Solo los Nombres Fueron Cambiados

CAPÍTULO 4: Alemania.

De: James Ackermann
Enviado: Domingo, 24 de junio de 2007 4:24 am
Para: Zara McAleese
Asunto: RE: Puppy

Zara,

Muchas gracias por la foto. En realidad me gusta como salí, todo el crédito se lo doy a la fotógrafa.

Me divertí mucho hoy (o ayer, ni siquiera sé en qué zona horaria estoy). Gracias por pedirme que te acompañara.

Nos vemos,

JA

Ya pasó una semana desde ese email y desde el inicio del tour. No puedo decir que no me estoy divirtiendo, incluso más de lo esperado. Los Blackbirds se están llevando bien, o quizá sea solo mi impresión ya que no estoy todo el tiempo con ellos para darme cuenta si están peleándose o no. Dije que iba a estar por mi cuenta en esta gira, que iba a ser mi viaje estilo ‘mochilera por Europa’. Y, esta vez, he hecho un amigo.

James y yo hemos estado pasando tiempo juntos todos los días. Tenemos mucho en común, nuestras conversaciones van en torno a música, filmes, experiencias. Sé que me gusta, pero trato de no pensar mucho en eso… sé que no va a llegar a nada. Pero en general, disfruto de su compañía. A diferencia de otras ‘amistades’ que he hecho en otras giras, sé que esta perdurará después de que el ‘circo’ termine.

Ahora mismo estamos en Alemania, y aunque he tenido la oportunidad de compartir con la banda estelar de la gira, gracias a mi hermano y a James, me da vergüenza pedirles los autógrafos para mi prima Isabella, lo cual es tonto porque he podido tomar fotos y videos de ellos. Yo soy la ‘archivista’, grabo y fotografío lo más que puedo de todo. Quiero que los recuerdos duren para siempre.

Hablando de los Quicksand Swimmers, son lo máximo. Austin, el vocalista y compositor principal, en definitiva es encantador y puedo ver cómo es que tantas mujeres caen a sus pies: cuando te habla te hace sentir como si eres la única que está con él en la habitación. Mike, el bajista, es un dulce, un alma pura y amable, y uno de los mejores bajistas de la historia. Mike trajo a la gira a su hijita de dos años, que es un sol. Eddie Stewart, el baterista de quien ya hablé, es el más cool, luego de mi hermano Steve, por supuesto. Esos dos se han hecho grandes amigos gracias a su afinidad por la batería, los deportes, lugar de origen, la vida familiar… y por ser ambos increíblemente altos y cool.

Y luego está Sean, el guitarrista principal, que simplemente, es Sean. No sé qué es lo que tiene, pero cuando entra a una habitación no puedes sino sonreír y sonreír. Es un genio, te das cuenta que la música vive dentro de él y se derrama de él tan fácil e intensamente. Es difícil para mí digerir que esta persona tan dulce atravesó un infierno, pero luego hablaremos de eso. Quizá le pueda pedir a Sean que me deje grabar un pequeño video donde salude a mi prima. Sé que sería más fácil pedirle a James que me ayude pero no quiero que piense que me hice su amiga solo para llegar a la banda.

Mientras, me abro camino entre otro conjunto de pasillos estrechos de otra sala de conciertos. Al tiempo que los Blackbirds prueban sonido, los Quicksand Swimmers están en sus camerinos y yo trato de resolver qué hacer con el tema de los autógrafos, decido ir a tomar un poco de aire fresco así que me dirijo a una de las salidas traseras. Al salir, me encuentro a James haciendo algo en lo que nunca lo había visto: fumando.

No sabía que fumaba. Nunca he olido humo en él, o tal vez sí, y pensé que era humo de segunda mano.

Achtung, baby!” le digo, sonriendo. Estamos en ‘Deustchland’ así que por qué no.

James sonríe de vuelta. “Hola, ¿cómo estás?”

“Nada mal…” levanto una ceja, “¿Fumas?”

“Eh… no, no…” tartamudea. “Hace tiempo lo dejé. No quiero empezar otra vez, para ser honesto. Tan solo pensé que me ayudaría a relajarme…” James tira el cigarrillo al piso y lo apaga con el pie. “En realidad, este se lo robé a Sean”.

“Ah. Sí, no empieces a fumar otra vez…” Quiero demostrarle que no me gusta el hábito, pero no puedo ocultar el hecho de que yo también fumé una vez. “Yo lo dejé hace mucho tiempo. Nunca me gustó, era simplemente mi fase rebelde de adolescente”.

James ríe suavemente. “Todos tuvimos una…”

Yo también río. “Ya sabes, beber, fumar, faltar a clases, cabello de todos colores… ¡Todavía tengo algo de eso!” Le muestro el mechón de cabello rosa que mantengo en la parte de atrás de mi cabeza, oculto debajo de mi cabello natural. Solo puedes verlo si me recojo el cabello hacia arriba.

“Yo me fui de la escuela a los quince”, dice James, “Quería concentrarme en la música, ya sabía lo que quería hacer. Mis padres me lo hicieron muy difícil. Peleaba con ellos todo el tiempo, rompí guitarras…”

Vaya. Es difícil imaginarme a James rompiendo una guitarra en un berrinche adolescente.



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En el texto hay: amor, viajes, musica

Editado: 18.02.2018

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