2007
El día estaba tan caluroso que no había como calmar las ganas de darte un chapuzón en la piscina, para mala suerte de nuestro salón ese día no teníamos deporte y el aire acondicionado estaba dañado.
El maestro de historia del mundo llevaba diez minutos de retraso, la mayoría de mis compañeros estaban más habladores que nunca e inquietos, luego de que limpiara por enésima vez el sudor de mi frente el maestro Albert hizo acto de presencia seguido de una chica, cabello con mechas de colores tes parcialmente blanca y se veía a simple vista un imán de problemas.
— Muy bien alumnos, les pido por favor guarden silencio que suficiente tenemos con este calor diciendo que el calentamiento global está a la vuelta de la esquina y nos vamos a morir esta noche.— A veces solía ser muy dramático pero era cierto.
La chica a su lado tenía sus facciones neutras sin ningún rastro de nerviosismo.
— Crees que ya tengamos piscina en el aula?— Damián me sacó de mis pensamientos.
— ¿Por que lo dices? —
Cuestione, ya que no comprendía el por de su comentario.
Damián se acercó más a mi, con intención de que solo yo escuchara.
— Por qué todos babean por la nueva, siendo así pués no me molestaría nadar en ella.
La chica nueva toma una posición erguida y se presenta, todos suspiran al escucharla hablar tiene una voz suave y firme.
—Buenos días mi nombre es Shay, espero tengamos un año pacífico vengo de muy lejos y es todo lo que diré.
Todos quedaron en silencio luego de su presentación, el maestro dió inició a la clase y algunas chicas murmuraban sobre cómo sería la vida de la nueva integrante, algunas decían que era hija de alguna pareja que iba y venía y siempre estaba sola.
— Pienso que tú, al ser alguien versátil hables con ella necesito estar sola hoy. Así que ve y dale la bienvenida hazla sentir acogida.
— Sigues procesando el embarazo de tu madre?
— Si, la verdad que si ahora no me da la atención que necesito, tendré que tomar una decisión muy intensa en mi corta vida.
Las clases siguieron con normalidad, lo malo era que seguían las murmuraciones más eso acabó cuando el maestro Albert pidió silencio por que de lo contrario habría examen sorpresa.
Vi a Richard algo incómodo puesto que desde hace exactamente tres días, se enteró que yo también sabía sobre sus dudosos sentimientos. Eso era algo que debía resolver, no quería llegar a los doce que sería en menos de dos semanas con más incomodidades a mi alrededor.
El receso y parte de las siguientes horas siguieron siendo raras, Richard no se acercaba a mi pero pensándolo bien era mejor así dejar que todo se calme ya luego estaría normal.
— Mishelle, eres Mishelle ¿cierto?.
Por qué tenían que poner mi nombre para tutora.
Me di vuelta y dispuesta a hacer la conversación corta, le dediqué una sonrisa animada y respondí simple para que no pensara que me era irrelevante su presencia.
— Sí, soy yo. Eres Shay no?. Dime que puedo hacer por ti.
Soltó un suspiro de alivio puesto que estábamos de camino a la entrada para irse a casa.
— La verdad es que no quiero molestar, solo necesito pedirte unos apuntes. Llegué un poco atrasada y un mes es mucho atraso, me aconsejaron pedirtelos a ti si no es mucha molestia.
— Claro que no, podemos pasar por mi casa y te llevas la mita cuando acabes te daré el resto. Te parece?
Asintió contenta por mi respuesta y caminamos directo a mi casa, vivía a diez cuadras y hablamos animadamente. Me sorprendió interiormente como pudimos entablar entablar conversación sin necesidad de alejarla, a un principio parecía de las personas que te ven desde arriba y con condescendencia.
Le ofrecí un café fuerte con chocolate, me sorprendió que le gustara mis raros gustos.
— Te parece si me quedo un rato, mis padres no están en la ciudad y mi casa es muy grande para mi sola.
— Claro, déjame preparar algunos sandwiches ¿Te gustan con queso crema y dulce de leche?
Me observo sonriente y afirmando repetidamente, parecíamos tener muchas cosas en común.
Mientras preparaba los sandwiches, puse un poco de música baja de Queen a Shay no le molestó para nada gracias al cielo no era como Damián que decía que mi música estaba bien para que la escuchase con audífonos.
El timbre sonó y me dispuse a ir a ver quien era, llevaba un poco de sandwich en la boca cuando al abrir veo a alguien quien menos esperaba y me sorprendió mucho verlo ahí parado.
— Ho...la, es...tas — se aclaró la garganta un rato y siguió.— Hola ¿estas ocupada?
Traía el cabello mojado y algo revuelto, era alto para mi así que tenía que levantar levemente el mentón para verlo.
— Hola, no, adelante quieres un sandwich?
Su sonrojo me pareció tierno, no se que me pasaba pero estaba intercambiando más palabras con él de lo normal, incluso me sentí nerviosa.