Solamente una Vez

CAPITULO 22 JB

Han pasado dos horas y no tenemos noticias sobre el estado de Miranda y mi hija. Mi corazón esta acelerado, esperando que en cualquier momento me den una mala noticia.

-Familiares de Miranda Ferrer –dice un doctor que no había visto llegar a la sala. Inmediatamente me pongo de pie junto al padre de Miranda.

-Aquí estamos, soy su pareja y él es su padre –digo señalando al señor Ferrer.

-Vengo a informarles del estado de la paciente –dice el medico si ninguna expresión en el rostro. Creo que los médicos están acostumbrados a esto y por eso no transmiten ninguna emoción –la paciente ha perdido mucha sangre, tuvimos que hacer una cesárea de emergencia –creo que mi corazón dejó de latir por unos segundos cuando el médico terminó de decir eso.

-La niña esta fuera de peligro, la tenemos en incubadora porque le faltaban unas semanas, pero es muy fuerte. Mañana ya podrá salir de la incubadora.

Una sonrisa se forma en mi cara cuando dice que mi pequeña Laura estará bien, pero todavía no dice nada de mi amor. No puedo articular ninguna palabra, pero el señor Ferrer pregunta inmediatamente por el estado de su hija. El doctor nos mira y niega con la cabeza. ¿qué significa eso? ¿Por qué no dice nada?

-Como les dije al principio, la paciente ha perdido mucha sangre y ha entrado en coma. Hemos procedido a hacer una transfusión, pero necesitamos más sangre. Ya pasamos el requerimiento para que las personas que estén dispuestas puedan donar –mis oídos zumban y creo que no entiendo claramente lo que el doctor quiere decir. Carlos se coloca a mi lado y pone una mano en mi hombro.

-Doctor, todos los que estamos aquí estamos dispuesto a donar sangre, pero ¿podría explicarnos claramente el estado de la paciente? –pregunta Carlos y agradezco que haga la pregunta porque yo estoy en shock y no puedo articular palabra. Mi miranda no puede morir, ella noooo! Es lo más importante de mi vida, sin ella nada tiene sentido.

-Les explico –dice el doctor –la paciente sufrió una hemorragia interna y fue muy difícil identificar de dónde provenía la sangre, el feto empezó a sufrir producto de la debilidad que estaba presentando la madre en todo el sistema y por eso empezaron las contracciones. Hicimos la cesárea, pero entre eso y controlar la hemorragia prácticamente se desangró. Hemos realizado dos transfusiones y finalmente controlamos la hemorragia, pero está muy débil y ha entrado en coma.

-Quiero verla doctor –digo de repente.

-Está en cuidados intensivos, solo puede entrar una persona por 10 minutos. Daré la orden para que lo dejen pasar –dice el doctor.

-Y mi hija, ¿la puedo ver también? – le pregunto al doctor antes de que se diera la vuelta.

-Por supuesto, le puede preguntar a la enfermera para que lo guie. Hay una señorita con la niña, me dijo que es parte del equipo de seguridad –el doctor estaba enterado de las medidas de seguridad.

-Gracias doctor, ella está autorizada para estar con la bebé –dice Carlos. Yo ya voy camino a la sala de cuidados intensivos para ver a mi amor. Todavía estoy aturdido por la noticia.

Entro a la habitación donde se encuentra mi hermosa chica. Hay cables y aparatos por todos lados sonando. Ella se encuentra en medio de esa cama, conectada a varios cables. Me duele verla de esa manera, no puedo creer que mi hermosa chica tan llena de vida, tan joven y hermosa se encuentre en esta situación. Metida en esa cama y sin poderse mover, no soporto verla así. Tomo su mano despacio para no lastimarla y no puedo dejar de pensar que esto es mi culpa, por haberla dejado embarazada. Quizás su cuerpo no estaba preparado, tal vez ella es muy joven…son tantas las cosas que pasan por mi mente. Lagrimas empiezan a salir de mis ojos, mientras beso su mano y le pido perdón.

-No me puedes dejar hermosa –susurro mientras acaricio su mano –eres la razón de mi vida. Eres mi ángel, me salvaste de la oscuridad, te amo, fuiste hecha para mí. Cuando te vi por primera vez supe que serías importante para mí. Perdóname por el daño que te pude haber hecho –un sollozo sale sin que pueda pararlo –tu eres el amor de mi vida Miranda Ferrer. Sin ti no sé qué hacer ni a donde ir –empiezo a hablarle de nuestra hija como si ella pudiera escucharme –nuestra Laura ya está aquí. La voy a ver ahora y le diré que su mamí esta luchando y que pronto estaremos juntos los tres. Es una promesa mi amor – recuesto mi frente en su mano y en eso entra una enfermera.

Beso su mano nuevamente y su frente. Recuerdo que también sigue la amenaza de los que nos persiguen; nadie podrá hacerles daño a mis chicas, tengo que estar fuerte por ellas, tengo que estar pendiente de todo ahora más que nunca. La enfermera me indica que debo salir para que el padre de Miranda entre unos minutos también.

Salgo de la habitación y pregunto dónde puedo ver a mi pequeña. Una enfermera me guía por un pasillo hacia una sala donde hay varios niños en incubadora. Miro desde afuera, hay una pantalla de vidrio que nos separa porque es una zona restringida. Cassie se encuentra dentro con traje especial y me hace señas para que mire a mi hija. Mis ojos se cristalizan y pienso en las veces que pedí al universo que todo saliera bien con mi bebé. La he soñado tanto y la he amado antes de conocerla. Siempre le hablaba en la panza de Miranda.




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