LLEGO EL GRAN DIA
Para William volver a Londres no era algo sencillo, esa ciudad no podría ser jamas un sitio en el que el pudiera sentirse cómodo, la gente, el aire, el clima, todo le resultaba desagradable, pero debía hacerlo, había llegado el momento de dejar huir y enfrentarse a aquellos a los que hubiera preferido no volver a ver, ya se encontraba ahí asique echarse atrás no era una opción. Mientras el señor Silker terminaba de ordenar la habitación de William en casa del Duque de Stirling, tanto el Duque como el Marques se encontraban bebiendo una copa en el estudio de la enorme casa.
-Stirling no te resulta en exceso sofocante este enorme caserón?
Pregunto William mientras desabrochaba los botones de su levita y procedía a sentase en un inmenso sillón de estilo barroco, Thomas lo observaba divertido pues sabía muy bien que ver a William en esas fachas era privilegio de muy pocos, por no decir que era el él único privilegiado.
-Como podría alguien sentirse sofocado con tanto espacio Davenfor?, está bien puede ser una de esas ocasiones en la que puedo olvidar que eres un hombre adulto y creer que a quien tengo enfrente no es más que un mocoso que intenta ser un hombre.
William puso sus ojos en blanco e hizo un pequeño chasquido palatal, para restar importancia a las palabras de su amigo, acto seguido con una mueca divertida y un movimiento de cabeza señala la correspondencia que se encuentra acumulada en el él escritorio del Duque, repantigándose en su sillón procede a dar la estocada de gracia para arruinar la tarde a su amigo.
-Creo que deberías revisar tu correspondencia, veo que tu madre se ha encargado de que no te hagan falta invitaciones a los bailes y veladas para esta temporada.
La mirada que le dedica Thomas es casi letal.
-Recuerde mi querido Marques que con solo una palabra mia usted correrá la misma suerte, espero por su bien que no insista en aumentar el mal genio que acabo de ganar gracias a su excelencia.
-OH!!! No debe usted inquietarse por algo tan trivial como eso Mi Lord, créame que por el día de hoy no se repetirá.
Largo una carcajada tan potenzada que no la pudo contener aun intentando cubrirse la boca con la mano, esta salía desde sus entrañas, sabía que Thomas usaba honoríficos cuando estaba frustrado y berrinchudo. William invirtió todo su esfuerzo en recomponerse o de lo contrario tendría al Duque de Stirling pataleando y gritando en el suelo, contuvo su respiración por diez segundos hizo una honda inhalación y luego bebió un gran sorbo del líquido ambarino que contenía su vaso. Tantos años con Thomas habían conseguido que pudiera tener buenas técnicas para contenerse en situaciones como esta, sabía que la idea del matrimonio era algo que en verdad molestaba a su amigo, pero no podía evitar el pincharlo, el Duque de Stirling era mucho más infantil cuando estaba en modo caprichoso.