Solo tú, Azul

2

2

Septiembre

En la actualidad…

—Holaaaaa, holaaaaaa. Azul, ¿estás bien?

Estoy absorta mirando al infinito y cuando vuelvo a la realidad, veo a la loca de mi amiga y secretaria, Cati, haciendo aspavientos.

—Azul, ¿me puedes decir dónde estabas? Porque tu cuerpo sí que está, ¡y madre mía qué cuerpo!, pero tu mente estaba muy lejos de aquí.

—Bueno, digamos que hoy estoy un poco melancólica —le digo con expresión triste.

—Pues alegra esa cara que hoy es viernes, además, tenemos que ponernos al día con todo lo que hay pendiente, así que bajo a por unos cafés y nos ponemos las pilas.

—¡Señor! ¡Sí, señor! —contesto con fingida seriedad, haciéndole el saludo militar.

—Así me gusta, que se note quién manda aquí. —Se va riendo y moviendo el culo de una forma que solo sabe hacer ella dentro de ese minúsculo vestido.

Trabajo en un despacho de abogados desde que me licencié en derecho. Tuve la suerte de empezar las prácticas en un bufete de Barcelona, donde el dueño vio en mí un potencial y, por lo visto, no le he defraudado.

Me especialicé en diferentes ramas de la abogacía, al principio empecé como abogada matrimonial y, para mí, resultó ser un infierno. Por el alto nivel adquisitivo de nuestros clientes veía tanta injusticia, con respecto al resto de la humanidad, que me desquició y, al final, me decliné por el tema laboral. Así que ahora trabajo asesorando en temas de importancia con grandes multinacionales.

El problema lo tenemos ahora. Después de torear la crisis como hemos podido y luchar día sí y día también, resulta que nuestro bufete no aguanta más. Según nos informó ayer el Sr. Olivé, dueño de toda la planta de este edificio, dentro de lo malo hemos tenido suerte, ya que, por lo visto, nos ha absorbido otra empresa.

Lo que no sabemos es si seguiremos como hasta ahora, con los mismos clientes, con el mismo personal, si habrá despidos o por el contrario vendrán más abogados a la empresa. El próximo lunes nuestras dudas se disiparán, ya que vendrán los propios «compradores» a informarnos de todo.

—Aquí tienes, café largo para la jefa más maravillosa del mundo.

Cati deja el café sobre mi mesa en el único espacio en el que no hay papeles. Sin tiempo que perder, empezamos a organizar todo el caos pendiente.

Cati entró por el mismo tiempo que yo, pero como administrativa. Rápidamente nos hicimos amigas y es que lo que tengo claro en mi vida es que no puedo con las injusticias y, eso, muchas veces me trae de cabeza, tanto a nivel profesional como personal.

Ella era una chica apocada, vestía con ropas excesivamente grandes para su talla. Parecía que quería esconderse del mundo hasta que un día me planté y le exigí que me explicara cuál era su problema, aunque yo ya me había dado cuenta.

Con mucha paciencia y cariño la ayudé poco a poco a ser la persona que, yo sabía, estaba bajo toda esa ropa y esas capas de timidez. Salió la maravillosa Cati, una preciosa y alegre damita que no le importa que la miren por su descarada manera de vestir y tiene el valor de decirle a una chica «me gustas». Estoy muy orgullosa de ella.

—Esta noche he quedado con las chicas del gym para irnos de fiesta. ¿Te quieres venir?

—No, gracias, Cati. Hoy me voy a recluir en casa y no saldré hasta el lunes por la mañana, además, aún tengo jet lag del viaje.

Hace tan solo unos días que he vuelto de Argentina. He pasado todo el mes de agosto allí y he conocido al que es mi hermanastro.

El mismo día que me licencié, mi madre descubrió que mi padre tenía una doble vida en Argentina, cosa que él desmintió hasta la saciedad, y solo admitiendo, al final, que tenía un hijo de mi edad y que había sido en un momento de debilidad.

Mi padre viajaba una o dos veces al año a su país natal, decía que tenía negocios que atender allí y de paso aprovechaba para estar con sus padres. Por su parte, mi madre no quería dejarme sola con mis abuelos durante tantos días, así que como un matrimonio donde hay confianza él partía sin ningún tipo de problema u objeción por parte de mi madre.

Hace exactamente nueve años que mis padres se separaron y ocho que no veía a mi padre. Al no poder convencer a mi madre para que le perdonara, mi padre decidió irse a vivir con mis abuelos paternos. Mi madre me mantuvo al margen de todo y me exigió seguir manteniendo contacto con mi padre porque, según ella, a quien engañó fue a ella, aunque yo no estoy muy de acuerdo con eso, yo también sufrí daños colaterales al tener que aceptar a un hermano que no sabía que existía. Pero, por suerte, todo ha ido bien y durante este mes de agosto he visto a mi padre y he conocido a mi hermano Lucas.

Es informático y en su tiempo libre profesor de windsurf. Un «potraso» de mucho cuidado, como dicen allí, y he podido comprobar cómo media Mar del Plata sucumbe a sus encantos y no es para menos. Es un par de años más pequeño que yo y dos palmos más alto, tiene el pelo castaño claro rizado y le llega hasta los hombros. Cuando lo vi por primera vez me impactaron sus ojos tan parecidos a los míos, pero es en lo único que nos parecemos.

Lo han criado mis abuelos paternos, ya que, por lo visto, lo único que pretendía su madre era poder enganchar a mi padre y al ver que no lo conseguía, abandonó a mi hermano en casa de mis «viejitos» y, por lo que he visto, nunca le han perdonado a mi padre que fuera infiel a mi madre.

Después de un día agotador y sin haber terminado todo el trabajo, recojo mis cosas y me voy a casa. Pienso en llenar la bañera hasta el máximo permitido y voy a relajarme tanto que espero no dormirme.

Vivo en un piso alquilado y por la zona donde está yo no me lo podría permitir, pero fue uno de los incentivos de mi trabajo y todos los abogados del bufete disponemos de un piso de alquiler pagado por la empresa.

Yo he aprovechado estos años y con el dinero ahorrado me compré una casita en un precioso pueblo costero a cuarenta kilómetros de Barcelona. Allí vive mi madre. Mi trabajo ocupa casi todo el día, así que para mí es más cómodo vivir en Barcelona y que ella disfrute de su huertecito y la naturaleza que le rodea al lado del mar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.