LUCY
Mis padres me dejan frente a la casa de Agatha y yo respiro hondo, sintiendo que así calmo mis nervios. Sin embargo, eso no sucede.
De reojo noto la figura de mi amigo fantasma y es lo único que me hace sentir un poco mejor, saber que lo tengo junto a mí.
—Hey, ¡viniste! —saluda Luke, por lo que sonrío.
—Estoy lista para salir huyendo de aquí en cualquier momento —ironizo y él se ríe.
—Todo irá genial. ¿Entramos? —pregunta, alzando su mano en mi dirección. Yo miro su mano y luego a él antes de aceptar el gesto y adentrarnos al lugar—. ¿Tomas?
—Sí, claro. Luego me aniquilan mis padres —hablo con sarcasmo evidente.
— ¿Estás muy familiarizada con las ironías y el sarcasmo, uh? —se burla.
Yo busco con la mirada a Greg y sonrío al encontrarlo en el bar, mirándonos de lejos.
—Bastante —respondo.
Greg nos mira y luego sus ojos van en otra dirección: mi mano sosteniendo la de Luke. No sé por qué termino soltándola de inmediato y mi amigo, el que está vivo, me mira un poco extrañado.
—Supongo que una cerveza no me hará mal, ¿uh? —busco desviar la atención y él asiente, sonriendo.
Vamos a la barra y me sirve una cerveza en uno de esos típicos vasos rojos de fraternidad. Yo le doy un sorbo y hago un gesto de asco, sin embargo… tiene un sabor distinto al final así que no me incomoda.
— ¿Bien?
—Extraño, pero bien —respondo, encogiéndome de hombros—. ¿Qué se supone que se hacen en estas reuniones?
—No tengo idea. Nunca he ido a una —admite y ambos reímos—. Supongo que charlar, pero con alcohol y música a todo volumen.
Observamos a nuestro alrededor, notando que hay varias (muchas) parejas besándose muy apasionadamente y volvemos a mirarnos con el ceño fruncido en señal de asco.
—Charlar no es, al menos eso ya lo sabemos —bromea.
—Preferiría estar con tus amigos que aquí. Y no conozco a tus amigos —le recuerdo, señalándolo con el dedo índice de mi mano que sostiene la bebida.
—Pues… podemos hacer algo —dice, colocando sus manos tras su espalda y acercándose un poco a mí—. Bailamos un par de canciones y nos vamos.
Una ligera ventisca me sacude el cabello un poco y busco a Greg con la mirada, pero no lo encuentro.
—Uh, está bien. Aunque soy muy mala bailarina —admito, avergonzada.
— ¿De verdad? —pregunta y yo le doy un ligero asentimiento de cabeza—. ¡Yo igual!
Tira de mi mano y yo me apresuro en dejar la bebida sobre la barra antes de continuar mi camino hacia el centro, donde muchos compañeros se… restriegan entre ellos.
Una canción suave comienza y empezamos a movernos torpemente de lado a lado, con mis manos en sus hombros y las suyas en mi cintura. Nos reímos un poco porque somos muy malos para esto y él me toma de la mano para darme una vuelta lenta que me hace trastabillar un poco.
—Apesto mucho en esto —le digo, riéndome un poco.
—Me parece que lo haces genial —responde, haciéndome sonrojar un poco—. Al menos, mejor que yo.
—Eso sí —me burlo y él rueda los ojos, riéndose. Busco con la mirada a Greg y frunzo el ceño un poco al no saber dónde está. ¿Se habrá ido? —. Uhm, debo ir al baño súper rápido. Ya vuelvo.
No creo que se haya ido, le prometió a papá estar presente, pienso mientras deambulo por el lugar. Esto es lo bueno de no saber en serio dónde queda el baño.
— ¿Qué buscas?
Doy un respingo, llevando mi mano al pecho. El corazón me galopa con terror y me doy media vuelta para apreciar a la persona que me habló.
Es Agatha.
—Uhm, el baño —respondo, mirando a mi alrededor con nerviosismo.
— ¿Quién te trajo a mí fiesta? —pregunta, acercándose a mí de manera depredadora. Se cruza de brazos y alza una ceja en mi dirección, esperando que hable.
—Vine con… con Luke —balbuceo, retrocediendo con lentitud.
—Pensé que había sido tu amigo imaginario, retrasada —se burla, mostrando una sonrisa cínica.
—Ohm, retrasada no debería ser considerado como un insulto —le digo y ella rueda los ojos—. En serio necesito ir al baño. Así que… con permiso.
—Ni sabes dónde queda —dice, esta vez quitando su pose defensiva—. Ven conmigo, Matilda.
Me da la espalda y yo ruedo los ojos, suspirando. Me guía hasta el baño y me adentro en este, sintiendo que al fin puedo respirar. Me miro en el espejo hasta que me calmo y asiento con lentitud.
—Eso no estuvo… tan mal —me digo a mí misma.
— ¿Qué cosa?
— ¡Ahhh! —grito, dándome media vuelta. Suspiro de alivio al ver que es Greg y me dejo caer sobre la tapa del retrete—. Si las personas no deben hacer eso, menos los… fantasmas —susurro lo último, mirándole.