Soledad a Doble Filo

CAPÍTULO ONCE

Habían pasado ya dos meses de mi último contrato de gran nivel con la aseguradora y gratamente debía decir que todo marchaba sobre ruedas por lo que había decidido que las reuniones continúen de forma mensual hasta concluir el primer semestre de acuerdo a las especificaciones del contrato.

Y también llevaba esos mismos dos meses dejando flores y de vez en cuando chocolate-u otros dulces- a una linda pelirroja; de solo pensar cómo se habrá puesto al menos los primeros días me saca una pequeña risa ya me la imagino todo roja echando humo, enojada por mi “osadía” pero estoy seguro que después deben de haberle gustado mis detalles-al menos eso espero-

Las veces que he estado en la empresa del señor Webers he intentado verla de lejos pero no se ha dado la oportunidad. No sé cómo esa mujer está calando más de lo pensé en un inicio, pero en honor a la verdad no me importa, por el contrario, la idea de afectarle como sucede conmigo en relación a ella, me fascina.

A pesar del poco contacto y más de los recuerdos esta ha sido la interacción más interesante que he tenido con una mujer en mucho tiempo; sobre todo en relación a la que en este momento tengo con la mujer que está en la misma mesa que yo junto con un par de futuros socios incluyendo a su padre, un hombre importante en la ciudad. Esta mujer en muy guaya-para qué negarlo- castaña, delgada, piel dorada y ojos cafés claro muy bonitos. Pero habla… ¡dios! Es toda una chiacchierone1; además de un que el vestido tiene un escote que lastimosamente para ella le falta cierto atributo con que llenarlo, haciendo que su intento de atraer mi atención a ese lugar sea nefasto.

- Y dime Dante hace cuanto estas en el país- me preguntó Marilyn… otra vez. Suspiré.

- Ya tengo seis años y cuatro meses.

- Ah claro y tienes pensado volver a Italia o residir aquí permanentemente- la pregunta que me hago todos los días.

- En realidad, no lo he decidido, creo que mientras tenga oportunidades de negocios seguiré aquí.

- Pues mi padre de seguro tendrá muchos que ofrecerte- dijo en un tono sensual, que como hace un momento sus intentos de captar mi atención sigue siendo… nefasto.

- Si por supuesto- dije apartando mi mano de la suya que no recuerdo haber unido.

- Si me disculpan dama y caballeros- hablé un poco fuerte para llamar la atención de todos en la mesa- regreso en un momento- a lo que todos solo asintieron y la querida Marilyn imitándolos solo que añadió un guiño… Por dios.

Necesitaba salir de ahí, me fui a los baños y luego para demorar un poco más opté irme al bar y pedí un whisky seco, el cual tomé de golpe y pedí uno más antes de regresar a la mesa. Estábamos en un restaurante-bar de tipo coreano que había al norte de la ciudad en un sector llamado Los Ceibos, el lugar era agradable e hice una nota mental de regresar y disfrutar mejor del ambiente y la comida; aunque claro sería mejor con una buena compañía y es estos momentos en los que odiaba no tener a nadie cerca de confianza y con quien tenga una relación de cariño y aprecio por lo menos.

Mientras me entregaban el segundo trago y daba mi tarjeta para pagarlos se acercó Francisco Assins- padre de Marilyn- con una gran sonrisa totalmente falsa de esas que te ponen los vendedores desesperados, ávidos de convencerte de que todo lo que te ofrecen mejorará tu vida, en fin, de seguro viene con la intención de “ofrecerme” una nueva lista de todos los atributos de linda y agradable hija-sarcasmo puro- una vez más, respiré profundo quince minutos y me iba ese sería mi mantra hasta irme.

- Vaya querido Dante me preocupé un poco por tu tardanza- si claro- pero asumo que solo necesitabas algo un poco más fuerte que lo que está en la mesa- terminó de decir con esa sonrisita pegada en su rostro.

- Si pues me entro una llamada y aproveché para pedir un trago-mentí-no debías venir a buscarme.

- Entendible, ya le decía a mi hija que de seguro nada malo te había pasado, ella se estaba preocupando tanto por ti.

- Qué lindo de su parte- incómodo en realidad- pero como dije no era necesario.

- Si bueno, mi hija es mujer muy interesada en quienes la rodean y le importan.

- Que bien- que más podría decir.

- Mi hija es tan buena y bonita, debo decir que sacó la belleza de su madre afortunadamente- dijo mientras se reía a lo que secundé por compromiso-cualquier hombre que se diera la oportunidad con ella será un hombre afortunado.

- Seguro- joder como me lo quito de encima con hija incluida claro está.

- Por cierto, Dante en todo este tiempo Aquí en Ecuador ninguna mujer ha logrado conseguir robar tu corazón toscano- preguntó. ¿corazón toscano? En primer lugar, yo era nacido y criado en Nápoles, este hombre me está sacando de quicio.

- Pues he salido y conocido mujeres interesantes, pero por ahora he decidido no tener nada serio- enfaticé lo último.




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