Solamente tú #2

27

¿Qué?

(JANE)
 


 

Un tintineo insesante provoca que frunza el entrecejo dormida y gruña por lo bajo, al notar que el sonido en vez de parar sigue sonando cada vez con más fuerza entre abro los ojos encontrandome con una oscuridad infinita, al ir despertando de a poco noto que el tintineo proviene de mi telefono celular, mi alarma para tomar mis pastillas anticonceptivas. Muevo mis manos por debajo de la manta para llagar al bolsillo de mi pantalon, que es donde se encuentra el aparato del demonio, pero en el camino me encuentro con un brazo que no es el mío y unas manos que tampoco me pertenecen, de inmediato abro los ojos despertando totalmente y salto de la cama hasta terminar en el suelo, dándome la cabeza contra la mesita de luz.

—¿Qué demonios? —chillo frotandome la zona afectada con mi mano mientras me incorporo sobre el frío piso.

Una luz aparece repentinamente causandome una ceguera momentanea, al acostumbrarme a la luz logro vislumbrar una cabellera castaña despeinada y unos ojos café mirandome con una mezcla de preocupación y confusión.

—¿Estas bien? —pregunta con voz más ronca de lo normal el intento de chico que se encuentra en mi cama.

—¿Qué haces aquí? —susurro furiosa, en mi cabeza siento una especie de pelota rebotando de aquí para alla, hostigando y desorientandome.

—¿Estas bien? —repite ignorando mi cuestionamento mientras se remueve en el colchón hasta quedar con todo el cuerpo al borde de la cama, estira una de sus manos hacia mí y, a mi pesar, no dudo en tomarla sin pensar en que evadió una pregunta que yo realicé, estando un tanto feliz de verlo aquí.

—Estoy bien —susurro, sintiendo el peso de todo lo ocurrido volver a mí. 
 

Con desgana me pongo de pie y vuelvo a meterme en la cama recibiendo un calor adicional al estar con James a mi lado, recuesto mi cabeza en la almohada y lo observo, la luz de la lámpara le alumbra el rostro por completo dandome una vista detallada de sus facciones masculinas sus labios gruesos que se encuentran entreabiertos , sus pestañas largas que al pestañear esconden sus dos oscuros pero extrañamente muy cálidos y brillantes ojos, su nariz... ni tan pequeña ni tan grande, perfecta. Por primera vez lo veo con detenimiento intentando memorizar su rostro en mi memoria, sintiendo que gracias a ese rostro aniñado he sonreído más de una vez en este último tiempo.

—No quería ir a casa —susurra provocando que su aliento choque contra mi rostro.

—Y viniste aquí —murmuro sin dejar de recorrer su rostro con mi vista, puede que parezca una lunática pero no puedo dejar de hacerlo.

Noto dos pequeños lunares consecutivos debajo de su labio inferior, uno debajo de su ojo izquierdo y una lluvia de ellos sobre su cuello, sonrió levemente pensando que tiene muchos lunares igual que yo.

—Y vine aquí —repite en tono afirmativo.

Miro directamente a sus ojos y lo veo parpadear nervioso, como si lo hubiera atrapado haciendo algo indevido, entonces noto que esta haciendo lo mismo que yo solo que no tiene el plus con el que cuento que es la luz intensa de frente, mentalmente agradezco que no me pueda ver totalmente bien. No es que me sienta fea... en realidad nunca me lo he planteado, siempre tuve cosas más importantes de las que ocuparme o preocuparme que de mi aspecto físico, se que no soy afrodita ni una diosa pero no se si soy fea, no me ocupo de mi cuidado personal porque no lo veo necesario o de vida o muerte, siento que hay cosas más grandes e interesantes que ponerme maquillaje o peinarme correctamente. Si bien hay veces en las que al verme al espejo pienso "qué demonios es esa maraña sobre mi cabeza" siempre esta mi lado realista que me dice "¿Qué importa si tu cabello no es el mejor cuando hay personas que no pueden tenerlo sin que se les caiga?"

—Eres hermosa —dice de pronto, sorprendiendome y dandole calor a mis mejillas.

—No digas esas cosas —balbuceo desviando mi mirada, no me apetece seguir viendolo.

—¿Qué sucede? —susurra arrastrandose más cerca de mí— ¿Por qué tienes los ojitos tristes? —su tono de voz tan de niño pequeño provoca un revuelo en mi estomago y una mueca de ternura en mi rostro al tiempo que vuelvo a elevar mis ojos a su rostro ya muy cerca del mío.

—No quiero pensar en cosas malas ahora —murmuro.

Lo póximo que puedo apreciar es como sus ojos se van cerrando y su rostro se acerca al mío, su aliento llegando a mi boca y finalmente sus labios alcanzan a los mios fundiendose en uno solo.

No se si pasan horas, minutos o segundos pero disfruto de sus besos al máximo antes de volver a dormir, siento que duermo demasiado pero no puedo evitarlo.

Por primera vez sueño algo... unos ojos café, observandome con ¿cariño?

...

Despierto cuando mi cuarto ya esta iluminado por la luz que se filtra por mis claras y finas cortinas, sonrío al ver frente a mí a un James totalmente dormido, sus labios estan entreabiertos y no logra cerrar sus ojos completamente pero se ve totalmente adorable. Paso una de mis manos por su mejilla sintiendola muy suave, como piel de bebé. Contunúo el recorrido por su rostro trasladando mis dedos por su frente y bajando por el puente de su nariz, evito su boca para pasar a su otra mejilla y seguir por su mentón, cuando estoy por acariciar sus rosados labios él los mueve murmurando incoherencias y yo alejo mi mano de inmediato reaccionando a lo que estoy haciendo. No me siento mal por estar junto a él ni por lo que pasó anoche pero el vacío de recordar aquella carta que me arrebataron vuelve a surgir dentro de mi pecho, se que papá no me la dará a menos que demuestre que soy capaz de afrontar lo que sea que dice en aquel papel y sinceramente no estoy segura de si puedo, no aún.

Siento la mano de James apretar mi costado y río, siempre he tenido cosquillas en ese sector. Lo veo sonreír con los ojos cerrados, vuelve a apretar en el mismo sitio y una risa incontrolable vuelve a surgir.



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En el texto hay: amorodio, delincuente, chica ruda

Editado: 24.07.2020

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