madre es la mujer más rica del pueblo GOODMAN. Nunca he sido presumida, engreída o caprichosa; esas cosas son para hijitas de papi. Yo ni siquiera soy hija de mami, tampoco puedo ser de padre ya que él está muerto.

Mi mejor amigo es Danniel Potter, un chico alto, cabello castaño, ojos avellana increíbles, atlético y muy extrovertido. Mis primas cuando ven una foto mía con Danniel me piden su número y esas cosas, yo en cambio nunca he visto a Danniel como algo más que un hermano o un cómplice. Su padre es el asistente/mayordomo de mi madre Christina Roth, la mejor escritora de misterio del estado (o eso dice el periódico).

Yo no puedo salir de mi casa, ya que tengo una enfermedad muy extraña y muy poco común conocida como XP. Si yo tuviera el más mínimo contacto con el sol, desataría una serie de eventos que me llevarían a... La muerte. Crudo, pero cierto. Danniel y yo siempre salimos los viernes en la noche a un paseo nocturno por el bosque o al río. No sólo porque no puedo broncearme significa que no salga.

—¡Cara! —grita Danniel desde abajo—. ¡Llegó Samantha Knox!

Salto de la cama y corro escaleras abajo hasta la sala y ahí está mi prima Samantha en todo su esplendor. Con su chaqueta de cuero negra, sus Blue Jeans rotos, su camiseta blanca, su cabello rubio y rizado salvajemente suelto y sus divinos piercings en las orejas.

—¡Cara! —exclama mi prima al verme en la sala. Se acerca a mí con los brazos extendidos y me da un fuerte abrazo—. Estás muy alta y hermosa. Te extrañé mucho. Tú última crisis me puso nerviosa a mí, a mamá, a papá y a Josh.

—No fue nada. Tu mamá vino y me vio en perfecto estado.

—Sí, es cierto pero igual. No deberías seguir comiendo cosas con queso, sabiendo que eres alérgica al queso.

—¡Es injusto! El queso es delicioso.

—Cara, perdón la molestia —dice Danniel, casi lo había olvidado— pero creo que yo también soy tu amigo y no es justo que le des toda tu atención a ella. Sin ofender.

—No me ofendo —contesta inmediatamente Samantha.

—Danniel, todos los días estoy contigo —contesto— y ella no viene casi a visitarme.

—Cambiando de tema —interrumpe Samantha—. ¿Qué haremos ésta noche?

—Pensaba en ir a nadar al río —sugiere Danniel.

—¿Cuántas veces han ido en este mes al río?

—No muchas, sólo cinco —respondo.

—Eso es todo lo que tenía que saber para decirles que iremos al club de aquí cerca —dice Samantha.

—Pero yo ya tenía todo planeado —reclama Danniel—. No puedes llegar y cambiar todo.

—Sí puedo.

—No puedes.

—Sí puedo.

—¡No pue...!

—Sí puede —respondo yo. La idea de Danniel, Samantha y yo en un club bailando me parece emocionante.

—¿Qué?

—Ya la oíste, Hogwarts —dice Samantha muy contenta.

—No me digas así.

—Callen los dos. Yo quiero ir al club. Nunca he ido a uno.

—¿Estás segura? —pregunta Danniel.

—Muy segura.

—Está decidido. Esta noche a las ocho al club.

***

Son las 7:50 y ya casi estoy lista. Solo me falta encontrar mi celular y nos iremos al club Skye. Estoy muy contenta nunca había ido a uno, solo en sueños <<Un comentario algo deprimente>> pienso.

¡Ahí está!

—¡Te encontré! -exclamo victoriosa.

—¡Cara ya vámonos! —grita Sam desde abajo.

Meto mi celular en mi bolso y bajo a la sala de estar. Ahí me esperan Danniel, Sam y mi madre. Mi madre. La mujer más hermosa que alguna vez he visto; tiene unos ojos azules increíbles, un cabello rubio espectacular y un cuerpo que ni la misma Afrodita se compara con ella.

—Wow, Cara estás... —comienza Sam.

—Bellísima —completa Danniel.

Me mira como si estuviera viendo a una princesa de cuento.

—Gracias —respondo tímidamente—. ¿Nos vamos?

—En seguida —responde Sam al instante.

—Cuídense. Los quiero antes de las cuatro en la casa, ¿entendido?

—Sí, mamá.

Antes de que pueda decir algo más salimos a toda prisa de la casa. Mi madre puede ser algo asfixiante pero es una gran mujer, siempre está conmigo en los buenos y malos momentos, a pesar de todos sus viajes. Rick es como un padre para mí, es muy comprensivo, gracioso y cuando me encuentro triste y mamá o Danniel no están, Rick viene y me anima, generalmente lo hace con una tarta de moras que me fascina.

Un rato después ya llegamos al club Skye, está repleto de chicos esperando por pasar, no tengo idea de cómo vamos a entrar nosotros, pero por la expresión de Sam sé que ya tiene un plan. Samantha camina con total seguridad hasta el guardia y le dice algo que no puedo escuchar, el guardia asiente y quita el cordón de terciopelo para dejarnos pasar. ¿Cómo le hizo?

Entramos y al ver todo me quedo pasmada. Hay una gran pista de baile con muchas personas bailando, demasiado juntos la verdad, varias mesas y una barra para bebidas de madera negra increíble. No tengo palabras para describir lo impresionada que estoy.

—¡Esto es increíble! —grito por encima de la música.

—¿Cómo hiciste para que entráramos? —pregunta Danniel.

—Simple, mi madre es co-fundadora de este club —dice encogiéndose de hombros—, así que técnicamente soy en parte la dueña. O eso siempre me dice mi mamá.

—Las influencias de los ricos —murmura Danniel.

—Nunca uso la influencia de mis padres —dice lanzándole un mirada de odio puro; Samantha nunca se ha sentido cómoda con la vida que lleva hasta ahora, por eso trabaja y consigue sus cosas con su propio esfuerzo, incluso sus piercings—. Esta vez lo hice por Cara, ella merece una gran experiencia.

—Ella lo merece todo —murmura Danniel, aunque no estoy segura de si eso es lo que realmente dijo, ya que lo murmuró muy bajo—. Bueno es hora de que bebas tú primera cerveza.




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