Sus labios rozarse en los de él me atormentaba, esa imagen no sale de mi cabeza, otra estudiante en mi lugar estaría disfrutándolo y corriendo el nuevo chisme a todas partes, pero en mí, era un sentimiento frio y poco agradable, un sentimiento de inquietud a mi corazón.
¿Por qué? Es un desconocido, tal vez la chica sea su esposa o algo parecido, conmigo a cruzado ciertas palabras y unas cuantas sonrisas. No es nada para mí.
Los músculos de mis piernas comienzan a sentir la tensión por la caminata que estoy haciendo, pies y rodillas duelen con cada paso que doy, pero necesito salir rápido de este ambiente.
Necesito a mi mejor amiga. Busque mi celular entre mis cosas y comencé a escribirle un whatsApp apretando mis labios con la suerte en la garganta para que ella esté con el celular en la mano.
¿Estás disponible para mi justo ahora? —envio —. Siento mucho molestarte
Fue lo último que escribí y expulsé todo aire que comprimía mis pulmones.
Un tropezón hace que golpee a una persona con mi cuerpo, mi pie derecho no aguantó todo mi peso y cayó al suelo junto con la otra persona.
—Lo siento tanto, déjame ayudarte —trataba de ayudar al chico con quien me tropecé.
—No te preocupes —dice sonriendo —. ¿Estás bien?
Nos levantamos y sacudimos nuestras ropas, por otro lado no sé cómo se rasgó mi pantalón haciendo que en la caída se produjera un raspón leve.
—Sí, estoy bien —lo mire y fue como mirarme a mí misma pero en modo hombre —. No sabes que, no, no estoy bien, estoy alucinando —sonríe y me entrega mi celular –. La pantalla… —hizo un gesto como si le hubiera dolido en el momento que habrá rodado mi celular por el pavimento hasta dañarse la pantalla.
—¿Ese es el estilo de tu pantalón? —hice una mueca y negué.
—Pero no es de preocuparse solo fue el pantalón. Disculpa cualquier daño —iba a marcharme cuando sostiene mi mano.
—Puedes tropezar de nuevo. No vayas tan rápido —saco un pañuelo de su leva —. Lo necesitaras para esa pequeña pérdida de sangre. —antes de marcharse, con su dedo índice dio un pequeño hincón sobre la punta de mi nariz.
Es un poco más alto que yo y, aunque no sepa bien si estoy o no alucinando podría jurar que tiene mucho parecido a mí.
«Encontré mi otro yo en un hombre»
Avise a mi casa que después de la universidad estaría con Eileen. Ir en estos momentos a la cafetería o, a mi casa, es para que comiencen a preguntarme porque estoy de este ánimo y, no tengo cabeza para dar explicaciones.
—Futura ingeniera, no puede andar diciendo por mensajes de WhatsApp que usted es una molestia o le partiré la frente con la cuchara que tengo sobre mi mano —su mirada es desafiante, pero su enojo lo único que provoca es risa.
—Eso no ha funcionado conmigo.
Eileen sabe que en momentos deprimentes una buena porción de azúcar es muy bien recibida en el sistema, aunque no sea saludable, pero se requiere en estas situaciones. Se desenvuelve muy bien en el mundo de la repostería, gracias a las clases que recibió por mi familia luego de regresar juntas después de las clases en la secundaria. Y eso es lo que me está preparando justo ahora, uno de sus poster con recetas creadas por ella misma.
Con su mamá tienen un pequeño negocio de entregas de arreglos florales y detalles para los enamorados, es el lugar donde Austin gasta una parte de su sueldo para sorprender a Rosme.
—No lo sabemos, aun no estrello la cuchara sobre tu frente —amenaza con el cucharón —. No eres una molestia, para nadie, y peor para mí —agarró mi mano y me miró con una sonrisa de lado —. Eres mi mejor amiga, un ángel que se convirtió en un ser humano para iluminar la vida de los demás, tienes el corazón de tu mamá ¿Crees que me he olvidado lo que hiciste por mí en la secundaria? —negué —. Así que, comienza a contar que es lo que te preocupa mientras se termina de hornearse lo que estoy preparando.
Le conté todo, sentí que todo el peso de encima se desvanecía y era un gran alivio, casi como cuando haces algo mal y necesitas el perdón de tus pecados. Qué manera de comparar esto.
—Así que el muchacho sorpresa, terminó siendo tu profesor de física en la universidad que tanto querías estar y ahora no quieres estar.
—Mejor no lo podías decir —le pasé la caja de galletas oreo ya que estábamos tumbadas en el sofá viendo mi novio es un zombie, luego de empacharnos por la tarta que hizo.
—Tal vez esa chica sea su enamorada, o tal vez, ese tal Ethan se bese con quien sea y tu adolorida por él —quise hablar pero no me dejó —, Te ilusionaste de él sin que te des cuenta, por no decir que estas enamorada.
El corazón me comenzó a palpitar fuerte y las manos sudaron rápidamente.
—No, tu estadística es totalmente errónea —gateé por los espacio de los muebles, y me situé por las sillas del comedor, Eileen hacia lo mismo en seguir mis pasos.