Capítulo 16 "Crece el fuego"
Han pasado diez meses aproximadamente desde que despertaron, Milo y el Rey Lucius, ellos empezaron a preparar todo para salir a la batalla cuando ya sea anunciada, pero en todo este tiempo mientras los del alto mando creían que todo estaba bien, las reinas del oscuro, con su magia negra empezaron a secuestrar personas de Foluke y de pueblos aledaños, Sokratis entró al comedor del palacio en donde se encontraban todos los lideres tanto del pueblo como del ejercito defensor de la gran ciudad, él reportó que los habitantes de Foluke estaban siendo encontrados muertos vestidos de soldados de la oscuridad, habiendo ver al pueblo que todo estaba saliendo bien, cuando no es así, ya que esos hombres que aparecían de la nada tirados en las puertas de los pueblos y clavados en los muros de la gran ciudad. Lucius anunció una cacería, para traer a los responsables de estos actos, entregando hachas, espadas, cuchillos, hondas, telares y lanzas a los que fueran participe de este plan del rey de Foluke.
Milo, se levantó de la mesa e invitó a Lucius, para charlar en el risco, el rey aceptó y acompañó a su padre al risco.
Luego de que llegaran, un ser vestido de blanco alto, con ojos verdes como una esmeralda, se acercó y les dijo:
– He aquí, Dios me ha mandado a que les dijera que es momento de que el poder del guerrero del sol sea almacenado, porque les anuncio este no es el momento de que la luz, ni la oscuridad hagan de su justicia, porque ya llegaron al espacio en donde tendrán que dejar de usar el poder dado por él, para que luchen por sus propios medios.
Milo contestó:
– ¡Estás loco!, si apenas resistimos con la ayuda de nuestros poderes.
El hombre mandado por Dios dijo:
– Es un mandato que él ha dado y se tiene que cumplir.
Milo enojado, se fue con extrema furia, rechazando lo que se le ha mandado, no obstante a esto Lucius, aceptó lo que se le ha mandado y este ser sacó un rubí en donde el rey podía observar el fuego de sus hermanos que estaba almacenado, sólo faltaba el suyo y el de su padre.
Lucius agarró el rubí y empezó a sentir como su gran poder iba desapareciendo de su cuerpo y se metía en la joya. Al terminar de hacer eso, se desmayó y el hombre mandado por Dios agarró el rubí y ascendió a los cielos...
Milo, que se rebeló a esto salió de la gran ciudad para desafiar a su hermano Aaron, pero no bastó atravesar las puertas de Foluke, cuando el gran oscuro junto con el gran poder de sus reinas empezaban a elevar la oscuridad de Milo, para así convertirlo en uno de los suyos, pero el hombre que poseía el rubí, descendió de los cielos y activó el gran poder de la joya anulando el ataque de la oscuridad.
Milo al recuperarse de semejante ataque, entró con el hombre a la ciudad, tomó su rubí y en muestra de gratitud, empezó a devolver su gran poder... para que fuera almacenado, pero no contando con esto, su cuerpo recuperaba su luz, el traje del guerrero Solaris empezaba a desaparecer para tornarse blanco y así ser ascendido a los cielos con el hombre mandado por Dios.
El oscuro se percató que eran vulnerables sin su gran poder entonces empezó a mandar a sus reinas para que lanzaran hechizos para enfermar a los habitantes de la gran ciudad, pero cuando éstas empezaban hacer su conjuro Ibrahim de Arabia corta a dos de las nueve reinas del oscuro en dos quemando sus cuerpos. Sokratis quemó a cuatro de las nueve reinas del oscuro y Lucius con su gran fuerza le rompe el cuello a una y Zenaida de Esparta le propina seis puñaladas en el pecho a una de las nueve reinas del oscuro, así evitaron que su gran ciudad fuera atacada.
Aaron, aprovechó que estaban entretenidos todos en su cacería para infiltrarse en el gran palacio, todos los cinco guardias atacaron pero fue inútil ya que su gran poder los quemó al acercarse, Aaron gritaba:
– ¡Sal de ahí reina Zaira y entrégame al heredero!
La reina Zaira empezó a lanzar flechas, pero Aaron las desintegraba, corrió la reina pero al tropezar tumbó a su hijo Boe del corral en el que se encontraba, pero cuando lo agarró, Aaron entró a la habitación donde se encontraba la reina y le lanzó tres cuchillos, uno, tras del otro, para así asesinarla, agarró al bebé y con su gran poder lo quemó.
Aaron, antes de salir del palacio lo incendió, huyendo por el mar en uno de sus botes.
Lucius mira hacia atrás al terminar la cacería y ve a lo lejos el humo y fuego que salía del gran palacio, se montaron en sus caballos.
Argelia se llenó de ira, preparó a las arqueras entrenadas por la capitana Marcia y empezaron a mover líneas llamando a la guerra al gran oscuro, Lucius, Sokratis, Ibrahim y Zenaida, no dudaron tampoco en llamar a sus hombres para empezar el inminente ataque al oscuro.