Capítulo 21. ¿Celoso?
Sólo Dame Nueve Meses
Llamé a Sophia para que me aconsejara y me ayudara a vestirme perfecta. Sé vestirme, pero toda mujer necesita su mano derecha ¿no? Además ella es excelente maquillando.
— ¡Listo!—terminó subiendo levemente la cremallera del vestido.
Un vestido rojo, algo típico pero muy sensual y fresco para la noche.
—Déjame retocar esos pálido pómulos —dijo agregando con una brocha algo de rubor.
— ¿Cómo me veo?—me veo de pies a cabeza en el espejo y bueno sí, se ve bien.
—Pareces una diosa —aseguró.
—Eres una maga.
—No es nada —dice altiva.
—Bájate de esas nubes —le digo divertida —cambiando de tema ¿cómo va todo con Thomas?
—Bien. Es el rey del amor.
—Uh ¿Por qué dices eso?
—Ayer me envió unas flores al trabajo.
—Qué lindo —añado pícara.
—Ahora yo cambiaré de tema. ¿Por qué una cita con otro hombre? ¿Qué pasa con Josh...? El padre de tu bebé —su ceño se frunce y pone las manos en su cintura. Ya saben la típica amiga que se cree mamá.
—Con Ashley —resopló.
— ¿En serio? Sé que es bueno querer dejar ir un amor fallido, pero Josh es el padre de tu hijo. Sin mencionar que es el amor de tu vida.
Pongo los ojos en blanco y bufo.
—Estoy tratando de olvidar a Josh ¿Ok?
—No puedes.
—Sí.
—No.
El apartamento es invadido por el sonido del timbre ¡Debe ser Aarón!
—Es él.
Sophia entrecierra los ojos y añade con furor, — ¿Quién es? ¿Josh el amor de tu vida? —hace hincapié en lo dicho.
— ¿Podrías apoyarme? —bufo nuevamente.
Sale de mi cuarto y se dirige a la sala. Escucho que la puerta, se ha abierto y unos cuantos murmullos después de eso.
Aprieto mis labios inhalo y exhalo. ¡Oh Cupido, Dios, Destino, dioses del amor! Ayudémosle a Lia en esta cita. Casi siempre acudo a todo lo que pueda en busca de ayuda, no crean que estoy loca.
Me dirijo a la sala para encontrarme con el apuesto príncipe, Aarón el hombre más...
— ¿Josh?
Estoy mirando a Josh o es mi mente jugándome una mala broma ¿Qué hace él aquí?
Sin para de caminar me dirijo hacia él, quien está con esos ojos azules mirándome. Su boca está abierta, divertidamente abierta. Al reírme internamente no me percato de la pequeña y sobresaliente grieta del suelo. Me doy un pequeño tropezón que está a punto de convertirse en mi quinta caída del año. Pero es evitado por los brazos de Josh, quienes me sostienen de los codos.
— ¿Estás bien?
Asiento con la cabeza, y me ruborizo al sentir su brazo en mi espalda, que no solo está en mi espalda sino que está bajando lentamente.
— ¿Qué haces aquí? —resoplé.
—Quería saber si estabas bien. Pero al parecer vas a salir.
—Sí, bueno...
—Hola. Mucho gusto—veo a través del hombro de Josh a Sophia, está saludando a Aarón... alto ¡Aarón!
— ¿Aarón? —digo entre dientes tras la anchura del cuerpazo de Josh.
—Lia —dice acercándose y quedando a la izquierda de Josh ¡Cliché! Mis dos hombres están juntos ¿Qué sigue una épica pelea por mí? No —Te ves hermosa —en sus manos tiene un ramo de rosas rojas, que luego extiende para entregármelas.
Con algo de entusiasmo las huelo, un aroma deliciosamente placentero. Claro que las girasoles de Josh son mejo... ¡No Lia, No!
Josh lo ve con desprecio, en serio, que show el que estoy viviendo. Luego me lanza una mirada confundida para al fin abrir su boca y preguntar, — ¿Tendrás una cita con el doctor?
—Una cita con Aarón—le corrijo altiva.
Sube las cejas con desdén y cruza sus brazos.
Mi centro visual se concentra en Sophi quien está dándose golpes en la cabeza con la puerta. Drama nivel Sophia.
—Espero que se diviertan —su voz se escucha algo gastada. No sé pero mi intuición me dice que está celoso ¡Ahhhhh! Josh está celoso por mí.
Aarón es el que está incomodo ahora. Afina su voz para agregar, — Lo haremos. ¿Nos vamos Lia? —me toma de la cintura y le echo una ojeadita a Josh ¡Pum!
—Claro que sí. Adiós Josh —me despido con la mano —Adiós Sophia.
—Diviértanse toda la noche —dice Sophia quien luego tapa su boca rápidamente. Josh la fulmina con un mal gesto por lo dicho. ¡Venganza!
No es que quiera ver a Josh sufrir, eso nunca, es sólo que quiero que sienta las cosas que yo sentí al verlo con Ashley.
(...)
—Luego le dije que se metiera ese lápiz en el culo... —afinó mi voz—digo... en su trasero —corrijo.