Después de despertar Violeta hizo su rutina normal, se bañó y se puso su uniforme de la preparatoria, se despidió de sus padres y se fue con el chofer directo a la preparatoria, al llegar se le vino el recuerdo agrio, del momento en que Suzaku la amenazo, tendría que pasar toda la mañana con su mirada autoritaria que la incomodaba, de ninguna manera iba a enamorarse de él, estaba muy equivocado si la iba a conquistar, ella no era de las chicas que se lanzaban a los pies de cualquier chico con dinero, decidida a defenderse se dirige a su salón, cuando llega se encuentra con un Suzaku esperándola con una sonrisa cínica.
-hola Violeta, te estaba esperando-
-Suzaku...no vayas a creer que voy a caer en tus redes-
-es que no lo estoy creyendo, sé que caerás pronto, nadie se resiste ante mi además siempre obtengo lo que yo quiero-
-estas muy equivocado si piensas que yo voy a ser tuya, nunca lo seré-
Suzaku lanzó un suspiro y se acercó peligrosamente a Violeta, dando divertidas vueltas alrededor de ella, empezando a susurrar en su oído.
-pobre, pobre, Violeta, no sabes de lo que soy capaz con tal de harcerte mía-
Violeta se aleja rápidamente, mirándolo asustada, mientras que él se va a su puesto riendo cínicamente, toca el timbre para entrar a clases, todos los alumnos empiezan a entrar a su respectivos salones, Violeta resignada se sienta en su puesto, sintiendo aún la sucia sonrisa que tenía Suzaku detrás de ella, así transcurrió el resto de la mañana, Violeta sintiendo la mirada amenazadora de Suzaku, y él confiado de que ella sería de él, al terminar las clases Violeta por fin pudo escapar de Suzaku, sabiendo que el chofer estaría ahí para llevarla a la mansión. Cuando llegó a su mansión, se sintió un poco más tranquila, fue a su habitación e hizo las tareas que le habían dejado en la preparatoria, descansó un poco y se decidió por salir, llevaba un puesto un jean azul oscuro, una camisa rosada, unas baletas negras y en su cabello llevaba una cinta de color rosado, después de caminar un rato por la plaza de la ciudad, pasó por el restaurante donde se había escampado esa tarde, se adentró un poco y ahí lo vio, aquel chico que la había atendido, estaba ahí atendiendo a otras personas, con su sonrisa sincera y una libreta en sus manos, se retiró de la mesa en la que atendía y se fue a hacer el pedido, entró una pareja y se sentó en una de las mesas en la que ella estaba cerca, del fondo del restaurante aparece él y atiende a la pareja, cuando se iba a marchar vio a una chica mirándolo, sabía perfectamente quien era, la misma chica que se había escampado ese día de la tormenta, se acercó a ella, Violeta se empezó a sentir nerviosa y sus mejillas se empezaron a sonrojar.
-señorita, me alegra verla de nuevo, ¿que la trae por aquí?-
-...eh...yo...sólo pasaba por aquí...y pensé...en saludarlo-
-oh, pues gracias, ¿porqué no toma asiento?, debo hacer este pequeño pedido, vuelvo luego-
-...ah...¡espere...!, se ha ido...- se dijo asi misma.
Ella se sentó como le dijo él, se sentía algo nerviosa, su corazón latía muy rápido y sentía sus mejillas arder, cuando por fin aparece él, se acerca con una sonrisa que deja a Violeta sin aire.
-bien ahora si, podemos hablar un poco-
-no quiero quitarle mucho tiempo-
-no pasa nada, no se preocupe-
-...de acuerdo...en realidad...yo...quería saber...su nombre-
-¿mi nombre?, me llamo Max Villa, y ¿el suyo señorita?-
-...oh...yo...mi nombre...es Violeta Garcia...-
-bonito nombre Violeta-
Al escuchar eso Violeta se sonroja peligrosamente y responde difícilmente.
-...gracias...-
-no hay porque, realmente es hermoso, como lo es usted-
-...yo...yo...no se que...decirle...-
Max río amablemente, esa chica le simpatizaba mucho.
-bueno, ya creo que tengo que irme a trabajar, nos veremos después Violeta-
-...ah...claro...yo también me iba...-
-puedes venir cuando quieras, eres bienvenida-
-...gracias...Max, adiós-
-adiós-
Violeta se va del restaurante, por fin conocía su nombre, ahora lo recordaría cada momento, no sabía por que se sentía tímida frente a él, cuando lo veía su corazón empezaba a latir más rápido, su respiración se agitaba y sus mejillas se sonrojaban, al parecer se sentía atraída por Max, pero era muy confuso para descifrarlo, felizmente regresa a la mansión, se dirige a su habitación y se acuesta en su cama, pensando en Max, recordando la leve conversación que tuvieron, recordando esos hermosos ojos azules que le encantaba mirar, recordando su sonrisa, todo de él lo recordaba, feliz se quedo dormida profundamente.
A las 7:00 p.m, llegaba el señor Garcia a su mansión, tenía una importante reunión que decidiría el negocio de asociación de empresas, se acercó a la habitación de Violeta, abrió la puerta levemente y se dio cuenta de que estaba dormida, no la despertaría por ahora, cerró la puerta y bajó a su oficina para organizar todo para la reunión, después de una hora, no tardo en escucharse el auto de su invitado y fue a recibirlo.