Solamente tú #2

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Recursos


 

(JANE)

 

—Tienes lindos pechos.

Cuando oigo su voz siento la sangre subiendo a mi rostro, no soy una chica que se avergüenza de muchas cosas, en realidad soy muy desvergonzada generalmente, si ven mis pechos es porque tengo, si ven mi trasero es porque hay algo que ver, aunque odie que lo hagan y se ganen una buena paliza si me miran, nunca me dio vergüenza mi cuerpo. Hasta que James comenzó a tener oportunidades de verlo en varias ocasiones, primero al encontrarme durmiendo en ropa interior y ahora viéndome en sostén, y Dios quiera que no haya visto mis bragas al haberme caído.

—Pervertido, sucio, idiota —comienzo a gritar mientras camino hacia él enfadada, por su culpa terminé estando en esta casa.

Debería estar en la fiesta, emborrachándome y gritando como loca maniática. Quizá arruinando coches o pintando paredes, o tal vez peleando con alguna chica chicle que se quiera pasar de lista.

Pero no.

Estoy en la casa de un chico que no conozco, que no me agrada demasiado, hablando con el chico del que me quiero alejar.

Estoy por golpearlo pero en el momento que mi mano viaja hacia su rostro el toma mi muñeca deteniéndome, no lo hace bruscamente sino más bien firme y a la vez delicado, no la aprieta con mucha fuerza y me sorprendo de lo fuerte que es para lograr detenerme de esa forma sin tanto esfuerzo, James nunca antes se animó a detenerme en cuanto a golpes se trata, vive contradiciéndome y defendiéndose de mis ataques verbales pero las veces que he intentado golpearlo en algún lugar eh podido hacerlo sin problemas.

—¿Qué haces? —pregunto frunciendo el entrecejo.

—No fue mi intención decir eso, solo salió de mi boca sin pensarlo —habla rápidamente, sorprendiéndome nuevamente.

¿Desde cuándo James se disculpa, o algo parecido, por algún comentario suyo?

—¿Qué?

—Que no fue mi...

—Si, escuché perfectamente, es solo que no entiendo nada —comienzo a murmurar, pensando en voz alta— ¿Desde cuando te disculpas conmigo?

—No me disculpé —rectifica. No puedo decir nada al respecto ya que aunque su comentario sonó a disculpa, no dijo exactamente "Lo siento Jane".

—Pero...

—No lo hice, porque no siento haber dicho lo que dije —y ahí esta el James arrogante y pervertido que conozco—, tus pechos son enormes y sin ofender, claro, son hermosos —. Río sin poder evitarlo, notando que James sonó como un virgen que vio por primera vez unas tetas—¿De qué te ríes?

—De nada —digo terminando de reír poco a poco.

—Bien.

Un silencio incomodo se produce trayéndome nuevamente a la realidad, una realidad en la que me encuentro muy cerca de James y donde él sostiene mi mano ligeramente, su mano que anteriormente tomaba mi muñeca al parecer se deslizó un poco más abajo. No puedo separarme, no quiero hacerlo en realidad. Los ojos de James no son verdes, ni azules, son oscuros y realmente amo los ojos oscuros. La gente normal ama los ojos claros pero luego de pasar años viendo ojos de distintas tonalidades entre azul y verde uno se cansa de presenciarlos, son lindos, si, pero no extremadamente bellos como los cafés o mieles.

Sacudo mi cabeza al notar que estoy inclinando mi cabeza hacia un costado pareciendo estar disfrutando de la vista de su rostro, volteo mi rostro hacia un costado y bajo mi vista al suelo antes de aclararme la garganta.

—Jane —susurra James y siento su tenue respiración sobre mi mejilla. Mi piel se eriza y no puedo evitar entre abrir mis labios y cerrar mis ojos por un segundo.

—No puedo —susurro a duras penas e intento alejarme de él, pero toma mi cintura y me acerca a él antes de que lo haga. 

—Jane, tienes que dejar de huir de mí, sabes que...

Antes de que pueda decir algo más la puerta se abre similar a la vez que James la abrió y choca contra la pared, pero esta vez la persona que entra es una mujer con sus años encima, muy parecida al amigo de James. Nos separamos de inmediato y el pelinegro comienza a decir un montón de cosas mientras la mujer grita cosas que no quiero entender, supongo que es la madre de Jack y supongo también que está así por el grafiti de su sala de estar. Sin llamar mucho la atención camino hacia la ventana de la sala, tengo la suerte de que esté abierta, miro hacia abajo y noto que no es tan alto pero igualmente podría romperme una pierna si salto.

Al tener ya mucha experiencia en el tema de huir de casas ajenas  no se me hace difícil pensar en una forma de bajar, logro divisar una pequeña cornisa sobresaliente a un metro de la ventana y a unos veinte centímetros hacia el costado del borde de esta una tubería que llega casi hasta abajo, probablemente a un metro del suelo. Tomo aire, vuelvo a mirar en dirección a la mujer y James que siguen enfrascados en una discusión, la mujer grita y él intenta calmarla,  al notar que ninguno me observa paso una de mis piernas por la ventana hasta que uno de mis pies descalzos logra tocar el borde de concreto, hago lo mismo con la otra pierna y tomándome de la ventana comienzo a arrastrar mis pies hacia la tubería con lentitud sin moverme demasiado para no caer y morirme, bien quizá exagero un poco pero saldría muy lastimada, la mitad de mi cuerpo aún es visible desde la ventana, justo en el momento en que estoy por bajar la mujer voltea en mi dirección y lanza un grito histérico.

Sonrío con suficiencia hacia la señora y agrego un guiño, antes de que pueda decir algo más comienzo a bajar con total cuidado por la tubería, la escucho gritar desde arriba un "eres una maleducada, niña insolente ¿Cómo vas a hacer tal cosa? bla, bla, bla" , me han dicho peores cosas. Una vez que llego al final puedo ver que es más de un metro lo que me separa del suelo, pero supongo que no me romperé nada si salto, vuelvo a tomar aire y sin más me dejo caer hacia el pasto del jardín, no caigo parada, mi trasero es el que recibe el impacto.



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En el texto hay: amorodio, delincuente, chica ruda

Editado: 24.07.2020

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