Es domingo por la mañana, una chica con aspecto de cabello azul oscuro largo, ojos color violeta, piel blanca y con 17 años, se levantaba de su gran cama esponjosa y hecha de algodón, su nombre era Violeta Garcia, ella es una chica hermosa, por dentro y por fuera, tiene una sonrisa cálida, y su gentileza la hace ver una chica tierna y amable, vive en una gran mansión, junto con sus padres quienes son unos importantes personajes en la ciudad, su padre es Mark Garcia, un importante empresario, dueño de su propia empresa "Industrias Garcia", un ser imponente y arrogante, quién no le importa ser gentil, le importa tener poder y estar por encima de todos, su madre Maria Garcia, la diseñadora de modas más grande de la ciudad, una mujer obstinada y terca, quién cree que la única que tiene la razón es ella, en fin Violeta comparada con sus padres es muy diferente.
Esa mañana ella se levantó, se bañó y se preparó para salir, llevaba puesto un vestido de color azul oscuro que le llegaba a las rodillas, en su cintura tenía una cinta del mismo color pero más claro, su cabello lo llevaba suelto pero estaba decorado por una hermosa hebilla con brillantes, se puso unas zapatillas negras de medio tacón y pinto sutilmente sus labios de color rojo, bajó al comedor donde estaban sus padres, comiendo un gran desayuno que había preparado el cocinero de la mansión.
-buenos días papá, mamá-
-buenos días hija- contestan los dos.
-¿vas a dar tu paseo matutino?- pregunta su padre.
-si, ¿no quieren acompañarme?, ¿mamá?, ¿papá?-
-lo sentimos hija, pero tu madre y yo, tenemos unos asuntos pendientes que tenemos que arreglar con la empresa, será para otro día- responde él.
-oh...eh, bueno, será para otro día- dice un poco triste.
Después de desayunar y hablar con sus padres, ella se despidió de ellos para salir y pasear un rato por la ciudad, siempre pasaba, nunca podía salir con sus padres realmente, siempre tenían asuntos de la empresa que los mantenía ocupados, por eso siempre salía sola, iba caminado por el centro de la ciudad, ya había comprado algunas cosas, algunos dulces para ella y sus padres, de repente el cielo se va tornando oscuro, las nubes se pusieron grises y empezaron a caer pequeñas gotas, que se fueron convirtiendo en una tempestad, Violeta corría por la calle a ver si encontraba un lugar en donde escamparse, hacia mucho viento y los árboles que estaban cerca se movían bruscamente, las ventanas de los edificios se golpeaban contra las paredes y algunas se rompían, Violeta estaba asustada, de pronto un señor de un restaurante le dice que entre para que no se mojara más, ella entra rápidamente al lugar, sintiéndose un poco aliviada.
-(que bueno que encontré un lugar para escamparme...espero que mis padres no estén preocupados)-
-¿señorita?...¿se encuentra bien?-
Sus pensamientos fueron interrumpidos por alguien que le estaba hablando, cuando voltio su rostro sus mejillas se sonrojaron notablemente, un chico de cabello rubio, ojos azules claros y piel blanca la miraba con una sonrisa, ella se quedo sin palabras cuando lo vio, se quedo un momento callada pero al momento despertó y contesto.
-eh...oh...si...si, estoy bien...no se...preocupe-
-¿porque no se sienta en una de las mesas, mientras espera?-
-¿eh?, pero...no quiero molestar...-
-no es molestia, por favor tome asiento-
-...gracias...-
Violeta tomó asiento como se lo había dicho aquel joven, él se retiró un momento y luego volvió con una taza de chocolate caliente, ella estaba muy sorprendida.
-tome, esto le ayudará a calentarse un poco-
-no podría...no quiero molestar más...-
-no se preocupe, la casa invita, tome por favor-
-...esta bien...gracias...-
El joven le dedicó una sonrisa y se retiró, Violeta se quedó un poco sonrojada tomando la taza de chocolate que le había dejado él, espero un rato más, hasta que la tormenta cesó y ya se podía salir, Violeta se levantó de donde estaba sentada y se iba a marchar, cuando se acordó del joven mesero que la había atendido, miró hacia adentro del restaurante y lo vió en el fondo de este, se le acercó tímidamente y le dijo.
-disculpe...muchas gracias por haberme...atendido...-
-no es molestia, para eso estoy, para servirle-
-gracias...yo, bueno, ya me voy...adiós-
-tenga cuidado señorita, espero que vuelva pronto, que le vaya bien-
Ella se va, él la observa marcharse con una sonrisa, Violeta al salir del lugar, coge su celular y llama a su madre.
-¿hola?-
-mamá, hola-
-¡hija!, ¿estas bien?, tu padre y yo estábamos preocupados, escuchamos en las noticias que había caído una tormenta, que había hecho algunos daños-
-si mamá, estoy bien no te preocupes-
-¿donde estas?, para enviar un chofer por ti-
-no será necesario mamá, yo puedo ir sola-
-claro que no, ahora dime ¿donde estas?-
-ah, de acuerdo, estoy en la entrada del centro comercial-
-bien, espera ahí, un chofer va a ir a recogerte-